De esos casos increíbles por injustos y angustiosos, del tipo que jamás quisiéramos vivir en primera persona, es el que socializo en esta edición de la columna. Sandra M. Mujica Caraballoso, una trabajadora santaclareña residente en la calle Tercera nro. 161, entre C y D, Reparto Vigía, denuncia con indignación la ocupación ilegal de una propiedad que habría de pertenecerle legalmente, aunque su reclamo ha «rebotado » más que un balón de la NBA.
«El 29 de junio de 2013, Graciela Padrón Morell se introdujo ilegalmente en la vivienda situada en la calle Tercera nro. 168, entre C y D, en la Vigía, la cual fue testada a mi favor por su propietario, Rolando González Fernández, quien había fallecido tres meses antes, el 5 de marzo. El mismo 29 realicé la denuncia en la PNR de Santa Clara, y me informaron, al cabo de varios días de espera, que eso era un proceso civil y que habían pasado el expediente para la Dirección Municipal de la Vivienda. En dos ocasiones fui atendida por Norbelio Machado, entonces director provincial de ese organismo, y en tres momentos más por Ernesto Arias Escobar, director municipal; este último siempre me decía que continuara con mis trámites, que mis papeles estaban en regla, pero todavía no he podido adjudicarme la vivienda porque la ocupante ilegal no deja entrar al arquitecto para que haga sus mediciones y termine el informe técnico del inmueble.
«El 14 de julio de 2014 realizo un proceso de reclamación, y me notificaron el 26 de noviembre con respuesta a mi favor. Me informaron que a la ocupante ilegal le habían dado 72 horas para que abandonara la casa y que, en caso contrario, la Comisión de Enfrentamiento a las Ilegalidades de la Asamblea municipal del Poder Popular procedería a la ejecución. Nada ha cambiado hasta la fecha, porque nada se hizo. El 5 de marzo de 2015 me notificaron en la Dirección Municipal de la Vivienda, y cito textualmente, que “hasta que no podamos reubicar a la Sra. Graciela Padrón, usted tendrá que esperar para ocupar el inmueble que por derecho le pertenece†». Si quien lee estas palabras cree colmada su capacidad de asombro, aguarde y analice las siguientes líneas: Graciela Padrón Morell tiene una vivienda de origen en la calle Misionero nro. 213, entre San Pedro y Toscano.
Pero Sandra no depone las armas. Se entrevistó con funcionarios del PCC, escribió al periódico Juventud Rebelde, al Gobierno Municipal y también al provincial, fue a la Fiscalía en todas sus instancias; reclamó nuevamente a Vivienda en Santa Clara y Planificación Física Provincial envió a una inspectora que multó a la ocupante y que comprobó, además, el volumen de transformaciones constructivas que estaba ejecutando en la casa de Sandra: cambio de la cubierta de tejas criollas por fibrocem, puertas y ventanas de aluminio y un portal trasero. Incluso, en 2016, el entonces vicepresidente del Poder Popular de Santa Clara, le informó que la Dirección Municipal de Vivienda le había entregado la casa de origen de Graciela a otra mujer y que le darían un subsidio. Y pasó el tiempo y pasó…
«Mediante la Resolución 1206/17, del 26 de octubre de 2017, Graciela Padrón Morrell fue declarada ocupante ilegal por la Dirección municipal de la Vivienda. Ella realizó una reclamación sobre el inmueble el 27 de abril del 2018 y la declararon Sin Lugar. Mientras tanto, continúa haciendo transformaciones en la casa. El dos de octubre del pasado año fui recibida por la compañera Ivis en el Departamento de Atención a la Población del PCC Provincial, quien me informó que mi caso todavía está siendo analizado en la Comisión de Ilegalidades, pero hasta la fecha no me han dado respuesta ».
Se me ocurre equiparar esta historia con una representación macabra de marionetas, cuyos hilos son manipulados por un ente sordo y ciego. Aquí hay una sola víctima y una única solución, ¿o alguien lo duda?