Pedro Méndez. (Ilustración Adalberto Linares)Pedro Méndez se jubiló. Ese es el término oficial, aunque me gustaría empezar de otra manera: Pedruco inició una «etapa crea tiva fuera de plantilla ».
Me parece mejor, porque el «Ministerio del Humor » no admite jubilaciones, y para asegurarse de que siga contribuyendo a la Seguridad Social de la alegría, este jueves lo ascendimos al grado de humorista por gracia propia.
Sucedió en el central Braulio Coroneaux, pero hasta unas horas antes no supimos que sería el lugar escogido para esta iniciativa conjunta de los municipios de Encrucijada y Cifuentes. Tal vez la discreción obedecia a lógicas cuestiones de la logística, o se me ocurre que para protegerlo de la «venganza » (terrenal o celestial, nacional o internacional) de las tantas personalidades a las que ha «a-tendido » en estos años.
Pero humor con humor se paga, y, por supuesto, los colegas de Melaíto aventajan a los que solo podemos dibujar con la palabra. Por eso le agradezco a Pedro «soportar » nuevamente lo que le escribí en ocasión de un Día de los Padres, y que hoy acepto hacer público en Vanguardia, porque mi pedido de entonces sigue en pie.
Pedro:
Nos traicionaron los vendedores ambulantes. Mira, las vendían por docenas, plásticas, y las ideales, que son las de madera. ¡Y hasta estaban en precio!, que es una frase que nunca debe decir un periodista.
Pero desde que se me ocurrió regalarte dos o tres docenas por el Día de los Padres, ni un vendedor entona ese pregón... « ¡El pan, el pan! » « ¡Plátano- cebolla-ajo-malanga-boniato, ají chay...! » « ¡Chupa chupa-chicle-pastilla e' mentol...! » Nada de lo nuestro.
¡Ah!, si tú fueras un Pedro cualquiera hace rato que hubiera «matado » el regalo con una postal de Correos de Cuba. Quizá para estar a tono con ciertas «retaguardias artísticas » te dedicaría una naranjita con spikes, sombrero y banderitas.
El zar del humor
La historia nos cuenta que en la antigua Rusia gobernó con grandes aportes para su país Pedro I el Grande, zar de toda la Rusia.
Era un hombre apuesto, ancho de espaldas, brazos musculosos y de dos metros cuatro centímetros de estatura.
(Caricatura: Alfredo Martirena)Si nos montamos en la máquina del tiempo y recorremos más de tres siglos para aterrizar en Báez, nos encontraríamos con otro Pedro el Grande, también ancho de espaldas, brazos musculosos, aunque no de tan alta estatura como la del soberano ruso, pero sí superior por el alcance de su sentido del humor, que lo ha convertido en el zar de Melaíto desde su fundación.
Llegué a trabajar con él como bufón de su corte a principios de los años 70, para ser uno de sus más cercanos colaboradores y aprender de su vasta experiencia, llegando a coronarme como príncipe del humor en el reparto Dobarganes.
A este compañero y hermano nuestro lo distingue su refinada capacidad para sacarle humor a todo lo que ve y toca, lo digo en mi pleno juicio, porque no han sido pocas las veces que en los momentos más solemnes mi trasero ha sido testigo mudo de un desliz de su mano, seguido por la sonrisa de humorista nato y al momento un abrazo entrañable.
Estoy plenamente convencido de que soy el menos indicado para venir aquí con un discurso, pero sí traigo en esta semblanza la tremenda carga de amistad que le tributamos a Petrovich Mendezlevich Suárez, zar del humor en nuestro país.
Y siempre estará a nuestro lado, porque si no es con sus compañeros, con su hermosa familia y con el júbilo de humorista imprescindible, ¿dónde si no?
Roland
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Solo que tú no eres un artista... Sería más fácil si fueras Pedro el Grande. Está bien, está bien; estás pensando que el tipo medía dos metros y pico... Sin embargo, con ese tamañazo nada más que era zar de Rusia, y tú, con menos carapacho, tienes reinos por todo el mapa mundial de la risa.
¡Qué dilema el mío! Oye, que pasan todos: el flaco de las ventanas de aluminio, el mulato del bistec de mura, el ronco del ajo porro. Y de lo nuestro, nada...
Te lo cuento, porque para eso somos placeteños: tú, de La Ceja, en Placetas country, y yo, de Placetas city, pero igual, cuando algo se me mete entre ceja y ceja... Por eso te digo: «Tú, tranquilo; tú, tranquilo; tú, tranquilo, mi compay; tú, tranquilo ».
¿Te acuerdas de esa canción? Seguro que más de una vez la desbarataste con los pies, y de paso le acabaste los zapatos a Lupe... ¡Que te quiten lo bailado, lo importante es divertirse!
Ese tema lo cantaba Pedrito..., que ya no es Pedrito Van Van, y se quita el sombrero... Parece que decidió hacerle una nueva justicia a su apellido, y ahora es Pedrito Calvo. Tú también..., claro que tú también le haces honor a tus apellidos: Méndez Suárez. Solo te lo digo por si decides incluir al ex Van Van en tu colección de A-tendiendo personalidades.
Verdad que tú y tu hijo Janler son unos bichos, porque en este país siempre van a sobrar las personalidades, y las personas dispuestas a darles un homenaje... Y ahí mismo llegan ustedes, plantan el cordel, sacan los lienzos y ponen a secar lo mismo a un Premio Nacional de Literatura que a un Nobel.
¿Entiendes entonces por qué elegí mi regalo? Y estoy segura de que va a aparecer, lo que pasa es que tú eres Pedro el Adelantado. Más conquistador que el mismísimo Pedro Alvarado, gobernador y adelantado de Guatemala, porque tú has conquistado Cuba, México, Japón, España, Grecia, la URSS, exYu gos lavia y una pila de «ex » más. Con solo una pequeña tropa: Roland, Linares y Martirena, mantienes el imperio villaclareño en San Antonio de los Baños. ¡Qué San Petersburgo ni Pedro el Grande y su enorme ejército!: ¡Pedro Méndez y Melaíto, sí, señor!
Así que «a-tendiendo » a tu personalidad, quería hacerte un regalo por cuenta propia, pero los vendedores no me ayudan. De todas formas, te repito: «Tú, tranquilo; tú, tranquilo », firme ahí como guajiro bien planta'o, que mi presente va, y lo vas a usar mucho antes de que Melaíto publique un número especial sobre el próximo triunfo del «Villa Clara » en la pelota o el aumento del salario.
Ve pensando qué vas a hacer para esas portadas. Disculpa, donde escribí «ve pensando » debió ir «ve filtrando », que es como dices tú, mientras que otros artistas hablan de musas. Por supuesto, tú tienes tus ins pi ra do ras, pero no llevan raros nombre citos griegos...: las tuyas son Lupe, tu hija Yanet y tu nieta Ariadna.
Pedro, algo más, y esto sí debe quedar entre tú y yo. Sé que me paso de tamaño, peso y color para ser una musa griega, me falta currículum para ser personalidad y merecer un homenaje... Pero, Pedro, como tú siempre dices: «Somos placeteños », así que hazme una caricatura.
¿Te sorprendí? ¿Y por qué crees que llevo tantos días preparada, incluso para si me tiran el pregón en otro idioma. Lo mismo entiendo el puro oriental cubano: «Traigo perritos », que palito de tendedera, presilla o mordiente, según la geografía del cubano ha blante.
Pero mi regalo tiene que ser ese, porque tú eres grande, adelantado..., ¡y cómo no, esta vez también vencerás al Lobo! Y aunque no sé dónde, porque en Santa Clara El Bosque es por divisa, también tendremos celebraciones (nada de homenajes) con todos los personajes de Vanguardia. Una, dos, tres fiestas...; de que van, van..., quizás hasta con Pedrito Calvo.
«Tú, tranquilo; tú, tranquilo; tú, tranquilo, mi compay; tú, tranquilo », que mi regalo, de que va, va. Pero necesito garantía para invertir parte de mi estático salario en varias docenas de horquillas. Prométeme que antes de seguir «a-tendiendo » personalidades, vas a desviar algunos recursos: un lienzo, pinturas, un pedacito de cordel y mucha mente, para hacerle la caricatura a tu coterránea y primera admiradora:
Rayma Elena
PD: Pedruco, sigue añadiéndole sonrisas a la autobiografía que desde hace ¿? años estamos enviando a los jurados del Premio Nacional José Martí de Periodismo. Ayúdanos con tu trazo y tu voluntad bien firmes, que nosotros insistiremos hasta que el jurado te «a-tienda ».