Al finalizar la función de La Cenicienta, este viernes primero de marzo, la primera bailarina y subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba, Viengsay Valdés, recibió la condición Huésped Distinguida de la Ciudad de Santa Clara, como muestra del cariño y respeto de un pueblo que ama el ballet.
Tras casi diez años sin visitar el teatro La Caridad, la compañía volvió a conquistar a los espectadores que quedaron rendidos ante los encantos de una Cenicienta que se convirtió en un total disfrute. El legendario cuento infantil del escritor francés Charles Perrault toma un halo especial cuando se baila en puntas, mucho más si lleva el sello de elegancia de la Escuela Cubana de Ballet.
Por tratarse de una comedia, el histrionismo de los bailarines fue un factor fundamental. Aun así este ballet también permitió lucir, durante el segundo acto, el virtuosismo de los bailarines, sobre todo de quienes interpretaron los protagónicos.
El trío de las hermanastras y su madre, logró conectar con el público y arrancar risas, en especial, la señora madrastra, muy bien interpretada por Yansiel Pujada.
La versión de la Cenicienta que se presentó es un ballet en dos actos y cuatro escenas con la exquisita música de Johann Strauss (hijo) y fue estrenada en La Habana en marzo de 1996. La coreografía y el libreto le pertenecen a Pedro Consuegra, coreógrafo para quien esta función tiene un valor personal, pues es hijo de la tierra villaclareña, oriundo de Camajuaní.
Por un buen tiempo se recordará esta noche de Cenicienta en el teatro La Caridad. El público agradeció de la mejor forma que sabe hacerlo: de pie, con un largo aplauso y coreando: ¡ «Bravo »!
