Alicia eterna

Homenaje a la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso, fallecida este jueves 17 de octubre del 2019, a los 99 años de edad.

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Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta del Ballet Nacional de Cuba.
(Foto: Tomada de Internet)
Francisnet Dí­az Rondón
Francisnet Dí­az Rondón
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18 Octubre 2019
Alicia Alonso.
(Foto: Tomada de Internet)

Alicia irrumpió en el escenario y el mundo quedó a la expectativa. Nadie conocí­a a aquella muchacha nacida en una isla en el medio del Caribe, incluso ignorada por muchos. ¿Cómo pudo surgir una bailarina en un paí­s de caña, tabaco y ron, sin tradición de ballet clásico, sin el porte y glamour de la culta Europa? Escépticos, pensaban.

Mas, Alicia no temió en aceptar cuando preguntaron a las del cuerpo de baile quién se atreverí­a a sustituir a la gran A. Markova, enferma repentinamente. Entonces, la cubanita se disfrazó de pobre campesina y desde ese instante se convirtió en la reina de la danza. Su Gisselle se hizo leyenda.

Más de 60 paí­ses fueron testigos de su talento y su prestigiosa compañí­a. Pero, siempre regresó junto a su pueblo. Unas cinco generaciones se rindieron ante su arte, y otras futuras quedarán subyugadas ante su legado.

Alicia creó, fundó, educó, enseñó, combatió, insistió, perseveró y se elevó por encima de lo imposible. Se hizo gigante cuando otros hubieran claudicado.

No se detuvo cuando la luz comenzó a languidecer en sus pupilas, ni ante la soberbia del dictador Fulgencio Batista quien cerró su compañí­a, ni aquella triste y esplendorosa jornada en que subió por última vez a un escenario. Muchos dudaban que a su edad pudiera vencer tan dura prueba, la tensión se palpaba en el aire. Mas, el 2 de noviembre de 1993, las zapatillas de Alicia ascendieron al Olimpo.

Alicia Alonso ensayando.
Alicia Alonso impartiendo clases en la Escuela Nacional de Ballet.
Alicia Alonso.
Bailarina, coreógrafa, profesora...; cubana y universal. (Fotos: Tomadas de Internet)

Este 17 de octubre del 2019, a casi un siglo de privilegiarnos con su existencia, Alicia se detuvo sobre las puntas de sus pies, elevó un brazo a la altura del cielo y se mostró con la altivez propia de diosa de la danza. Sonrió al público y la ovación estremeció las fibras de todo un paí­s y de todo un planeta.

Cerró el telón. Abrió sus puertas la gloria.

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