La «laguna » de la Sakenaf y el IPVCE sediento

De aguas acumuladas y otras que no llegan y por las que se suspenden clases... El drama hí­drico en Villa Clara pica y se extiende.

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Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
1944
10 Septiembre 2020

Siete dí­as han transcurrido desde la publicación del caso de la fosa y el patio ¿particulares?, que traen sin sueño y con el gusto amargo de las crisis dilatadas a siete familias caibarienenses. Sin embargo, hasta este minuto no hemos recibido respuesta alguna ni por correo electrónico ni por otras ví­as más tradicionales, así­ que solo nos resta instar a quienes sea que deban responder, y publicar nuevas denuncias sobre preocupaciones y temores de varios villaclareños.

El primer mensaje lo remite Maira Galindo Meneses, presidenta del CDR #3, Zona 166, Circunscripción 53, quien reside en Carretera del Acueducto nro. 9, entre Circunvalación y acceso a la Sakenaf, en Santa Clara. «Tení­a 6 años cuando me mudé para acá, y ya cumplí­ 65. Fui testigo de cuando se hicieron la carretera y las aceras que hasta el dí­a de hoy existen. Frente a la primera calle del Reparto Militar, donde se ubica una tiendecita por divisa, siempre hubo un desagí¼e al que iban a parar las aguas que corren por la ví­a, bajando de la loma que está después de la entrada de la Sakenaf, y las de todo el reparto. Estas aguas se desplazaban de manera natural e iban a parar a una cañada que es afluente del rí­o Cubanicay.

«Sucede que meses atrás llegaron unos trabajadores de Planificación Fí­sica y marcaron varios terrenos para construir casas, precisamente sobre el área del drenaje. En el primero de los que delimitaron hicieron un replanteo con madera y rellenaron el desagí¼e junto con la zanja. Esto ha traí­do como consecuencia que, cuando llueve, sea mucho o poco, el agua se empantana al punto de que parece una laguna y ya varias casas se han inundado, por lo cual algunos debimos levantar escalones y otras barreras para intentar que no penetren en las viviendas, pues para colmo, son aguas sucias.  

«No creo que con esta situación podamos hacerle frente a precipitaciones intensas y, mucho menos, a un huracán, cuya temporada está ahora mismo en plena efervescencia. Entiendo que se deben otorgar solares para que las familias necesitadas construyan, pero no creando un problema que, a la corta, es el Estado el que debe darle frente, porque tiene que evacuar personas y dedicar miles en recursos que podrí­an ser mejor empleados ».

Y el tema hí­drico pica y se extiende, aunque esta vez, la causa no radique en acumulaciones indeseadas. A nombre de varios padres alarmados nos escribió Evelin Gómez Guevara:

«Después de tantos meses sin clases, hoy 9 de septiembre le dieron pase a los estudiantes del IPVCE Ernesto Guevara porque no hay agua en la escuela ni tampoco combustible para las pipas, o sea, que los alumnos solo estuvieron allí­ una semana. Resulta inaudito, ya que la ministra y las autoridades de la provincia afirmaron que todo estaba garantizado. Esta situación afecta el proceso docente en general, pues incluso los estudiantes de 12 grado también fueron para las casas. Ni siquiera se nos informó respecto a alguna posible fecha de regreso, así­ que también peligra el comienzo del primer año de la universidad, que deberí­a iniciar en noviembre, pero no por la COVID, sino por el agua. Increí­ble ».

La «mesa » está servida. Que no debamos emborronar más cuartillas ni los remitentes ni esta columnista para hablar de autoridades mudas y respuestas sin pista de aterrizaje.  

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