Última actualización: jueves, 28 de marzo de 2024, 19:40
Mayli Estévez Pérez
@mestevezp
1490
14 Marzo 2017
14 Marzo 2017
hace 7 años
Cuba hizo lo que no había hecho ante su victimario del primer choque en el Clásico Mundial de 2017, se mantuvo cerca, incluso dominó por momentos a la ofensiva nipona y el score del Tokio Dome. Japón hizo lo que mejor sabe, tener paciencia y aprovechar las grietas del pitcheo o la defensa criolla. Japón sabía que alguna brecha se abriría y ellos esperarían.
Baños y Sugano, los abridores por Cuba y Japón, respectivamente. (Foto: Ricardo López Hevia/Enviado especial de Granma)
Sugano, el as de la rotación japonesa, no había lucido hermético ante Australia y tampoco lo haría ante Cuba. Baños sí había lucido amplio ante la batería de bajo calibre china, pero ante la nipona sufriría desde los primeros envíos. El hombre proa, Tetsuto Yamada, le rompería la cadena de ceros colgados, apenas en el ¡Play Ball! Yamada avisaba, aunque no lo entendieran.
Cuba, como la vez anterior, le bateó a sus anchas al staff nipón. Bambinazo de Gracial un inning después, con Despaigne en base, pondría a los cubanos a soñar. Tres veces sucedería esto. Japón empataba, Cuba se separaba. En el cuarto, con la casa llena, y abrazo a dos carreras, el Benjamín del mítico Víctor Mesa, se anotaba dos empujadas. En el sexto con igualada a cuatro, Yurisbel Gracial, volvía a darles ventaja a los caribeños. Tres veces «cantó el gallo » en el Tokio Dome, y Cuba renegó de la victoria.
Mientras el primer bate el menos primer bate de la historia de Japón Yamada, se echaba el equipo al hombro. Participó en todas. Jonroneó en la primera, disparó doblete en el tercero e impulsó, recibió boleto en el quinto y anotó, y en el octavo apuntaló la barca, con la que intentan mandar a los cubanos a su Isla. Un segundo antes al bambinazo de Yamada al relevista Lahera, Saavedra había pestañeado en la primera almohadilla. El seguro inicialista, dejaba caer una bola que le había dado en el centro de su mascota. Era la grieta que los nipones habían estado esperando, la aprovecharon. El cerrador Makita terminaba de hacer el trabajo, con par de «congas » al máscara Alarcón y a Mesa. Jr.
Vista para sentencia, el andar cubano por la versión clásica del 2017, queda la sensación de que los cambios en la alineación debieron probarse ante Israel. Ahora solo restan rejuegos de fieles, que argumentan se le puede ganar a Holanda. Otra vez, y sin presumirlo, los tulipanes están listos para darle a los cubanos el tiro de gracia. Esto ya viene siendo «asesinato con alevosía ».