
Si a Michel Enríquez le hubieran dicho que se tropezaría alguna vez con el astro del fútbol mundial, Lionel Messi, pensaría en algo menos típico que: ¿nos podemos tirar una foto? Pero cuando lo vio en el mismo aeropuerto que él, al menos no dudó y le hizo el clásico pedido. Cuenta el súper 12 del Cuba que el rosarino accedió de inmediato, era 2008 y Beijing volvería a coronar a la albiceleste como reina olímpica. Un 2008 que despedía al béisbol de esas lides, y a Cuba le dejaba un amargo segundo lugar. Pero a la hora de la foto, ni Enríquez ni Messi sabían esos finales, iban a lo suyo.
Así que el hombre que en Cuba protagoniza miles de flashazos, esta vez cambió de rol y fue tras el del Barza, como eso fanáticos que dentro de la Isla lo persiguen por un autógrafo. Un día, mientras entrenaba en el Sandino al término de un partido de su novena así le comentó a esta reportera.
«No hablamos mucho, solo lo necesario para la foto. Desconozco si sabe quién soy, o si sabe algo de béisbol. Yo, por el contrario sí soy seguidor del fútbol, en Cuba gusta mucho también. En mis inicios era fútbol lo que practicaba, solo que mi entrenador se enfermó y entonces vino otro de béisbol y me captó. Tengo que reconocer, que aunque Argentina no me disgusta, soy seguidor de Brasil. Da la casualidad que el encuentro fue con los argentinos, aquel día también me saqué una foto con Juan Román Riquelme que guardo como unos de esos tantos buenos momentos que me ha dado el béisbol ».
Para el entonces de esta conversación, el tercera base del Cuba apostaba por la canarinha y la albiceleste para el Mundial. Salió trasquilado como muchos, pero al menos puede jactarse de la foto, como pocos.