Resorte conservero

La minindustria La Luisa, en Santo Domingo, intensifica sus producciones y evita pérdidas de cosechas en los campos. Una garantí­a para impulsar el autoabastecimiento municipal y sustituir importaciones de alimentos.

Compartir

Minindustria de conservas La Luisa.
En la moderna fábrica de conservas de La Luisa se produjeron al cierre de agosto 88 toneladas de pulpa de tomate. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
1909
19 Septiembre 2021

En  las proximidades del asentamiento El Cerrito, en La Luisa, hay un estrecho ví­nculo entre el campo cultivado en aparente desnivel y la fábrica en las alturas de la comarca. A ras del suelo, cerca de la carretera, está la instalación industrial, y en pendientes, bañadas por riego de agua en aniego, quedan las plantaciones.

Una y otra, finca y fábrica, quedan distantes a unos cinco kilómetros de Santo Domingo. Ambas tienen la mirada celosa de los hermanos Vázquez Bauta, convertidos en espirales del crecimiento conservero en la región, y seguidores de la tradicional usanza campesina por no dejar palmo de tierra infecundo.

Imagen de del reciente recorrido del vicepresidente de Cuba, Salvador Valdés Mesa, por la minindustria de La Luisa.
Salvador Valdés Mesa, vicepresidente cubano, meses atrás durante una visita a la minindustria, elogió una entidad productiva que impulsa la eficiencia desde el campo. A su lado, Yudí­ Rodrí­guez Hernández y Alberto López Dí­az, primera secretaria del Partido y gobernador de Villa Clara, respectivamente. (Foto: Luis Machado  Ordetx)

Dicen que la minindustria La Luisa, especializada en mermeladas y pulpas de frutas tropicales y vegetales, surgió por aquellos imprevistos que imponen la naturaleza con afectaciones a los sembrados y las limitaciones fabriles para asumir elevados volúmenes de acopio en picos de cosecha.

Financiamiento de por medio,  la inclusión de proyectos de iniciativa de desarrollo local posibilitó la adquisición de modernas tecnologí­as, y su montaje y explotación. En el quehacer, primero se enroló la familia, y su consolidación facilitó el empleo a los pobladores de la comarca. Todo contribuye a la disminución de importaciones, y también al aseguramiento al mercado nacional.  

Jorge Luis Vázquez Bauta, técnico en Agronomí­a.
Jorge Luis Vázquez Bauta, técnico en Agronomí­a.

En julio del pasado año echó a andar la fábrica. Desde entonces no se detienen los hermanos Osiris y Jorge Luis, junto a otros 27 trabajadores, con el propósito de ampliar capacidades de molida por encima de 1,5 toneladas por hora. Eso representa, a pesar de la contingencia sanitaria frente a los embates de la COVID-19, la obtención de unas 8 toneladas diarias en cada jornada laboral.

Todo «lleva planificación agroindustrial », añade Osiris. De las 93,9 hectáreas de la finca en usufructo, y de recolecciones de campesinos aledaños, obtienen volúmenes de guayaba, mango, fruta bomba y tomate, y adicionarán naranja, mamey, coco, limón y otros vegetales a las producciones de la fábrica.

El objetivo: conformar surtidos de mermeladas y pulpas enlatadas y a granel con destino a los mercados de la localidad, una garantí­a estable para el autoabastecimiento municipal. Es la máxima que impera en los asociados a la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Conrado Bení­tez, con la colaboración estable de la Agropecuaria Santo Domingo,  empeñados en disminuir las pérdidas en plantaciones y ensanchar los volúmenes de producciones industriales.

Asegurar las cosechas

Osiris Vázquez Bauta y su hijo Alejandro Vázquez.
Osiris y Alejandro, el hijo, supervisan las garantí­as de insumos enviados por la Agropecuaria de Santo Domingo para aumentar las producciones de conservas. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Las recolecciones tienen destinos seguros. Unas van hacia el consumo fresco, y otras a la fábrica, dice Osiris Vázquez Bauta, un hombre abierto al diálogo y dispuesto a mostrar especificidades de la planta y la calidad e inocuidad de alimentos dirigidos a la población.

El campo no queda atrás. El intercalado de cultivos temporales (hortalizas, viandas y granos) entre los frutales permite aprovechar las posibilidades de los suelos, y también se elevan los rendimientos de las áreas en explotación. La aplicación de la ciencia y la técnica  dejó atrás  el pensamiento tradicional del campesino, y la sistematicidad de métodos agroecológicos, con riego estable de agua a partir del rí­o Sagua la Grande y un pequeño arroyo que bordea la finca, así­ como de simientes certificadas, impulsan los resultados económicos, acotó Jorge Luis, el otro hermano Vázquez Bauta.

Pendiente está el montaje de un sistema de riego de agua por goteo para beneficiar cultivos, entre los que también resaltan siembras de mamey, aguacate y limón, dijo Osiris.

Aprovechamiento de las semillas para nuevas siembras.
La semilla jamás se desperdicia y resulta esencial para futuras siembras de campesinos de la localidad. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Beneficiarí­an un 30,8 % del área en explotación. ¿Por qué lo postergaron por tanto tiempo? pregunto al cosechero, y el campesino se encoge de hombros.

No hay respuesta hasta el momento, y el tiempo pasa desde que se asumió el compromiso de entregar el sistema de riego apuntó. A pesar de todo, aquí­ estamos produciendo alimentos a ritmos acelerados para el pueblo. Empleamos  bueyes y maquinarias, cuando se puede, en las atenciones culturales a las plantaciones. En lo que va de año aportamos 835,5 toneladas de acopios, principalmente de mango, tomate, guayaba, yuca, fruta bomba, frijol y maí­z, añadió.

En conservas, con diferentes formatos de envasado, al cierre de agosto salieron unas 617 toneladas de pulpas, entre las que destacan puré de tomate, y mermelada de mango, guayaba y fruta bomba, resaltó el cosechero.  

Ahora, mientras aguardan por picos de maduración, los hermanos Vázquez Bauta miran hacia la fruta bomba, a punto de adicionarse como producción del momento, y de la cual procesarán mermelada y dulce en almí­bar.

Procesamiento del mango en la minindustria de La Luisa, en Santo Domingo, Villa Clara.
Unas 245 toneladas de mermelada de mango se fabricaron en «La Luisa » al cierre de agosto pasado. (Foto: Luis Machado Ordetx)

En diciembre pasado, ambos campesinos fueron declarados Personalidad Distinguida, galardón que entregó el Gobierno en Villa Clara para destacar el empuje diario de hombres y mujeres del campo abanderados por los aportes productivos en programas de alimentos y el autoabastecimiento municipal.

Prédicas de familia

Senén Antonio es el padre de los hermanos Vázquez Bauta. En la finca La Luisa, y el antiguo campo de cultivo, ahora aumentado, las producciones fueron una constante. Ahora él sonrí­e al apreciar mayores resultados productivos y el desempeño que muestran los hijos en las labores agroindustriales.

Familia Vázquez Bauta.
La familia Vázquez Bauta, seguidora de las tradiciones campesinas y de la aplicación de la ciencia y la técnica en el campo y la industria. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Todo funciona como en familia. Jorge Luis, técnico medio en Agronomí­a, vela por la incorporación de los resultados cientí­ficos en las plantaciones. Así­ también piensa Luis Miguel Vázquez   González, el hijo, a punto de graduarse como ingeniero agrónomo en la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas, y su permanencia en las plantaciones y la fábrica le insuflan otros ánimos para seguir aprendiendo por los caminos de la producción.

No muy detrás está Alejandro Vázquez González, el hijo de Osiris, estudiante de duodécimo grado, y un puntal para ampliar los conocimientos industriales.

Luis Miguel Vázquez González, estudiante de Agronomí­a.
Luis Miguel, futuro agrónomo, está animado por el desempeño productivo que logra la finca. (Foto: Luis Machado Ordetx)

Desde temprano los primos andan en movimiento por las plantaciones y la fábrica. Ayudan al resto de los trabajadores contratados en las labores de selección de frutas en cosecha y procesos conserveros para avanzar en rendimientos agrí­colas y eficiencia fabril. La siembra y las atenciones culturales no quedan atrás en la vigilancia familiar. Todo funciona, acotó el futuro agrónomo Luis Miguel, con espí­ritu de colectividad y sentido de pertenencia. Eso permite que la finca La Luisa se incluya entre las mejores de su tipo en el paí­s. Los resultados, como una espiral conservera, también se trasladan del campo a la fábrica.

En poco tiempo El Cerrito, y en especial la finca y la industria de los hermanos Vázquez Bauta, se levanta como un referente cubano que incluye, además, un soplo comunitario de bienestar social y afectivo entre todos los residentes en el asentamiento dominicano.

Comentar