
En temas de vida o muerte solemos ser implacables. La solidaridad con el prójimo, el dolor ajeno, la percepción de que otro ser humano sufre, nos afectan el doble en tiempos de crisis. Precisamente movida por este sentir nos escribió desde la Octava Villa la Dra. Marleny Rodríguez Rivero, quien, como médico y ciudadana, se duele por las imprecisiones que en los últimos dos meses han deteriorado la calidad de un servicio vital para docenas de enfermos.
«En Remedios, la Empresa de Gases Industriales de Santa Clara suministra cada semana martes, jueves y viernes los balones de oxígeno que necesitan varios pacientes del municipio y que son conciliados a través de contratos realizados por la red de farmacias. Antes los dejaban en el Almacén Municipal de Salud, que se encuentra a 2 km del centro del pueblo, y en septiembre abrió la farmacia 755, mucho más céntrica, por lo que se decidió trasladar a esa unidad la entrega del oxígeno. Pero sucede que enfrentamos muchas irregularidades: el camión no tiene horario fijo de llegada y lo mismo decide pasar de largo y entrar primero a Caibarién y luego regresar a Santa Clara, donde se sirve con el suministro para Remedios, que llegan a Remedios con la cantidad de oxígeno incompleta y, en esos casos, vuelven a Santa Clara y viran entonces con los balones faltantes, tal como sucedió los días 4 y 8 de octubre ».
Por encima de la obvia urgencia de sistematizar la entrega de un producto del que depende la vida de tantas personas, la Dra. Rodríguez Rivero se solidariza con la angustia de familias necesitadas.
«Por ejemplo, Cinthia Mayo García, adolescente de 15 años de edad, tiene una lesión estática de sistema nervioso central con una insuficiencia respiratoria crónica, por lo que precisa de un ventilador de respiración mecánica domiciliaria que a diario consume aproximadamente un balón de oxígeno. Nuestro país le compró uno de estos equipos, valorado en más de 10 000 USD, para garantizar la calidad de vida de esta adolescente y su familia. La atiende su mamá, que es madre soltera y cuidadora, a cargo además de otra niña y de un par de ancianos, y su único apoyo para ayudarla con el traslado de los balones es un amigo bicitaxero que no le cobra nada. Sin embargo, al no existir horario específico de llegada del camión, muchas veces el amigo solidario no puede ir a buscarlos en la noche, por lo que esta mujer sola se ve obligada a pagarle hasta 80 pesos a otra persona para que le traigan el oxígeno de su niña. Como ellos, son muchas las familias cuya economía no soporta tales gastos.
«Entonces nos preguntamos, ¿cuál es el motivo de que ya no exista un horario fijo para este servicio en Remedios? ¿Con la situación que está atravesando nuestro país es adecuado el gasto de combustible sobreañadido, porque la oferta es menor a la demanda y se requiere de más viajes en determinadas ocasiones? ¿Por qué no funcionan los mecanismos para que la entidad expendedora conozca la cantidad específica de balones de oxígeno a cambiar? ».
De antemano, imagino los argumentos detrás de lo expuesto. «La columna de la calle », la Dra. Marleny y los pacientes de Remedios quedan a la espera de las voces responsables, con respuestas y medidas contundentes.