¡Magnánimo y corajudo 26!

Celebremos este 26 de Julio, hacendosos, austeros, generosos. Unidos más que nunca en un solo corazón.

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Mercedes Rodríguez García
Mercedes Rodrí­guez Garcí­a
3013
26 Julio 2020
(Ilustración: Linares)

En 67 años será el primero en que los cubanos, desde nuestras plazas, no celebremos en multitud el Dí­a de la Rebeldí­a Nacional. La emergencia sanitaria dictada por la pandemia del coronavirus aunque controlada en nuestro paí­s impide que millones de sus hijos, a lo largo y ancho de la isla, palpiten así­ de contentura, aunando manos, vivas, gritos,
cantos y saludos. De otros modos será.

Razones sobran para no distanciarnos de aquella mañana de la Santa Ana, cuando más que nunca morir por la patria fue vivir.

Largo y difí­cil el camino recorrido. El tiempo ha pasado inexorable. Los nacidos entonces ya encanecimos; otros, no existen; protagonistas, quedan. Y hay retoños apenas engendrados, paridos nuevos niños, adolescentes, jóvenes, hombres y mujeres maduros, fortalecidos en
el bregar de una nación campeona en eso de vencer obstáculos que ha impuesto la vida, y lo que no es la vida al bienestar y a la propia
supervivencia de los cubanos.

Y bandera en alto, como nunca: ¡Vamos…!

Carentes de «cosas » llamadas materiales; necesarias unas, fútiles las más si no sabemos salvar las circunstancias con dignidad y decoro, virtudes cardinales para alimentar el espí­ritu y fortalecer el pensamiento, para que no escaseen sentimientos de solidaridad, amor y patriotismo, puestos a prueba en los últimos meses, casi santamente sembrados por los jóvenes de la Generación del Centenario. Su altura ética marcó motivación e impulso cuando llegó la hora justa y fue el í­mpetu que movió los ánimos de la Revolución. Ellos, intérpretes de aquel fidelí­simo acto de creación que fue el26 de Julio de 1953.

Largo y difí­cil el camino andado. El tiempo ha pasado inexorable, pero ¡estamos! apostando una vez más a lo que ya a medio mundo Cuba ha demostrado, que ¡se puede! Que se puede desafiar por la vida, a la muerte, y salvar y salvarnos. ¡Nada vale más ni es posible dejar de apreciarse en realidades!

Llevamos en el corazón las doctrinas del Apóstol, su ejemplo vive, su semilla fue esparcida en Santiago y Bayamo, y su obra perdura.

Celebremos, entonces como estemos y desde donde estemos, este 26 de Julio, hacendosos, austeros, generosos. Unidos más que nunca en un solo corazón. Magnánimo como el de Martí­, corajudo como el de Fidel.

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