Dayana Darias Valdés, estudiante de Periodismo
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15 Julio 2016

Las sirenas, criaturas mitológicas distinguidas por su voz angelical y atractiva forma, han sido tratadas en la literatura, las artes plásticas, el teatro y el cine, como hermosas musas que han despertado las más disí­miles leyendas a lo largo de la historia.

Cuba no deja de ser plataforma para tan interesantes criaturas, por lo que cuenta con varios mitos que van desde las sirenas de Caibarién y Cienfuegos hasta las de las orillas del rí­o Bélico, en la ciudad de Santa Clara.

Conocida como pecadora o mujer de mala vida convertida en sirena en señal de castigo, La Princesa, nombre que tomó de la poza donde habitaba, fue la más traviesa dentro de las historias clásicas santaclareñas.

Manuel Garcí­a Garófalo, en Leyendas y tradiciones villaclareñas, la convierte en un ser enorme de larga cola y plateadas escamas, boca pequeña y cabeza de mujer joven con oscuro cabello.

El fanatismo y la falta de conocimientos la convirtieron en una criatura monstruosa, hija del miedo y causante de varios sucesos que ocurrí­an por los alrededores.

Para quienes no conocen la historia, La Princesa quien se decí­a cantaba a los hermosos lugares de la localidad se convirtió en la protectora de la ciudad y en protagonista de las historias contadas por las madres de antaño.

Juan O' Farril en entrevista con la pintora y promotora Aida Ida Morales, en 1973, hizo alusión a la sirena santaclareña:

«A mí­ me contaron mis padres que habí­a una señora que, pasando un rí­o en el cual habí­a una poceta, vio a una dama sentada en una piedra peinándose. Ella le pidió un objeto y la que estaba pasando el rí­o no se lo dio. Se fijó bien y vio que era una madre de agua, mitad mujer de color blanco, y mitad pez ».

Podemos decir que la sirena del rí­o Bélico no posee una historia sólida, pero a su favor cuenta con la imaginación y el respeto de los santaclareños dispuestos a resguardar el patrimonio histórico local.

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