El pintor José Ramón Núñez Iglesias, uno de los más destacados de Sagua la Grande y Villa Clara. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Díaz Rondón
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13 Mayo 2019
13 Mayo 2019
hace 4 años
El maestro pintor José Ramón Núñez Iglesias, o sencillamente Pepe Núñez, no cesa de crear y de plasmar en lienzos una diversidad de imágenes que conquistan el alma de los espectadores. Rostros, símbolos, naturaleza, paisajes y figuras geométricas se contemplan en su vasta obra.
Su casa, ubicada muy cerca del boulevard de Sagua la Grande ciudad donde el autor nació el 24 de octubre de 1932 alberga decenas de piezas suyas, de las cuales varias han sido expuestas recientemente en la Galería de Arte Wifredo Lam, de ese municipio, en homenaje a su fructífera trayectoria.
(Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Núñez Iglesias ha abordado en su quehacer artístico diversos estilos y técnicas, con énfasis en el dibujo, retrato, paisaje, abstraccionismo, así como la escultura y el muralismo.
El maestro recuerda que la pintura llegó a su vida de manera espontánea, quizás un poco embullado por su padre, quien sentía afición por hacer pequeños dibujos en papeles y libretas.
«Aquí no había escuela de artes plásticas. Solo teníamos acceso a los muñequitos que venían en los periódicos y revistas de historietas. No obstante, eso me motivó y fui descubriendo mis habilidades », rememora.
Luego de trabajar junto a su padre en una fábrica, comenzó a estudiar en la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro en La Habana, donde recibió valiosas lecciones de maestros de la talla de Esteban Valderrama, Mario Santí, Florencio Gelabert y Teodoro Ramos Blanco, entre otros.
Al triunfo de la Revolución se trasladó a la «Leopoldo Romañach », en la antigua provincia de Las Villas y, al terminar la carrera, cursó estudios de dibujo arquitectónico en la Escuela Cubana de Instrucción Técnica.
Como sagí¼ero y pintor, Pepe guarda en su memoria con profundo afecto la figura de su coterráneo Wifredo Lam, de quien recuerda su sabiduría y carisma.
«Lam acostumbraba a probar los conocimientos de los jóvenes. Nos decía el nombre de un autor y debíamos responderle una obra correspondiente a ese personaje. Por ejemplo, si él me mencionaba a Víctor Hugo, yo contestaba “Los Miserablesâ€, y así sucesivamente. Era una persona extraordinaria y un gran artista », dice.
Con el paso del tiempo Núñez Iglesias también estuvo ligado a la docencia, incluso cuando aún no había terminado sus estudios en Santa Clara. Al igual que sus colegas Francisco Marcet y Eusebio Santos Cabreras, se vinculó al taller libre de Artes Plásticas abierto en 1959, en Sagua.
También, brindó sus conocimientos en la escuela de pintura Rolando Escorde, de Cienfuegos, y volvió a instruir a los nuevos talentos de la Villa del Undoso al fundar el 10 de abril de 1962 la Escuela Taller de Pintura de Sagua la Grande, junto a sus compañeros Marcet y Manolo J. Fernández.
«Le pusimos al colegio el nombre de Fidelio Ponce de León, un gran pintor que sufrió mucho en la vida, pero que dejó una obra valiosísima. Desafortunadamente no tuvimos todo el apoyo necesario. Manolo se fue para Santa Clara, Marcet para Cienfuegos, y yo me quedé solo. Tuve que hacer hasta de conserje para mantener la escuela limpia y ordenada, pero no podía sostenerla », lamenta.
Una de las facetas más atractivas de este artista ha sido el retrato, en el que se ha desempeñado magistralmente. Admirable y recordado fueron sus creaciones a raíz de la Conferencia Tricontinental de La Habana, el año 1966, con los países no alineados. Como homenaje, Pepe realizó alrededor de 80 magníficos retratos de figuras políticas que asistieron al magno evento.
Admirador de Salvador Dalí y Picasso, Núñez Iglesias dice no centrarse en una sola tendencia, por lo que apuesta tanto por los retratos y los paisajes, como por lo abstracto.
Su huella ha quedado plasmada en centros sociales y lugares abiertos. En Sagua aún se recuerda las ilustraciones con pequeñas figuras geométricas que adornaron durante años el Coopelia de la ciudad.
También, ha incursionado en la muralística, con la obra dedicada a la zafra de los Diez Millones y el parque construido en homenaje al gran Wifredo Lam.
Pepe Núñez, a pesar del peso de los años, no cesa de trabajar. Cada pincelada llena su alma de aliento fresco y con ello manda un mensaje a las nuevas generaciones de pintores de que nunca cejen en el empeño de pintar sus sueños.