
«Es hermoso, asomarse a un colgadizo, y ver vivir al mundo: verlo nacer, crecer,
cambiar, mejorar, y aprender en esa majestad continua el gusto de la verdad,
y el desdén de la riqueza... »
José Martí
Roberto Albellar llegó a Dripy gracias a la providencia del teatro. Los muchachos del grupo se encontraban de viaje en Ciego de ívila como parte de un festival de títeres, y se asombraron al verlo pasear con tranquilidad por las calles. Y es que él ya no es un hombre común desde hace un tiempo.
Elena Hernández se pierde detrás de la Nené Traviesa que manipula con ternura y destreza. (Fotos: Laura Rodríguez Fuentes)
Roberto se ha convertido en José Martí. El parecido es extraordinario. Ni Verónica, Anita o Jose sabían su nombre, lo llamaron sencillamente por el apellido del Apóstol. Supieron que era actor y allí acordaron invitarlo a Santa Clara.
La historia de esta relación espontánea esconde llanto, risas, nervios y estremecimiento por parte de estos jóvenes actores de Dripy. Como es lógico, no todos los días nos encontramos con un «Martí » y además, propietario de una naturaleza mesurada y parsimoniosa. Al escucharlo no puedes interrumpir jamás su oratoria.
Roberto encarna esta vez el padre de Nené Traviesa en la obra homónima de Dripy. Esta tarde en la sede de la agrupación teatral, el público conformado en su mayoría por niños y estudiantes de la Escuela Profesional de Arte quedó estupefacto cuando ese señor de pronunciada frente y tupido bigote apareció en escena junto a la tierna muñequita rubia.
Por cierto, Elena Hernández, manipuladora del títere, siempre se nos pierde en la escena. No puedo imaginar otra Nené para Dripy, con otra voz más delicada u otros gestos tan graciosos como de los que puede ufanarse esta excelente actriz.
La obra Nené Traviesa se repondrá este viernes a las 2:00 p.m. y viajará, además, a varias provincias del país a partir del mes de febrero y hasta abril como parte del proyecto Itinerario Martiano.
La llegada de Roberto al antiguo lavadero (sede de Dripy) también propició el surgimiento de nuevas ideas para una puesta en escena. Así nace Cauce Redentor, que se estrenará este sábado a las 9:00 p.m. y en la que encarna igualmente el personaje de José Martí. Comparte el tabloncillo con Brito, Ana Sánchez, Alejandro Rodríguez y Verónica Medina.
Jose Brito encarna el libro La Edad de Oro y Verónica Medina en el personaje de la madre de Nené.
En este espectáculo de creación colectiva, «la acción se apropia de la palabra martiana por medio de fragmentos de cartas, la novela, el ensayo y el discurso, como cause rebelde en el que viajan el ideal más encumbrado del siglo XIX americano y las pasiones personales del esposo y el padre, expuestas a la prueba de un sacrificio poco común », según explica el teatrólogo Juan Carlos Arencibia Rey.
«Es la obra un acto de fe en el mejoramiento humano y en las nuevas generaciones; y vemos al héroe ascender desde su ganada cúspide, a un diálogo íntimo y familiar con el joven, como si a la oportunidad que tenemos los cubanos de abrazar a diario su afán generoso, sumáramos el privilegio de palpar su figura, su mirada, casi su voz y su alma toda », agrega el también asesor teatral del grupo.
Cuando Roberto se convirtió en Martí
Roberto Albellar perdió su nombre, pero ganó uno que todos quisieran tener. En la calle las personas se asombran inevitablemente al verlo, los niños lo llaman, también hay quienes derraman lágrimas de conmoción al ver su parecido casi exacto con nuestro Apóstol, aunque él trate de negarlo.
Cuando Roberto salió a escena se escuchaban murmullos de asombro entre los niños invitados.Cuenta que allá por los años ochenta trabajaba en empresas militares. Había incursionado en alguna que otra obra cuando estaba en la escuela.
«Laboraba allí con equipos ópticos. En las Fuerzas Armadas Revolucionarias existía un movimiento de aficionados muy fuerte. Un día llegaron dos muchachas para preguntarme si yo quería un papel en una obra que estaban montando. Les respondí que no, y aunque una de ellas dijo: vámonos de aquí que este ni canta ni come fruta, estaba deseando que no encontraran quien encarnara el papel. Así fue, y al final sí participé (...) Años más tarde me evalúan de primer nivel y paso al sector profesional ».
¿Cómo llega el personaje de Martí a Roberto?
En el 2010, en Mayabeque, un grupo de actores fundamos un grupo llamado Andar Teatro. Como todo cubano, siempre teníamos la obra martiana presente. Como actor siempre tuve el anhelo de trabajar sus textos. Algunos amigos siempre me decían que tenía la frente ancha como él.
«Por aquella fecha, Fernando Pérez comienza a filmar El ojo del canario, pero él me aclara que su idea era recrear a Martí niño y adolescente. Hice el casting y ocupé el papel del capataz de la película. Al terminar le dije al estilista que me rasurara, pero que dejara los rasgos físicos de Martí. Entonces, comencé a notar que todos allí me miraban y hacían comentarios. Así surge la caracterización física de Martí ».
¿Y la caracterización psicológica?, ¿cómo la logró?
Para cualquier personaje hay que realizar un estudio minucioso. Hicimos una acción teatral, tomamos varias fotos y las guardamos. Después me llaman para un casting porque estaban buscando a alguien que interpretara al Apóstol. Nos pusimos a trabajar, a imaginar cómo caminaba Martí, cómo reaccionaba ante determinadas situaciones, si era rápido o lento en los movimientos, cómo podía convencer con la palabra.
«Cuando nos dan el guión de Duaba, la Odisea del Honor, sabíamos que iba a ser una serie exitosa. Conocía de antemano que no tendría texto en la serie documental, no obstante, nosotros creamos una obra teatral a la que llamamos Café con el maestro. Fue la prueba de fuego. Cuando partimos hasta Guantánamo para filmar Duaba... comenzaron las primeras reacciones de la gente en la calle. Me percaté de que había logrado una caracterización física ».
¿Qué reacciones lo han marcado?
Roberto Albellar estrenará Cauce Redentor junto al joven colectivo de Dripy.
En una oportunidad estaba en el Memorial José Martí. Allí estaba Eusebio Leal, me saludó efusivamente y me felicitó por la interpretación del personaje. Me envió unos días después un libro titulado Martí hombre. Sé que lo hizo porque quería que fuera consecuente con el HOMBRE que estaba encarnando, que profundizara. Empecé a escribir crónicas de las anécdotas que he vivido.
«Tuve una experiencia maravillosa con un niño en el Convento de Belén, que se abrazó a mis pies y me dijo: gracias por salvar a la Patria ».
«En las calles me hacen muchas preguntas. Nunca nadie me ha faltado el respeto. Yo sé que todo ese reconocimiento se debe a la vigencia del pensamiento martiano en la población ».
El bigote alguna vez fue postizo, ¿cierto?
He tenido que usar mi bigote natural porque una vez intentamos hacerlo en el Memorial con uno postizo y no funcionó.
Para muchas personas eres «El Martí », ¿ha cambiado tu vida después de elegir esta caracterización?
Cada vez que me hacen esa pregunta la acojo con agrado porque todo ha sido diferente. Me he dado cuenta de que, aunque pudiera parecer obvio, hay que sentir su vigencia para encarnar su figura. Nunca hablo de rescatar valores, porque los valores están ahí, hablo de destacar valores. Y a través de esta caracterización he tratado de hacerlo.