Osmaira González Consuegra
Osmaira González Consuegra
@oglezc
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20 Abril 2016

Hubiera preferido reproducir í­ntegramente su discurso en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), este martes 19 de abril. Dí­a que la Historia de Cuba se empeña en llenar de emociones.

Fidel, Raúl y Nemesia.Fidel, una vez más junto a Raúl y Nemesia. (Foto: Ismael Francisco/Cubadebate)

Pero la encomienda recibida fue la de comentar sobre la presencia de Fidel en la clausura del cónclave partidista. Como hace exactamente cinco años, en el VI Congreso del PCC, otra vez estuvo junto a Nemesia, la de los zapaticos blancos. Otra vez los sí­mbolos de la victoria en Playa Girón.

Habrí­a sido más fácil transcribir sus palabras. Porque cuando Fidel dice algo, lo deja todo bien claro. Sin embargo, escribir una opinión que resuma el sentir del pueblo, exige la pericia periodí­stica, la interpretación y el análisis de lo expresado por él.

Desde que se inició la sesión plenaria, su foto estuvo presente. Como continuidad de un Partido único: el de Baliño, Mella y Fidel. Imagino que entre los delegados se corriera el rumor de que el lí­der histórico de la Revolución cubana estarí­a presente en la clausura. Era de suponer. Sobre todo cuando la decoración del escenario cambió y apareció un Fidel más joven, con una gigantografí­a donde aparece el logotipo del aniversario 55 de la victoria en Girón.

Y la ovación no se hizo esperar. Y el coro se hizo más fuerte: « ¡Fidel, Fidel, Fidel, Fidel...! » Llegó vestido deportivamente, pero de igual manera su barba guerrillera brilló con el grado de Comandante en Jefe. Bien ganado durante estos 58 años.

Fidel Castro Ruz en el 7mo. Congreso del PCC.Fidel Castro Ruz le habló al pueblo de Cuba. (Foto: Ismael Francisco/Cubadebate)

«Constituye un esfuerzo sobrehumano dirigir cualquier pueblo en tiempos de crisis », fue el inicio de su discurso. Prosiguió con el análisis de lo que significa ser revolucionario «que es fruto de nuestra propia conciencia ».

Próximo a cumplir sus 90 años por capricho del azar como él mismo dijera, Fidel se nos presentó tan lúcido y firme como en los tiempos más jóvenes. Habló para el plenario, pero más para los que lo escuchaban desde las salas de sus casas.

Para las nuevas generaciones dejó encomiendas cruciales como la lucha por la supervivencia de la especie humana. Una preocupante permanente en él. Ahora lo expresó sin titubeos: «Quizás, sin embargo, el peligro mayor que hoy se cierne sobre la tierra deriva del poder destructivo del armamento moderno que podrí­a socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana sobre la superficie terrestre ».

Sin hablar de polí­tica, trazó la nueva polí­tica internacional, la de preocuparnos por los efectos del cambio climático en los paí­ses más pobres. «Hay que martillar constantemente sobre estos temas y no quiero extenderme más allá de lo imprescindible », dijo con modestia.

Transmitió confianza en el futuro, porque sabe que los comunistas cubanos trabajan con fervor y dignidad. De manera que se puedan producir los bienes materiales y culturales que los seres humanos necesitan. Es el espí­ritu de lucha que los cubanos debemos transmitirles a nuestros hermanos de América Latina y del mundo. Porque el pueblo cubano vencerá.

«Tal vez sea de las últimas veces que hable en esta sala. He votado por todos los candidatos sometidos a consulta por el Congreso y agradezco la invitación y el honor de escucharme. Los felicito a todos, y en primer lugar, al compañero Raúl Castro por su magní­fico esfuerzo.

«Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí­, Maceo y Gómez, en marcha indetenible », finalizó Fidel y sus palabras quedarán grabadas para la Historia de la Patria como una victoria más.

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