
Llevar comida a la mesa deviene una de las principales preocupaciones del cubano que se enfrenta, en múltiples ocasiones, a mercados desabastecidos y cae en el desconcierto y la especulación.
Pero la solución de la tensa situación alimentaria no está en el acaparamiento ni en las campañitas desacreditantes; para recoger hay que sembrar, de ahí que impere explotar al máximo las tierras, producir y proveer con agilidad los puestos de expendio de viandas, granos, frutas y hortalizas.
La tarea demanda el trabajo mancomunado de los polos productivos y del sector cooperativo y campesino, y requiere «además de recursos materiales y financieros, organización, voluntad, inteligencia y el entendimiento de todos los participantes, unido a la integralidad en los análisis para planificar de manera local una producción continua, diversificada, con calidad y suficiente para satisfacer las necesidades de la población », asegura Yanisbel Sánchez Rodríguez, directora general del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical.
Se trata de fortalecer el programa de autoabastecimiento local en cada municipio: el objetivo supremo es lograr la entrega de 30 libras percápitas mensuales a partir del resultado de las cosechas propias de cada territorio, mas para lograrlo queda un arduo camino por andar. De momento a Acopio, empresa encargada de rectorar el acarreo, le corresponde lograr un acertado encadenamiento productivo para que cada villaclareño tenga a su disposición los alimentos que precise.
Importancia vital, para hacer realidad estos propósitos, tiene el programa de la agricultura familiar que fomenta el trabajo socialmente útil y el aporte a partir de la producción desde los patios y áreas cercanas al hogar.
Sobran razones para impulsar el autoabastecimiento: si se tienen los cultivos en la demarcación municipal no se necesita destinar grandes cantidades de combustible a trasladarlos, e incluso hay lugares en los que se pueden abastecer los puestos de venta, o llegar a los de acarreo mediante la tracción animal.
Además, se evitará el maltrato, por transporte, de los alimentos y estos llegarán a manos del cliente con mayor frescura y calidad; contribuyendo a disminuir las insatisfacciones por la no correspondencia de la calidad con los precios y la irregularidad y demora de los ciclos de distribución.
En la meta de multiplicar las producciones acercarse a quienes labran los suelos deviene también prioridad: «hay que escucharlos, conocer sus necesidades y sus potenciales productivos para eliminar brechas; aún persisten incumplimientos en las cifras contratadas, desvíos de las producciones, lo que lleva un análisis sistemático y prontas soluciones », declara Rosendo Pérez González, funcionario del Comité Provincial del PCC que atiende la Agricultura.
Este acercamiento entre los involucrados también contribuye a que el campesino no se quede con sus producciones acarreadas, fenómeno que ha disminuido en la provincia y se debe erradicar, al igual que las deudas. «Hoy en Villa Clara están creadas todas las condiciones para que Acopio recoja y pague en tiempo las mercancías », añadió Pérez González.
Otra de las buenas nuevas del abastecimiento local es el trabajo con la agroecología en la elaboración y empleo de biofertilizantes y bioplaguicidas que se producen en el Sistema de la Agricultura, son más favorables para la salud humana y contribuyen sustancialmente a disminuir importaciones; y más cuando el país solo puede comprar de un 30 a un 35 por ciento de los químicos que urgen en los sembrados.
La provincia tiene a su favor el apoyo del INIVIT en la producción de vitroplantas y semillas para obtener cosechas de calidad y continuar el fomento de la agricultura urbana, suburbana y familiar.
Según Pérez González, Villa Clara cuenta con territorios grandes productores de determinados cultivos en los que hay un mayor déficit del resto de los alimentos; como por ejemplo Encrucijada y Ranchuelo que tienen mucha caña y granos; y el caso de Sagua la Grande, con gran nivel poblacional y poca superficie dedicada a la agricultura.
De ahí que los tres municipios estén entre los de menor cantidad de libras percápitas; por lo que requieren de una mirada priorizada por parte de las autoridades del Gobierno, el Partido y la Agricultura.
Como ve, para bajar los precios y llevar al caldero una comida sana hay que aumentar la producción; y para ello el autoabastecimiento local constituye la carta de triunfo y la posibilidad de contribuir todos, desde nuestro pedacito, al rendimiento y sostenibilidad de los cultivos y, por ende, la nación.