Titanes de la zafra azucarera

Villa Clara cumple su plan de azúcar, única provincia que lo logra. Un recuerdo de las lecciones económicas de Fidel en un ingenio de Encrucijada.

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Portada de la edición de Vaguardia, 12 de abril de 1978.
La edición de Vanguardia del 12 de abril de 1978 refleja la visita de Fidel a zonas de desarrollo industrial de Villa Clara. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Luis Machado Ordetx
Luis Machado Ordetx
@MOrdetx
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29 Mayo 2017

Cuando ahora, con el concurso mancomcunado de los azucareros de los nueve ingenios que hicieron zafra, los villaclareños acaban de llegar a las 272 732 toneladas métricas de azúcar, no olvido las lecciones de Fidel al efectuar en abril de 1978 un maratónico periplo que lo llevó en cinco dí­as por provincias cubanas.

Entonces estuvo, como siempre, en evaluación de la marcha de inversiones; dialogó con el pueblo, trazó estrategias y analizó el recorrido de la zafra, afectada en la época por fuertes lluvias, y puntualizó en el empeño de ganar la eficiencia económica en la producción azucarera.

Titulares de la prensa incluí­an datos de las fructí­feras jornadas de unos 2000 kilómetros por Ciudad de la Habana, La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Ciego de ívila, Camagí¼ey, Las Tunas y Holguí­n. A esos territorios arribó el lí­der histórico de la Revolución, y transitó por 26 instalaciones industriales, 6 obras sociales y 5 centrales azucareros.

En Villa Clara estuvo por la Planta Mecánica «Fabric Aguilar Noriega », en la capital provincial, así­ como la Fábrica de Calderas y la Fundación «9 de Abril », ambas de Sagua la Grande, y en el ingenio «Perucho Figueredo », la escuela primaria «Juan Manuel Márquez », prometida a la maestra Cairo y sus alumnos, así­ como en la construcción de la futura instalación encargada de producir torula, todas en Encrucijada. En algunos lugares dio “palos” constructivos por chapucerí­as y carencia de recursos materiales dispuestos para acometer las inversiones planificadas por el paí­s. En otros dejó el consejo y la satisfacción de los propósitos trazados.

Creo, y hasta hablo con absoluta seguridad, ese fue el único ingenio por el cual transitó Fidel en Villa Clara, luego del surgimiento de la provincia en la División Polí­tico-Administrativa de 1976.

En horas de la noche del martes 11 de abril de 1978 apareció en Calabazar de Sagua la comitiva que dirigí­a el Lí­der Histórico de la Revolución. De inmediato, en el «Perucho Figueredo » se interesó por la zafra, los adversos efectos de las lluvias que imposibilitaban el trasiego de caña al basculador, y dialogó con los trabajadores sobre la eficiencia de las centrí­fugas, sus ritmos de trabajo y la calidad del azúcar, así­ como por las calderas con más de 60 años en explotación.

Alguien, no recuerdo la precisión de la nota informativa, le comentó al Comandante en Jefe que las naves y los techos eran nuevos, de acero y zinc, y se acabaron de colocar. Con fino humor, el Jefe de la Revolución indagó: ¿eran de maderas?, y por respuesta dijeron que ¡sí­!, a lo cual añadió el inusual visitante: «hacen bien siempre y cuando los costos de producción del azúcar garanticen el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida de los hombres para ser más eficientes, pero recuerden que esas inversiones se hacen antes de comenzar la zafra. No podemos ser maratónicos de ahora en adelante ».

Evoco con satisfacción la historia porque después de muchos años de altas y bajas productivas el ingenio «Perucho Figueredo », con un aporte extra de azúcar a su plan, figuró junto al «Panchito Gómez Toro » el baluarte de sus homólogos cubanos al terminar más de 50 000 toneladas en la contienda, o el «Carlos Baliño », así­ como el «Quintí­n Banderas » y el «Heriberto Duquesne », entre los titanes de una zafra.

Muchas afectaciones hubo por la fuerte sequí­a que en algo contribuyó al éxito, así­ como las roturas de equipos de corte, tiro e industrias. No podrí­a olvidar los esfuerzos diarios que desplegaron hombres y mujeres de «Ifraí­n Alfonso », de «José Marí­a Pérez », y de «Abel Santamarí­a », o «Héctor Rodrí­guez », al llevar signos de cordialidad productiva y contribuir a los triunfos.

Es la meta productiva mayor después de 2002, con un 53% de azúcar por encima de la cifra registrada en la pasada zafra. La cuantí­a lograda, a punto de mate en la actualidad con el cierre de operaciones inminentes, obliga a redoblar ahora otros esfuerzos en la siembra de campos cañeros, acometer reparaciones eficientes y velar por el futuro para seguir en la punta del paí­s.

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