Claudia Yera Jaime
Claudia Yera Jaime
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19 Abril 2018

Miguel Dí­az-Canel Bermúdez, a punto de cumplir 58 años, ha sido electo por la Asamblea Nacional del Poder Popular nuevo presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, tras unas elecciones generales democráticas.

Desde su estancia en la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas como estudiante de la carrera Equipos y Componentes Electrónicos, despuntaron sus cualidades de lí­der polí­tico y de masas.

«Con Dí­az-Canel tuve una visión de futuro, un dí­a estábamos en casa de uno de los profesores conversando y tomando unas cervezas y le dije: “Migue, tú vas a llegar a ser algo grande, por lo menos ministro; a ti esta labor que haces con nosotros ahora te queda muy chiquita. Tengo el privilegio de ser una de las primeras personas que advirtió en él sus excepcionales cualidades », cuenta el profesor Juan Valentí­n Lorenzo Ginori.

Dí­az Canel en la UCLV
Dí­az-Canel con los profesores de la FIE, los doctores Juan Valentí­n Lorenzo Ginori (izquierda) y Emilio González (derecha). (Foto: Cortesí­a de la Facultad de Ingenierí­a Eléctrica)

Con melena, jeans, chaquetas de mezclilla y camisetas deportivas, se paseaba Dí­az-Canel por los pasillos de la Facultad de Ingenierí­a Eléctrica (FIE). Desenfadado, carismático, inteligente y extremadamente sensible lo recuerdan sus profesores y compañeros de estudio, protagonistas de esta entrevista.

El estudiante ejemplar

«Siempre organizado y estudioso, un investigador acucioso que buscaba en todo momento el porqué de las cosas. No era una persona de mucho discurso, sino de mucha actuación. Salí­a bien en todo, terminó su carrera con más de 4.8 de promedio de í­ndice académico », rememora el profesor Juan Pablo Barrios Rodrí­guez, actual decano de la FIE, quien compartió con Dí­az-Canel responsabilidades en el consejo de la Federación de Estudiantes Universitarios.

Cuentan que se involucraba en todas las actividades universitarias, desde la investigación en pos del desarrollo tecnológico hasta fórums de filosofí­a e historia o eventos deportivos y culturales.

«Se formó como un ingeniero de banda ancha, que en términos técnicos significa un profesional que cubre un espectro muy amplio de situaciones », asegura Barrios Rodrí­guez.

Mientras que Ileana Moreno Campdesuñer, quien fuera su compañera de estudio durante los cinco años, comenta: «Migue es un hombre muy inteligente, desde su paso por acá por la FIE lo demostró, asimilaba con facilidad los contenidos que nos impartí­an. Era muy buen compañero, estudiábamos juntos, aunque él no lo necesitaba por su inteligencia innata, dedicaba el tiempo del fin de semana a sentarse con nosotros, explicarnos, confraternizar ».

Miguel Dí­az Canel, estudiante
Dí­az-Canel manipulando un equipo de comunicaciones en el Instituto Técnico Militar. (Foto: : Cortesí­a de la Facultad de Ingenierí­a Eléctrica)

La Dra. Campdesuñer, quien actualmente ejerce como profesora de Circuitos Eléctricos y Metodologí­a de la Investigación en la FIE, testifica, además, que: «Leí­a mucho y trataba de absorber la mayor cantidad de conocimientos posible de cultura general. Era una amante de la trova y el rock clásico, y sobre todo de su ciudad, siempre estaba orgulloso de ser pilongo ».

El recién electo presidente fue el «alumno ayudante estrella » de Juan Valentí­n Lorenzo Ginori, profesor consultante del Centro de Investigaciones de la Informática, quien fue jefe de departamento de la carrera de Equipos y Componentes Electrónicos durante los cinco años de la estancia de Dí­az-Canel como educando en la casa de altos estudios.

«Cuando ellos comenzaron a estudiar la carrera yo estaba interesado en hacer mi doctorado y me encontraba a la caza de estudiantes talentos para que participaran en mis investigaciones. Aproveché cuando Dí­az-Canel obtuvo un premio en un fórum de marxismo para felicitarlo y hacer un poco de proselitismo », cuenta.

«Desde sus estudios de pregrado fue muy destacado y llegó a tener publicaciones cientí­ficas en la revista Ingenierí­a Electrónica, Automática y Comunicaciones », dice el profesor orgulloso de su tutoreado.

El joven investigador cumplió, además, como estudiante de pregrado una tarea de impacto encomendada por la dirección del paí­s en 1982, hacer su trabajo de diploma en el Instituto Técnico Militar (ITM) de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. «Para allá fue Miguel y varios de sus compañeros; concurrieron a cumplir con eficiencia y calidad la misión que se les planteara », comenta Barrios Rodrí­guez.

Recorte de la prensa
Dí­az-Canel (al fondo a la derecha) e Ileana Moreno (al frente a la izquierda) junto a compañeros de estudio en el Instituto Técnico Militar. (Foto: Cortesí­a de la Facultad de Ingenierí­a Eléctrica)

Pero Dí­az-Canel, como joven al fin, también tuvo que lidiar con los prejuicios por su moda un tanto irreverente. «En su época de estudiante no se permití­an en los predios universitarios los cortes de pelo largo en los varones y a Migue le gustaba presumir de su melenita. A mí­ me tocó presionarlo para que se pelara, y luego de varias controversias llegamos a un pacto de caballeros, él se recortó un poquito el cabello y yo me hice un tanto de la vista gorda », recuerda Emilio González, quien fuera su profesor guí­a.

«Para fortuna lo tuvimos también en nuestro claustro, y aunque se perdió un gran investigador en el campo de la ingenierí­a electrónica, se ganó un dirigente para este paí­s », asegura Lorenzo Ginori.

Despuntar de un lí­der

Sus contemporáneos en la época universitaria lo recuerdan como un joven lleno de matices, un lí­der humilde y atento a las dificultades de sus allegados, a pesar de las nuevas responsabilidades en la vida polí­tica del paí­s.

«Desde muy joven le brotaba ese carisma que solo tienen los lí­deres, la gente lo seguí­a sin siquiera tener algún cargo, arrastraba a las masas, las convencí­a con el ejemplo y una oratoria amena », cuenta Moreno Capdesuñer.

Añade además: «Creció en la vida polí­tica, pero mantiene la afabilidad y la gentileza que nos propició siempre. Ha sido nuestro gran amigo en el plano profesional y también en el personal; a pesar de sus múltiples responsabilidades se mantiene atento y nos ayuda con extrema voluntad con todo lo que está a su alcance, es una persona extremadamente humana y sensible ».

Dí­az Canel en forum de la UCLV
Dí­az-Canel, como secretario del Partido en Villa Clara, en el año 1997 en un fórum cientí­fico de la FIE, con el Dr. Juan Valentí­n Lorenzo Ginori. (Foto: Cortesí­a de la Facultad de Ingenierí­a Eléctrica)

A su vez, el profesor Lorenzo Ginori lo define como «un enemigo acérrimo de la mediocridad y siempre estimula a quienes lo rodean a alcanzar los mejores resultados ».

Y es que Dí­az-Canel apostó siempre por la superación profesional como impulsora de cambios y de realización personal. Siendo secretario del Partido en la provincia, pese a las múltiples responsabilidades que esto implicaba, realizó una Maestrí­a en Dirección en la UCLV.

«Desde joven fue una persona exigente, pero con métodos muy polí­ticos, daba tareas, pero explicaba el porqué de la labor que encomendaba y su importancia. No imponí­a, sino que convencí­a con un discurso sencillo lleno de principios éticos », expone José Rafael Abreu Garcí­a, profesor de la FIE.

Por estas y otras virtudes, la Asamblea Nacional ha elegido a Dí­az-Canel como continuador insigne del proceso revolucionario de un pueblo que lo considera amigo y, ahora, presidente.

«Hablamos de Dí­az-Canel sin elogios, ni rimbombancia ni adulaciones porque él siempre ha mantenido con nosotros una relación muy franca, muy sincera y amigable. Tanto cuando fue secretario del Partido en la provincia, ministro de Educación Superior o como vicepresidente primero, se bajaba del estrado a saludar a los profesores de Eléctrica, a conversar con sus antiguos compañeros. Siempre ha sentido un profundo sentido de pertenencia hacia Villa Clara y su universidad », comenta Barrios Rodrí­guez.

Mientras que el profesor José Domí­nguez Hernández, quien fuera decano durante la época de Dí­az-Canel como estudiante, expone con firmeza: «Confiamos en su modestia y sencillez, en su ví­nculo con las masas, en su capacidad intelectual y de dirección para conducir este paí­s ».

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