AIN
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24 Mayo 2015

Remedios, 24 may (AIN) La primera mirada a la cafeterí­a El Louvre, en esta añeja ciudad, evoca tiempos en que las mujeres vestí­an largas faldas y resultaba cotidiano el sonido de los carruajes sobre los adoquines, como sucedí­a el 19 de octubre de 1866, cuando abrió sus puertas por primera vez.

El centro, dedicado a la venta de comestibles y bebidas, conserva las funciones de sus inicios, por lo cual se considera uno de los más antiguos de Cuba, con casi 149 años de existencia, en un prolongado acompañamiento a la villa, que cumple medio milenio el 24 de junio venidero.

Una bien conservada arquitectura colonial y su ubicación en el centro histórico de la vetusta ciudad, favorecen la preferencia de nacionales y foráneos.

La larga hoja de servicios de El Louvre incluye la presencia de importantes personalidades nacionales como el Generalí­simo Máximo Gómez.

Estuvieron también allí­ los poetas Federico Garcí­a Lorca, la pintora Amelia Peláez, el historiador Emilio Roig de Leuchsenring, el etnólogo Don Fernando Ortiz y los cantantes Rita Montaner y Bola de Nieve.

Igual que en los orí­genes, los clientes pueden saborear el Ponche de La Parroquia, trago creado en 1820 junto con las populares Parrandas, y cuya elaboración ha sido trasmitida de una generación a otra por cantineros en ese sitio.

La cafeterí­a, por su cercaní­a a la parroquial mayor de San Juan de los Remedios y ubicada en el principal escenario de los festejos entre barrios, se apropió de la fórmula de la bebida, servida a los parroquianos, mientras que cómodamente disfrutan de las fiestas.

Tanto en el interior del local, que hací­a las veces de restaurante, como en su amplio portal se serví­an dulces y café.

Contaba con un salón solo para señoras, un patio adornado con paisajes españoles y, en el lateral, una barra que expendí­a bebidas y licores.

La antigí¼edad de la cafeterí­a y su destaque en el sitio que ocupa, hicieron que los pobladores de Remedios denominaran a toda la cuadra la acera de El Louvre.

Un extenso quehacer de servicio y su posición de privilegio, hacen a la añeja cafeterí­a un sitio imprescindible en la localidad y en el paisaje urbano del centro histórico de la octava villa fundada por los colonizadores en Cuba, declarado monumento nacional en 1980. (Luz Marí­a Martí­nez Zelada)

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