¿Nos quiere gobernar? (+Video)

Hasta los niños la adoran, tiene tremendo poder de convocatoria y a pesar de no ser una mujer mágica convierte todo en bondad.

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María Cristina Díaz Montalván
María Cristina Díaz Montalván, y es la bodeguera de El Diamante y la secretaria general de uno de los bloques de la FMC en el consejo popular Sabino Hernández. (Foto: Carlos Rodríguez Torres)
Ricardo R. González
Ricardo R. González
@riciber91
10035
08 Marzo 2019

Por su temperamento es un como un extraño «huracán fuerza 5 » que no causa   daños; por sus sentimientos, una cascada refrescante, manantial que penetra e irriga el alma. Se llama Marí­a Cristina Dí­az Montalván, y es la bodeguera de El Diamante y la secretaria general de uno de los bloques de la FMC en el consejo popular Sabino Hernández. Una mujer que ha revolucionado a Santo Domingo y a una demarcación cuya entrada fue una vez apenas perceptible, por el marabú que se adueñaba de ella.

Marí­a Cristina
¡ ¡ ¡Marí­a Cristina me quiere gobernar!!! (Caricatura: Carlos Rodrí­guez Torres)

Poco queda de aquella muchachita de dos trenzas que a los 14 años vendí­a el periódico en su comunidad, protegido dentro de una jaba de yute.

Fue el tiempo el que la convirtió en una mujer ansiosa de tener un patio activo y eficiente. Y poco a poco lo fue creando porque siempre quiso ver salir de la tierra plantas que nacieran y crecieran gracias a sus manos. Alguna fruta, alguna vianda, vegetales…

Cada dí­a de su vida transcurre en pleno torbellino. Se acuesta bien tarde en la noche, luego de regar las plantas y de escuchar la radio.

«Antes de ir a la cama vale un cafecito junto con mi esposo. Nos damos unos besitos ¡y a esperar las 5:00 de la madrugada! Entonces hago la primera coladita, oigo las noticias, dejo la casa arreglada, de modo que ya sobre las 6:45 tengo abierta la bodega para atender a cualquiera   de mis 472 clientes que solicite mis servicios y reencontrarme con mis cuatro compañeras de trabajo, que son maravillosas ».

Hablemos de honestidad, ¿qué piensa cuando un ser humano carece de esta cualidad?

No me gusta que le roben a mi pueblo, que falte peso, que se violen las normas. Un dí­a, alguien que vio mi nombre en el periódico cuando mi intervención en la Asamblea Provincial de la FMC me preguntó que por qué yo recalcaba tanto que era bodeguera. Y le respondí­: «Porque no soy doctora, sino una técnica de Comercio, una trabajadora con mucha honra y que no le roba a su pueblo ».

Memorándum:

En el patio de Marí­a Cristina hay naranja, limón, guayaba, mango, guanábana, ciruela; cuatro variedades de plátano, así­ como boniato, col, rábano, zanahoria, remolacha y chayote, por solo citar algunas.

Crear esta modalidad es una respuesta a lo que hoy se insiste para lograr el autoabastecimiento municipal. El sitio fue idea de Oristela Chávez, quien fuera presidenta del consejo popular. También hubo interés de la dirección polí­tica del municipio de que la agricultura urbana fuera el valor primordial de la comunidad de Palo Bonito Cultivos Varios y no quedara ni un trocito de tierra sin sembrar.

El «Sabino Hernández » tiene 174 patios familiares; de ellos, trabajan 58, 30 resultan de Referencia y otros tantos solicitaron su revisión en saludo al X Congreso de la FMC.

Pasiones de una dominicana

Anda, Marí­a Cristina, cuéntanos un poco de tu vida.

Y sin pensarlo mucho alude a ese cariño que le profesan quienes la rodean.

No soy de otro planeta, pero me he sabido ganar el cariño de la gente y todo el mundo me ayuda. Soy una mujer creadora. Cojo un plátano burro y preparo una hamburguesa, ¿qué te parece?, o puedo elaborar croquetas a partir de la yuca, y no dejo perder nada que ofrezca la naturaleza, para eso están los curtidos, que envaso en pomos: pepinillos, ají­ cachucha, zumo de limón, todo lo que se pueda preparar, y no solo para mí­, también para quienes lo necesiten.

¿Por qué tanto arraigo con tu patio?

Más que arraigo siento pasión. No te imaginas lo que es plantar una semilla, por ejemplo, y al cabo del tiempo ver los frutos; eso de no desaprovechar ni un pedacito, de buscarle utilidad a la tierra, y no solo con plantas, porque hay que desarrollar la imaginación y ponerle al patio detalles ornamentales naturales, o por qué no, una mesita con sillas donde compartir unos traguitos, que sin excesos no vienen mal…

¿Le has encontrado secretos a la agricultura?

Sí­, unos por mi parte y otros, con la ayuda de especialistas. Al rábano aprendí­ que hay que pasarle el palito o garabato para reactivar esa tierra y que crezca más grande. Contamos con el Dr. Sergio Rodrí­guez Morales, director del INIVIT, quien siempre nos apoya con semillas de calidad, pero también con orientaciones precisas de cada integrante de su colectivo. Sergio es muy preocupado por las variedades que no tenemos a fin de incorporarlas. En estos momentos tengo cuatro patios para sembrarlos con las flores que ellos cultivan.

Col de Marí­a Cristina
Observe la salud de esta col lograda en el patio de la dominicana. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Ayuda, siempre tienes esa palabra en la boca…

Claro que sí­, la necesitamos de todos. Yo no me puedo quejar de la directiva de la cervecerí­a Antonio Dí­az Santana. Si necesitamos un rotulista para que nos pinte unos carteles, ahí­ está, podemos contar con él. Y en la agricultura urbana tenemos una muchachita que nos atiende con las semillas de melón, pepino y calabaza. Me molestan esas promesas que no se cumplen. Hay quienes prometieron un tractor para determinada jornada y jamás llegó. Y así­ otros detalles que es mejor ni recordar.

¿Puede decirse que eres una personas con un alma gigante?

No lo creo. Con solo 250.00 pesos enfrento cada mes, pero he aprendido mucho de mi gente, a ser recí­proca. Tras el paso del último huracán llevé todos los materiales a la casa de los damnificados. De aquí­ no tuvo que ir nadie a buscarlos. En el vehí­culo puse la bandera cubana de un lado y la del Moncada del otro. Llegaba a las 12:00 de la noche o a la 1:00 de la madrugada, pero no permití­ que ningún anciano pensionado o jubilado que no pudiera caminar fuera a Santo Domingo en busca de los recursos.

Hay detalles en la vida de esta mujer que le alegran la existencia. Entre ellos, contar con sus dos progenitores. Su papá, con 93 años, aun labora la tierra; y la mamá, con 89, todaví­a hace de todo. También, con sus dos hijos: Dayana Marí­a, estomatóloga, y Frank Antonio, trabajador de Etecsa, junto con sobrinos que estudian o trabajan.

Jesús Francisco Rodrí­guez León esposo de Marí­a Cristina
Jesús Francisco Rodrí­guez León (Frank) es el esposo de Cristina. Para ella constituye sus dos brazos y mucho más. (Foto: Carlos Rodrí­guez Torres)

Y a ese compañero a quien usted le da unos besitos de noche ¿no lo va a mencionar?

Mi esposo, sí­ (rí­e). Jesús Francisco Rodrí­guez León (Frank). Constituye mis dos brazos y mucho más. Me ayuda extraordinariamente. Vivimos orgullosos de nuestra comunidad. Entre los dos atendemos el obelisco a Sabino Hernández; aunque él asume las tareas más difí­ciles del consejo. El consultorio médico fue remodelado por el esfuerzo de los propios residentes… ¡ y vaya y compruebe que quedó nuevo de paquete!

Eso piensa Marí­a Cristina, pero… ¿qué dice su media naranja?

Tenemos caracteres diferentes, aunque sentimientos iguales. Por eso compartimos 36 años de matrimonio, con altas y bajas, pero estamos… Ella ayuda a todo el mundo y a mí­ me gusta también hacerlo.

Cristina es la más pequeña de sus hermanos. Ha sufrido golpes de familia que los lleva en el alma; sin embargo, se levanta y sigue en un extenso consejo popular que comienza en el Panqué Manacas y termina en Jiquiabo, donde todaví­a queda mucho marabú por desbrozar, que, poco a poco, irá desapareciendo con los trabajos voluntarios.

En su autorretrato habrí­a que poner que no pelea, presume como mujer hasta con  la vestimenta, trabaja a diario y no soporta que los patios de la colectividad estén sucios. Cuando llega del trabajo y ve algo, exige que lo limpien.

¿Egocentrista?

Jamás.

¿Perfeccionista?

Sí­, quiero que todo quede casi perfecto.

¿Exigente?

Sí­, me gusta que cada quien cumpla con lo suyo. En 1995 obtuve la militancia del Partido y me comprometí­ a darlo todo. Soy autocrí­tica.

Lo único que en su vida le dolerí­a mucho a Marí­a Cristina es que alguno de sus familiares le diera la espalda a su paí­s.

¿Autoritaria?

No, soy así­ para asegurar que cada detalle salga bien. Muchas veces mi esposo y yo lo asumimos todo.

Entonces, ¿nada de lo que afirma í‘ico Saquito en su canción Marí­a Cristina me quiere gobernar?

Yo solo quiero un sí­ por mi patria, una mejor economí­a para la casa y fomentar los patios familiares. Regalo los productos que siembro porque no tengo corazón para cobrarlos, y si a ello se le llama gobernar, bienvenido, porque es humanidad. Entonces grito a los cuatro vientos que vale la pena.

Contrastes:

No son las casas de muñecas de las que habló el noruego Henrik Johan Ibsen en su célebre obra dramática, pero qué lindo es llegar a cualquier sitio, y más a la campiña, y encontrar un lugar pintoresco donde el entorno no muestra ni un microvertedero ni un depósito de desperdicios puesto a deshora.

Son viviendas pintadas, cada una con su estructura peculiar en las que hay jardines con flores y cultivos de toda í­ndole.

¿Será que los 1496 residentes en el consejo popular viven en otro planeta? ¿O que la cultura del detalle los lleva a escalones supremos?

Nada de eso. Lo han logrado con esfuerzo propio y la satisfacción de cerrar puertas al Aedes  aegypti como visitante indeseable.

Sin embargo, cuán felices serí­an sus habitantes si a los viales les echaran aunque sea rocoso a fin de cambiar el estado deplorable que presentan. Pase por sus calles, y la historia toma otros caminos el dí­a en que aparece la lluvia.

Ellos ni siquiera piden asfalto, solo que lo mejoren. Lo merecen.

¿Tenemos o no nuestras Razones?

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