Retos digitales de todos los días

La transformación digital de la sociedad constituye un cambio cultural con impacto sobre todos los procesos económicos, políticos y sociales, y que involucra al Gobierno, el empresariado, las universidades y centros de investigación, y la sociedad civil.

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Vanguardia - Villa Clara - Cuba
Mónica Sardiña Molina
Mónica Sardiña Molina
@monicasm97
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18 Mayo 2025

Para sensibilizar sobre las posibilidades que ofrece el uso de internet y otras tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como sobre la necesidad de reducir la brecha digital, cada 17 de mayo se celebra el Día Mundial de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información.

Este año, la conmemoración se sustenta sobre la igualdad de género en la transformación digital, pues de los 2600 millones de personas que aún carecen de conexión, la mayoría son mujeres y niñas, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), por lo que urge asegurar que todas podamos, no solo beneficiarnos, sino también contribuir a tales cambios.

La sociedad cubana no vive ajena a estos temas, sobre todo, a partir del año 2018, cuando comenzó el crecimiento acelerado del uso de la telefonía móvil y del acceso a internet, tanto desde los propios celulares como desde hogares e instituciones. Se ha incrementado la cobertura de la televisión digital terrestre mediante las señales estándar y de alta definición, y diversos actores económicos contribuyen al desarrollo de la llamada industria nacional del software.

Sin embargo, lo que constituye aspiración y prioridad para el Gobierno cubano demanda mucho más que esfuerzos aislados. Desde el 2024, el país cuenta con una Política para la Transformación Digital y una Agenda que proyecta su cumplimiento.

En palabras de Ailyn Febles Estrada, entonces presidenta de la Unión de Informáticos de Cuba y, actualmente, viceministra de Comunicaciones, se aspira a «una sociedad digital, inclusiva, participativa, basada en derechos, en un ambiente seguro que contribuya al bienestar general y a alcanzar un socialismo próspero y sostenible».

¿Ambicioso? Sin duda. ¿Posible? Dependerá de cuán capaces seamos de llevar a cabo un cambio cultural con impacto sobre todos los procesos económicos, políticos y sociales, y que involucra al Gobierno, el empresariado, las universidades y centros de investigación, y la sociedad civil.

Los principales retos consisten en un marco normativo que se corresponda con los propósitos y las posibilidades reales de materializarlos, una infraestructura tecnológica, conectividad y acceso digital para todos los actores de la sociedad, con calidad, seguridad y soberanía tecnológica; la introducción de tecnologías digitales para transformar los sistemas económicos, financieros, comerciales, logísticos y productivos; una educación y cultura digital que desarrolle competencias en la población para el uso crítico, seguro, ético, consciente e inclusivo de las tecnologías; un gobierno digital basado en el bienestar ciudadano, la eficiencia y transparencia de su gestión, la administración y los servicios públicos; un pensamiento innovador que fomente la experimentación, el aprendizaje y el desarrollo de nuevos productos y servicios; un uso responsable y seguro del ciberespacio, y el posicionamiento competitivo de contenidos nacionales de información, entretenimiento y formación de valores en los espacios digitales, como alternativa a los patrones impuestos por la industria cultural dominante.

Los desafíos no terminan ahí, porque no se concibe el progreso socioeconómico sin transformación digital, ni la transformación digital sin Inteligencia Artificial (IA). Para promover su desarrollo, distribución y uso seguro y responsable, también existe una estrategia en Cuba.

Asimismo, una comunidad de investigadores, fundamentalmente en universidades y centros científicos, incorporan los métodos de la IA y sostienen una articulación incipiente con el sector productivo de bienes y servicios.

Establecer principios éticos y normas jurídicas y técnicas, preparar al capital humano, desplegar aplicaciones y servicios basados en la IA, agilizar su empleo en la administración pública, impulsar la ciencia y la innovación en este campo, generalizar los conocimientos sobre su aplicación ética y responsable, mediante la comunicación social, resultan las principales directrices de una agenda relativamente novedosa, pero muy prometedora.

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