Fidel siempre estará presente en las batallas del pueblo villaclareño. (Foto: Ramón Barreras Valdés/Archivo de Vanguardia)
Idalia Vázquez Zerquera
@IdaliaVzquez
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23 Noviembre 2017
23 Noviembre 2017
hace 6 años
Nací entre consignas de una Cuba en Revolución, y el deseo de Fidel de hacer realidad los sueños del Moncada.
Crecí mirándote siempre erguido, animando al pueblo en cada triunfo, y dándole aliento en cada revés que supiste convertir en victoria. Ni huracanes desafiantes ni amenazas imperialistas doblegaron tu temple.
Maduré con tus programas hechos realidad, y un país socialista en vías de desarrollo.
Ante los achaques del cuerpo, tuviste el valor de ceder tu puesto a otros para continuar el camino trazado; pero seguías inquieto porque todavía tenías mucho que hacer, y no era el momento de partir.
Con la sabía de mil batallas, te dedicaste a recopilar memorias sobre tu visión del mundo contemporáneo y los peligros que lo acechan.
La noticia de tu muerte me llegó bien entrada la noche de aquel fatídico viernes 25 de noviembre, cuando me disponía viajar a La Habana.
Impresionaba el silencio imperante en las calles capitalinas como símbolo de respeto y dolor. Toda Cuba recibió con pesar el acontecimiento.
Entonces, recorriste la isla para darle el último abrazo a tus coterráneos, para regresar a tus raíces, más fuerte, más invencible, más inmenso.
A un año de tu adiós, el pueblo te sigue queriendo como el día en que, de Oriente a Occidente, irrumpiste con los barbudos en poblados y ciudades con la Caravana de la Libertad.
Ahora, otros discípulos tuyos guían la Revolución, esa que levantaste con ideas y nadie podrá quebrantar.
Tranquilo, no te defraudaremos. Tu simiente creció y echa raíces. Sabemos que allí donde reposan tus restos, contemplas la Patria orgulloso.