El reloj que heredó en la curva

Roxana Gómez rompió el reloj y la historia, sexta en el mundo con récord nacional en Tokio 2025.

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Roxana Gómez durante la semifinal de los 400 metros en el Mundial de Atletismo de Tokio 2025.
Roxana Gómez es la nueva recordista cubana de los 400 m planos, con 49.48 segundos, y lo logró en la final del Campeonato Mundial de Tokio 2025. (Foto: Tomada de Internet)
Anisbel Luis Reyes
Anisbel Luis Reyes
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19 Septiembre 2025

Desde que debutó en el relevo 4x400 del Mundial de Beijing 2015, con apenas 16 años, Roxana Gómez ha corrido más que carreras: ha corrido contra el olvido, contra las lesiones, contra la espera. En cada pista internacional, desde Barranquilla hasta Lima, desde Tokio 2020 hasta los Diamond League, dejó el alma en cada zancada, buscando no solo marcas, sino reconocimiento. Su lucha no fue solo contra el cronómetro, sino contra el silencio que a veces rodea el atletismo cubano femenino.

En Tokio 2025, esa espera terminó. Con 49.48 segundos, Roxana no solo firmó el mejor tiempo de su vida: derribó el récord nacional que Ana Fidelia Quirot había establecido en los Juegos Panamericanos de La Habana 1991 (49.61) y se convirtió en la primera cubana en disputar una final mundial de los 400 metros planos. La marca, largamente soñada, llegó en el escenario más exigente, en una final donde Sydney McLaughlin-Levrone voló con 47.78 y Marileidy Paulino se llevó la plata con récord dominicano (47.98). Roxana, sexta entre las mejores del planeta, dejó su huella con temple, garra y elegancia.

«Mi entrenador, Yaseen Pérez, fue clave para llegar aquí» (declaró a JIT tras la carrera), consciente de que cada centésima contaba. Ya en Tokio 2020 había bajado de los 50 segundos. Hoy, cinco años después, volvió a hacerlo, pero esta vez con historia incluida. «Sabía que podía correr por debajo de los 49.50, pero hacerlo en esta final es otra historia» (comentó a Cubadebate, visiblemente emocionada).

Su constancia no se mide solo en tiempos, sino en kilómetros recorridos sin reflectores, en concentraciones silenciosas, en carreras donde no siempre hubo podio, pero sí entrega. Roxana se mantuvo, insistió, afinó su técnica, fortaleció su mente y esperó el momento. Y cuando llegó, lo abrazó con la fuerza de quien sabe que representa algo más que a sí misma.

Cuba celebra su oro en triple salto y su bronce en disco, pero la actuación de Roxana Gómez en los 400 metros planos es, sin duda, uno de los momentos más luminosos del Mundial. 

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