No hay azul sin ti... Doralina

La célebre escritora cubana Dora Alonso falleció un 21 de marzo, hace 20 años. Vanguardia rinde homenaje a una de las intelectuales más reconocidas del pasado siglo de Cuba.

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No por gusto Dora Alonso es la autora cubana para niños cuyas obras han sido más traducidas y publicadas en el extranjero. (Foto: Tomada de internet)
No por gusto Dora Alonso es la autora cubana para niños cuyas obras han sido más traducidas y publicadas en el extranjero. (Foto: Tomada de Internet)
Dayana Darias Valdés
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21 Marzo 2021

Cuando pequeña pasé mucho tiempo en el hospital, más de lo que me hubiese gustado a mí­, a mis padres y, probablemente, a los doctores del Hospital Infantil José Luis Miranda. Pero fui feliz, yo era feliz martes y jueves sobre las 11:00 a. m.; a esa hora ya los médicos habí­an pasado visita y eran los únicos dí­as en los que habrí­a la pequeña biblioteca que se encontraba a la izquierda del vestí­bulo.

El Cochero Azul, una de las obras infantiles más conocidas de Dora Alonso. (Foto: Tomada de internet)
El Cochero Azul, una de las obras infantiles más conocidas de Dora Alonso. (Foto: Tomada de Internet)

Los martes y jueves se convirtieron, de alguna forma, en los únicos causantes de mi felicidad y, tal vez, en la de alguno de los otros niños que jamás volví­ a ver. La cosa era sencilla, no podí­a correr, pero la impaciencia me hací­a la más puntual de todos cuando abrí­an las puertas de lo que fue mi primer pequeño paraí­so. El primero, quizás el más importante de toda mi infancia, un libro azul firmado por Dora Alonso. Lo leí­, lo leí­ y lo leí­... Tantas veces como pinchazos recibí­a en mis manos.

Luego, las Aventuras de Guille, Pelusí­n del Monte, uno de cuentos, Viaje al Sol y La flauta de chocolate. Creo que de aquella biblioteca nunca saqué otro libro que no estuviese firmado por esa mujer. A los 16 hice mi última visita a la sala de Cirugí­a, esta vez solo una semana, pero nunca más volví­ a coincidir con las puertas de la biblioteca abiertas.

Podrí­a decirse que a esa edad ya tení­a cierta madurez literaria, habí­a devorado todos los libros que habí­a por mi casa, en la escuela, obligaba a mis familiares a regalarme libros por mi cumpleaños e, incluso, como premio por las buenas notas. Decidí­ buscar todos los textos de la autora, tení­a fiebre de aquel cochero azul que enamoró a mis ojos lectores, fiebre de aquella poesí­a rara y demasiado compleja para mí­; estaba enferma de fanatismo.

Descubrí­ su desapego a las corrientes literarias que supo hacer huellas en cuanto camino pisó. No importaba si era prosa o poesí­a; las letras no tení­an edad. Fue tan genuino el mundo mientras crecí­ entre aquellos libros, aquello era cubano, era puro, y mientras leí­a era enteramente mí­o.

Admiré profundamente a la creadora de mis primeras fantasí­as. Seguí­ cada instante o trazo que mientras vivió pudo darnos. La vi periodista, y mi abuela me contó sobre cómo quedaron en el recuerdo sus incursiones radiales con Sol de batey y Tierra brava.

 Dora era muy Dora y eso no bastaba, fue miembro de La Joven Cuba, como si tanta perfección fuese posible, ella era poeta y antimperialista. (Foto: Tomada de internet)
Dora era muy Dora y eso no bastaba, fue miembro de La Joven Cuba, como si tanta perfección fuese posible, ella era poeta y antimperialista. (Foto: Tomada de Internet)

No por gusto Dora Alonso es la autora cubana para niños cuyas obras han sido más traducidas y publicadas en el extranjero. No por gusto su estilo narrativo simple traspasó las fórmulas y los algoritmos de la literatura infantil y de la misma poesí­a. No hubo un libro con el que no me enseñara a amar, con el que se convirtiera en la abuela más tierna del mundo dando consejos y regaños. No hubo un libro que no fuera enteramente cubano, que no celebrase la naturaleza campesina y la vida misma.

Hizo obras de teatro, Pelusí­n del Monte fue llevado a la pantalla y, de cierta forma, la obra de Dora pudo llegar a un montón de niños más. Guionista, de radio y televisión, dramaturgia... Dora hací­a magia cuando J. K. Rowling aún vagaba por el limbo. Las Aventuras de Guille y El cochero azul también llegaron a la pantalla en forma de teleserie allá por los 80.

Aventuras de Guille, otra obra extraordinaria de Dora
Aventuras de Guille, otra obra extraordinaria de Dora. (Foto: Tomada de Internet)

Si extraordinaria es la obra, extraordinaria era Doralina. Con solo nueve años ganó su primer premio, allá en Matanzas, su tierra natal. Cuando supe que también era periodista y que fue corresponsal del diario Prensa Libre estuve aún mucho más orgullosa de llamarla «mi favorita ». Pero Dora era muy Dora y eso no bastaba, fue miembro de La Joven Cuba, como si tanta perfección fuese posible, ella era poeta y antimperialista.

Cuando pienso que Dora murió cuando yo tení­a solo cuatro años me enfado conmigo misma por no haber sido testigo de tanta maravilla, porque quizás ningún niño nacido después de aquella fecha tenga la dicha de viajar a todos sus mundos. Porque no recuerdo cuál de sus libros fue el último que leí­ ni la última vez que entré a la biblioteca del hospital donde la conocí­.

No recuerdo la mitad de sus poemas y tampoco he podido encontrarlos en ninguna otra biblioteca. Pero tengo clarí­simo que Dora Alonso anda por ahí­ con Martí­n Colorí­n, que ambos desean infinitamente el mar y han seguido tiñendo el mundo de azul, porque quizás X Alfonso tiene razón y no hay azul sin ti... Doralina.

Eres, la razón de entender el amor
sin palabras.
Eres, ese sol que me toca, me besa
y me salva.
Eres más que esa historia de amor que de niño soñaba.
Eres más que ese último tren que tatuó mi esperanza.
No hay azul sin ti.
No hay azul sin ti.
No hay azul sin ti.
No hay azul.

 

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