Giovany Peñate Cruz, estudiante de Periodismo
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15 Julio 2016

Homenajeado con la condición Huésped Distinguido de la ciudad de Santa Clara el pintor Raúl César Santos Zerpa volvió a la tierra donde se forjó y a la cual pertenece por siempre. Territorio que no ha dejado de visitar y del que nunca separará su corazón.

Con su muestra Recuérdame mañana, el reconocido artista de la plástica, merecedor de la distinción Por la Cultura Nacional, celebra el 327 aniversario de la ciudad y rememora sus inicios profesionales.

Paralelamente a su obra artí­stica desplegó una labor en la enseñanza del arte y en la cultura comunitaria…

Me gradué en el año 1960 y a partir de ahí­ comencé a trabajar en la plástica todo el tiempo. Fui profesor de secundaria básica, de la catedra de plástica, en las escuelas de arte, me desempeñé como instructor de arte, director de montaje, pero la ocupación más importante que tuve resultó la de asesor nacional del sistema de casas de cultura. Fundé las ferias nacionales de Arte Popular, las semanas de la cultura, pero paralelo a este trabajo construí­ mi obra artí­stica.

Cuénteme del camino recorrido.

Mi primera exposición la realicé en Santa Clara y se denominó Rostros y Expresiones, la cual resultó bastante sencilla. Luego comenzaron otros intereses temáticos, asunto que me motivó a trabajar el espacio y la esfera como su elemento central, principios que han permanecido en mi obra.

«En mi trayectoria hay cuatro etapas fundamentales: una matérica, o sea materias que se pegaban a la obra, una segunda de bichos e insectos flotando en el espacio, otra cercana a lo floral, lo vegetal y por último una etapa un poco más abstracta ».

¿Cuál considera la etapa más profunda de su obra?

Eso es bastante difí­cil. Hay especialistas en las que se me considera como un artista relevante de las décadas del 60 y el 70, y de la etapa de los insectos, el Museo de Bellas Artes de Cuba posee más de 10 obras mí­as. Sin embargo, en los últimos tiempos me sitúan como artista abstracto.

«Simplemente he pintado, no me interesa afiliarme a ninguna tendencia, ni tampoco pinto por cuestiones religiosas, polí­ticas, por dinero o por la moda, pinto porque lo deseo ».

Ha realizado presentaciones a nivel internacional, pero sigue moviéndose por muchas localidades de la isla…

He trabajado mucho pero también he participado. Mi lema es ¡Trabajar y participar! porque hay artistas que laboran solos y no les gustan las exposiciones colectivas, sin embargo, yo estoy presente con mi imagen donde me inviten y eso me ha salvado, entre otras cosas, del olvido.

«Además, no tengo preferencias por los lugares donde expongo. Me da lo mismo en Parí­s que en Manicaragua, me regocijo igual, y eso afecta a muchos artistas cuando alcanzan fama, pues no quieren asumir cualquier lugar para sus muestras, conmigo eso no sucede ».

¿Metas pendientes?

Me falta vivir, pero espero siempre vincularme a lo que he hecho hasta el momento. La edad te limita, ya hay cosas que no puedo realizar. Sin pintar no puedo vivir, la plástica es mi razón de ser.

«Nunca soñé ser el mejor pintor del mundo como Picasso, ni siquiera ser el mejor de Cuba. Mi sueño fue pintar, simplemente pintar y lo he cumplido pues mi meta era alcanzable y eso me satisface ».

¿Es reconocido en Santa Clara?

El público de Santa Clara es muy analí­tico, exigente, desarrollado, culto, maravilloso cuando resulta buena la propuesta. Pero sí­ creo que tengo mi huella en Santa Clara, en su gente.

¿Qué distingue a esta ciudad de otras?

Lo que más me gusta de esta ciudad es su dinamismo, movilidad, viveza, fervor, participación y estas cualidades la distinguen de diversos territorios en el paí­s.

¿Por qué Recuérdame mañana como tí­tulo para esta exposición?

Los cubanos somos muy dados al olvido, por lo que, utilizando un poco el humor, titulé esta exposición Recuérdame mañana. No obligo a nadie a recordarme, sino que lo pido.

¿Se considera un hijo de Santa Clara?

Santa Clara es la ciudad donde crecí­, me formé, estudié, hice mis primeros trabajos plásticos, de aquí­ era mi madre, mi padre, mis raí­ces están aquí­ en Santa Clara.

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