Modelo industrial (+Galerí­a)

La refinerí­a Chiquitico Fabregat, única que produce azúcar blanca y otros derivados a partir del consumo de biomasa y mí­nimos gastos de petróleo, demuestra potencialidades que revitalizan la entidad entre sus homólogas cubanas.

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Refinería Chiquitico Fabregat, de Remedios, Villa Clara, Cuba.
Refinería Chiquitico Fabregat. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
6828
29 Abril 2020

Un titán de los derivados de la industria azucarera se erige en Zulueta. Antes, desde su fundación como ingenio en 1862 y luego refinerí­a,  jamás  tuvo un rostro tan reluciente. Los tiempos cambian. A pesar de las adversidades epidemiológicas que deja el virus SARS-CoV-2 causante de la COVID-19, hace la mejor contienda del último lustro.

Extracción de azúcar refino de la refinerí­a Chiquitico Fabregt, de Remedios.
Por dí­a se extraen unas 230 toneladas de azúcar refino hacia las provincias centrales. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Es el año de la refinerí­a Chiquitico Fabregat, una de las 22 existentes en el paí­s seis décadas atrás. Villa Clara, con especificidades en la producción, dispone de tres fábricas de ese tipo. La ubicada en Remedios se responsabiliza con el azúcar «oro blanco », de asignaciones normadas a la población en las provincias centrales.

Entrada de biomasa a la refinerí­a Chiquitico Fabregat, de Remedios.
Entrada de biomasa al basculador. Por jornada utilizan 12 t de bagazo y paja de caña para obtener 1 de refino. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Entrada de azúcar crudo a la refinerí­a Chiquitico Fabregat, de Remedios.
Tolva-basculador de entrada de azúcar crudo que alimenta el sistema tecnológico de la refinerí­a de Remedios. (Foto: Luis Machado Ordetx)

El refino, en apariencias, constituye la razón de ser de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Chiquitico Fabregat, y en sus aspiraciones están las 16 000 toneladas (t),  cifra que  auguran completar después de la segunda semana del mes entrante, de acuerdo con suministros de crudo y biomasa que permiten un ritmo diario de fabricación de 156 t sin el empleo de petróleo en el proceso de derivados terminados.

Unos 76 dí­as efectivos, desde que arrancó ese tipo de «zafra » aquí­ a mediados de enero,  marcan a una entidad donde no preocupa  tanto la  estabilidad de fuerza de trabajo. Ya ese viejo problema está resuelto, aunque en determinadas ocupaciones fabriles existen trabajadores que no tienen las calificaciones idóneas.  

Tal resultado se evidencia al rebasar el 85 % del plan anual, un volumen que aumenta por jornada con la disminución del tiempo perdido según las ausencias anteriores de azúcar crudo, así­ como de bagazo y paja, la biomasa que emplean como fuente de energí­a. De ahí­ que todo concuerda en fecha para el cumplimiento de los pronósticos de elaboración.

El criterio de Yodan Chávez Roque lo atestigua de acuerdo con cálculos de producción. También está respaldado por el sentir de unos 250  trabajadores, entre los que se incluye personal en «receso » temporal que laboraba en instalaciones turí­sticas de la cayerí­a norte y centros universitarios del territorio. Esa fuerza, en lo particular, fue una inyección que estabilizó los ritmos de fabricación y permitió el sostenimiento de actividades especí­ficas en almacenes, estiba, calderas y tratamiento de azúcar, acotó el director.    

Adiestrada estampa

Jorge Luis Cárdenas Morales, jefe del área de derivados apuesta por la diversificación y el encadenamiento productivo. (Foto: Luis Machado Ordetx).
Jorge Luis Cárdenas Morales, jefe del área de derivados apuesta por la diversificación y el encadenamiento productivo. (Foto: Luis Machado Ordetx).

La diversificación productiva, y no solo el azúcar refino,  desde hace tiempo representa aquí­ una reiterada ganancia en la sustitución de importaciones.  Los comentarios que aporta Jorge Luis Cárdenas Morales, jefe del área de Derivados, permite entender como la glucosa  se ha convertido en el  rengón lí­der del cual  extraen otros terminados.

Esa producción está dirigida a una planta en Camagí¼ey, lugar donde se obtiene el sorbitol empleado por la industria nacional para fabricar medicinas, cosméticos y pasta dental, en lo fundamental. La pequeña área, ubicada dentro de la refinerí­a de Remedios, tiene más de 30 años de existencia y allí­ se aumentó la capacidad de elaboración. El plan anual asciende a unas 650 t y marcha  según lo previsto. Con inversiones tecnológicas aprobadas para el montaje de cristalizadores y una segunda centrí­fuga elevarán el monto a un 30 %, acotó Cárdenas Morales.

A partir de producciones de glucosa extraen, además, sirope (refinado, fructuosa y saborizado), derivados que marcan una diferencia, añadió. En ese proceso con el denominado azúcar lí­quido o jarabe, cuentan, además, con una fábrica de vinagre de probada calidad,  y otra de hielo.

Diferentes alternativas, no obstante, se consiguen allí­ en la diversificación industrial: puré de tomate y dulce de coco en almí­bar,  e incursionarán en mermelada de mango y de guayaba, y barras de esa última lí­nea. Anexo tienen una planta de panelas, especie de raspadura que gana en confiabilidad y aceptación entre los consumidores, así­ como de melado de caña, precisó. Estos son algunos de los surtidos de derivados de alimentos inocuos que se amplí­an, a pesar de las condiciones actuales de enfrentamiento y prevención a la COVID-19, momento en el cual acometen sistemáticas medidas higiénico-sanitarias que garantizan alimentos y entregas mensuales a la población.

Trabajadora de la refinerí­a Chiquitico Fabregat, de Remedios, Villa Clara.
La mujer, un componente esencial en áreas claves de la entidad fabril. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Uno de los renglones más codiciados del proceso de producción fue, hasta dí­as atrás, el sirope saborizado. La ausencia de esencias, de importación, limitó la fabricación de unas 930 t para el año. ¡Al fin!, ví­a a granel, ya entregan el edulcorante a entidades del sistema de Azcuba, y la Empresa de Bebidas y Refrescos (Embeli) en la provincia. Son ventas dirigidas a trabajadores del sector y la población.

La esencia disponible ahora, dice Cárdenas Morales, es de fresa, y de acuerdo con pedidos harán unas 1800 t antes de concluir diciembre, con  partidas de 200 por mes. El volumen tiene posibilidades de incremento y de variedad en saborizantes, según gestiones de los suministradores. Constituye, afirma Chávez Roque, una producción antes deprimida y que ahora se afianzará como otra garantí­a alimentaria  frente a la COVID-19, para la preparación de  refrigerios ligeros durante la estadí­a de niños y adultos en casa. También, a no dudarlo, será la antesala de una fábrica de refresco embotellado, en perspectiva, que se montará en un almacén aledaño a la fábrica de hielo.

Avanzada económica

Chávez Roque, director, y Darién Pérez, ingeniero quí­mico de la refinerí­a Chiquitico Fabregat.
Al interior de la industria Chávez Roque (izquierda), el director, dialoga con Darién Pérez Muñoz, el ingeniero quí­mico. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Yubán Garcí­a Acevedo, operador de calderas, y Darién Pérez Muñoz, ingeniero quí­mico jefe de turno integral, sienten satisfacción por el trabajo en equipo.  Esa cualidad se distingue hacia el interior de la UEB Chiquitico Fabregat, donde la    contienda  arranca con el arribo de la biomasa y el azúcar crudo a los respectivos basculadores. Todo concluye con la salida del refino y otros derivados hacia los destinos especí­ficos.

La eficiencia marca a la entidad durante las 24 horas, en un  proceso continuo que en el caso del azúcar abarca un tiempo especí­fico, y en el resto de los derivados dura el año entero, especifica Pérez Muñoz.

Con adecuadas presiones en calderas, a partir de 5 t/h de biomasa, después de favorecer el autoabastecimiento de energí­a eléctrica hacen aportes al Sistema Nacional. Esas son tónicas que tipifican el sentir de los trabajadores: hacer más con menos cuando observan que solamente invierten 3 galones de diesel por tonelada de refino terminada.

El ingeniero mecánico José de Jesús Garcí­a González, energético, detalla que el refino de aquí­, según el crudo que reciben del vecino ingenio Heriberto Duquesne, gana en calidad con presiones de vapor y temperaturas en calderas, con lo cual se distingue de manera positiva el color y brillo del polvo edulcorante.

Sacis de azúcar refino.
- Vista del refino almacenado y listo para enviar a las provincias centrales. (Foto: Luis Machado Ordetx)

El bagazo que emplean lo trasladan desde el central Héctor Rodrí­guez, en Sagua la Grande, a unos 90 km del destino final. El gasto de combustible por ese concepto resulta mí­nimo. Los parámetros de consumo de azúcar por refino están por debajo de los í­ndices establecidos. De igual manera se comportan los otros renglones que obtienen aquí­.

El salario, según el respaldo de las producciones, acentúa la estabilidad de la fuerza laboral. El hecho repercute en costos por debajo de lo planificado y en el uso adecuado de insumos, así­ como en la fortaleza financiera de una entidad que tiene alrededor de 1 082 000 pesos de utilidad antes que cierre abril, recalcó Chávez Roque, el directivo.

A las 9:00 p.m., un fuerte y sostenido pitazo al uní­sono con el ingenio Heriberto Duquesne retumba por las comarcas aledañas a Zulueta. Es el tributo reiterado a los  trabajadores de la Salud y fuerzas de apoyo que desde diferentes partes del mundo salvan vidas y combaten la COVID-19. Con ánimo productivo la provincia está responsabilizada con un 40 % del refino que abastece al paí­s, y desde la UEB Chiquitico Fabregat, con su modelo fabril, también se contribuye a la diversificación industrial y al desenvolvimiento de la economí­a cubana.

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