Apegarse a la vida fue la decisión del Dr. Rudy Monzón Rodríguez, el médico intensivista cienfueguero contagiado con la COVID-19 que le ganó la batalla a la epidemia.
La labor mancomunada y profesionalidad de especialistas del hospital militar Comandante Manuel Fajardo Rivero, en Santa Clara, le devolvieron la vida cuando la muerte lo acechaba, y las esperanzas de sanar y ver de nuevo a la familia se desvanecían ante las complicaciones derivadas de la enfermedad.
Ahora Rudy, en la etapa de rehabilitación en el propio centro asistencial, se recupera de los embates de la epidemia, y aunque en estos momentos no puede hablar, debido a la traqueotomía que le fuera practicada durante la gravedad, agradece a la institución sanitaria el haber sobrevivido.
En la Terapia Intensiva
Relata el Dr. Carlos Manuel Figueroa Orihuela, especialista en Medicina General Integral y Medicina Intensiva Emergente, y jefe del Servicio de Terapia Intensiva del «Manuel Fajardo Rivero», que el 10 de enero Rudy comenzó con síntomas respiratorios, y al practicarle una prueba de PCR en tiempo real, dio positivo a la COVID-19.

Con antecedentes de diabetes, hipertensión arterial e insuficiencia venosa periférica, el paciente de 53 años es ingresado en el hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima, en Cienfuegos, donde su estado de salud comenazó a empeorar, y requirió de intubación y ventilación mecánica.
«Por nuestra vasta experiencia en la atención a enfermos con el nuevo coronavirus y un alto índice de supervivencia, se decidió su traslado.
«Llegó aquí en estado crítico con una evolución difícil en las primeras 72 horas. Entonces, se le practicó una traqueotomía para prevenir la ocurrencia de complicaciones.
«Al presentar reacciones adversas a la cloroquina, uno de los fármacos del protocolo de tratamiento, decidimos utilizar en su lugar el Péptido inmunomodulador CIGB-258, usado en personas con la enfermedad en estado grave y crítico, con muy buenos resultados. De esta forma, se convirtió en el primer paciente de nuestro centro en aplicarle ese medicamento».
Rudy permaneció por espacio de 19 días en la unidad de cuidados intensivos con una evolución favorable. Se logró destetar de la ventilación, y después de 72 horas, fue trasladado a un servicio de cuidados mínimos, donde se encuentra en proceso de rehabilitación.
De vuelta a la vida
Los esfuerzos de un equipo multidisciplinario integrado por intensivistas, cardiólogos, fisiatras, licenciados en Rehabilitación Física, neumólogos, otorrinolaringólogos y neurólogos regresaron a Rudy a la vida.
«Hoy ya es un paciente recuperado», expresó el Dr. Eliber Chávez González, del Departamento de Electrofisiología del Cardiocentro Ernesto Che Guevara, quien forma parte de la comisión de expertos.

«Fueron días muy intensos y difíciles, pero teníamos un gran reto. Lo queríamos de vuelta a la vida y aquí está. Tuvimos que poner todas nuestras neuronas a funcionar para resolver cada una de las situaciones que se presentaron en la terapia. Ahora está fuera de peligro».
Refiere el Dr. Jorge Berrio Águila, director del hospital Comandante Manuel Fajardo Rivero, que las llamadas de los compañeros de Rudy desde Cienfuegos no han cesado ni un segundo, para indagar por el estado de salud de quien también ha salvado a pacientes positivos con la COVID-19.
«Al trasmitirle las muestras de cariño de quienes lo admiran, sonríe con una sonrisa que lo dice todo», insiste Berrio.
Yanelis Pérez Nápoles lleva unos días trabajando con Rudy en la rehabilitación y verlo animado la hace feliz, después de tantos contratiempos.
«Ya no necesita oxígeno y tiene buen estado anímico. No puede hablar, pero se comunica con nosotras con gestos o con la libreta que tiene al lado de la cama, donde apunta lo que necesita».

En el cubículo que ocupa, deja entrar al equipo de prensa que lo considera un guerrero, y aunque no pudo transmitir sus emociones con palabras, la mirada se le iluminó y la sonrisa afloró a sus labios, porque sabe que lo quieren de vuelta, y en compañía de su hijo Gabriel, espera estar de alta y regresar a su querido Cienfuegos para abrazar a su esposa, Marlén, y a su otro hijo, Alex.
Rudy no quiso despedirse de los reporteros sin antes mostrar su eterno agradecimiento al equipo de trabajo que lo acompañó día y noche, y a quienes desde la Perla del Sur nunca lo abandonaron.
Con el apoyo de su primo, Sergio Barreto Rodríguez, plasmó en papel sus sentimientos más profundos.
«Uno nunca deja de imaginar del todo la inmensa cantidad de personas que mientras atravesamos momentos difíciles, doblan sus rodillas para pedir salud por quienes la necesitamos. Nunca llegamos a creer en los milagros hasta que el milagro sucede en nosotros… Y no queda más remedio que vivir dando gracias infinitas… Gracias a todos y cada uno de los que estuvieron ahí presentes, aun desde la distancia, pero sin dejar de aferrarse a la esperanza de que hoy esté con vida.
«¡Les debo mi muestra infinita de cariño y amor más puro! Qué grande es la dicha de poder sentirse querido por un pueblo y necesario para todos… Nunca olvidaré en mi más duro momento sus voces gritándome: ¡Fuerza Rudy tú puedes! Mil gracias».