
En serio: que alguien le cuelgue a este año un grillete con un bloque, porque lo noto liviano como espuma y más vertiginoso que un noviazgo de séptimo grado. Septiembre ya, ni más ni menos. Una recuperándose aún de las marcas de sol de los bikinis, y de pronto andas comprando medias y afilando puntas porque el curso comenzó. ¡Madre mía!, tal parece que el tiempo se convirtió en polvo instantáneo que consumimos, sedientos, en vasos de 20 onzas.
Sin embargo, ¡qué alegría la del retorno a la vida «normal », a la rutina del café con la gente del trabajo o la de llevar a tu niño de la mano hasta dejarlo en la puerta de la escuela! Y así, entre las lluvias y los reencuentros de septiembre, Sexeando llega con sus notas curiosas, consejos y noticias, pues la razón de ser de estas líneas son y serán los curiosos, los voraces, los tímidos…
¿Quieren convertirse en padres y no saben cómo acelerar el proceso? ¿Se imaginan cómo será la vida sexual de los hermanos siameses? ¿Ya escucharon sobre otro famoso acusado por acoso sexual?
No digo más. Queda abierta la puerta, así que lean, piensen y hágannos saber sus dudas y preguntas a través del correo de siempre: liena@vanguardia.cu.
¡Hasta octubre entonces!, deseándoles montones de salud, suerte y mucho amor.
Mundosex
Desde que tuve un ápice de conciencia para percatarme, al menos en lo esencial, de los hechos reiterados en nuestras vidas, pude comprobar que, efectivamente, existe un «factor suerte » que nos predispone o inhabilita para lograr determinadas cosas. Ya saben: algunos apenas se esfuerzan, aunque consiguen lo que a otros les puede costar la salud mental y el empeño de un gladiador. Así de mal repartida anda la buena ventura…
Sin embargo, en la misma medida en que supe que la suerte es un bien esquivo y no siempre detectable, aprendí también que el optimismo no garantiza la realización de nuestros deseos y que, sin voluntad de hacer, una babosa avanzaría más en el mundo. Resumiendo: mientras más importante resulte tu sueño/meta, mayor ha de ser el impulso personal que le imprimamos.

El embarazo, por ejemplo, constituye el clásico estado para determinar cuán buenos o equivocados van nuestros «ángeles guardianes ». No obstante, un proceso tan natural y relativamente simple para colmo, ¡divino! como la fecundación, también puede recibir una ayudita extra de nuestra parte.
La Dra. Natalia Fernández Peri, directora médica de la clínica de fertilidad IVI Buenos Aires, derriba de golpe y porrazo el mito de que determinadas posiciones misionero, el arco o la cuchara, entre otras, resultan especialmente efectivas como métodos «busca bebés ».
«No hay ninguna posición sexual que sea más o menos recomendable para lograr la fecundación. […] Si el semen tiene buena cantidad de espermatozoides y estos presentan una buena movilidad, lograrán entrar en el cuello del útero, en dónde se encuentran unas criptas donde se podrán alojar. A su vez el moco cervical ayuda a mantenerlos en el útero, lo que colabora en su viaje hacia el óvulo. Por lo tanto, no es necesario elevar las piernas para facilitar su ascenso », confirmó.
Sin embargo, los especialistas sí recomiendan que la mujer precise bien cuándo está ovulando aproximadamente, 14 días antes de la siguiente menstruación, para lo que aconsejan mantener, al menos, tres encuentros sexuales entre los días 11 y 18 del ciclo menstrual: dentro del cuerpo femenino, el promedio de vida de los espermatozoides es de 72 a 96 horas, y el óvulo se mantendrá fecundable durante 24 horas.
Las «maratones » diarias constituyen otro error muy recurrente en estas situaciones. Es decir, la idea de tener más sexo para ampliar las probabilidades de lograr un embarazo resultan un cliché sin fundamento científico: el esperma pierde calidad y consistencia en cada relación, y la lubricación, el disfrute y, por tanto, el clímax, menguan lastimosamente. En el caso de la mujer, las contracciones provocadas por los orgasmos ayudan a mover el esperma hasta las trompas de Falopio. En resumen, sin placer no hay bebé.
Los «proyectos » de mamá y papá deberán cuidar su dieta durante el procesola ingestión de frutas y vegetales resulta vital para ambos; si son fumadores, habrán de evitar la nicotina e, incluso, alejarse de los espacios contaminados por humo; velarán por su peso, pues los trastornos hormonales y del metabolismo constituyen un importante factor de infertilidad y, ante todo, asumirán su decisión con calma. Las relaciones íntimas no pueden degenerar en un medio frío y calculado con precisión de relojero, desnudo de deseo genuino y más parecido a una ordenanza militar que a un acto de soberana y deliciosa voluntad.
«Padres felices crían a hijos felices », decía mi abuela. Intenten aplicar esa filosofía de vida desde el momento en punto en que se aventuran a crear un nuevo ser, y denle un empujoncito a su suerte para que lo bueno les llegue antes.
¡No me lo vas a creer!
¿Qué tienen en común Chang y Eng Bunker y Violet y Daisy Hilton? Amén de su condición genética hermanos/as siameses unidos por la región lumbar, el hecho de haber tenido vidas extraordinarias, en el sentido pleno de la palabra.

Chang y Eng, nacidos en Siam actual Tailandia en 1811, eran conocidos como «los gemelos chinos », dada la ciudadanía de sus padres: una «aberración » señalada por todos, imposible de pasar desapercibida. Siendo adolescentes, un capitán de barco estadounidense los descubrió mientras nadaban en un río y avizoró, sin equivocarse, un negocio estable en su país. La madre de los muchachos prácticamente los vendió. Una vez en Estados Unidos, sus «dueños » los comercializaron como «los gemelos siameses » por su país de origen; fueron desnudados frente a multitudes para demostrar que se trataban de un «espectáculo » sin trucos, y aún después de cumplir con su contrato de cinco años y alcanzar la mayoría de edad, decidieron continuar exhibiéndose por todo el país.
En los próximos siete años ganarían miles de dólares, suficiente para convertirlos en ricos hacendados propietarios de esclavos y garantizarles la ciudadanía estadounidense. Pero eso no fue todo: desafiando las estrictas leyes antimestizaje del sur, se casaron con dos hermanas blancas. A pesar de la impensable singularidad de tener sexo con alguien que nunca está solo, procrearon entre los dos un total de 21 hijos Chang tuvo 10 y Eng 11. Sus matrimonios se extendieron durante las restantes tres décadas que vivirían.
Pero, ¿cómo organizaron un asunto personalísimo cuando, invariablemente, tendrían a un tercero en su cama? Tan simple como comprar dos casas una para cada esposa a una milla de distancia, bajo el acuerdo de pasar tres días con cada cual. Lo del sexo también fue un pacto inquebrantable: mientras uno de los hermanos mantenía relaciones íntimas, el otro se evadía mentalmente de la situación y era capaz, incluso, de dormir o leer.

La misma técnica la heredarían Violet y Daisy Hilton nacidas en 1908 en la ciudad británica de Brighton. Hijas naturales, consideradas desde su nacimiento como un castigo divino por la «liviandad » de su madre, fueron vendidas a la partera, Mary Hilton, a las pocas horas de vida. Pasarían los próximos 23 años sirviéndole de fuente inagotable de ganancias, hasta el feliz momento en que pudieron exponer su caso ante el abogado Martin J. Arnold que, conmovido, les compró su libertad por una suma jamás rebelada.
Como los siameses Chang y Eng, Daisy y Violet continuaron su espectáculo en Estados Unidos, adquirieron el vanidoso mote de celebridades y acumularon una fortuna increíble. Sin embargo, a diferencia de la estable vida sentimental de los hermanos, ambas ganaron fama de «devoradoras de hombres »: Violet estuvo a punto de casarse con el abogado liberador y tuvo un breve pero escandaloso matrimonio con otro joven de alta sociedad. Daisy contrajo nupcias con un popular bailarín del momento, aunque a los 10 días anunciaron su ruptura. En esos intervalos se les conocieron o endilgaron docenas de amantes.
Murieron de gripe en 1966, juntas, tal y como habían permanecido durante 56 años. Ninguna tuvo hijos, aunque las historias tras su desenfrenada vida íntima constituyen una leyenda urbana de la que ya no quedan testigos: secretos y placeres compartidos por un par de mujeres que le quedaban demasiado grandes a la época que les tocó vivir.
Sexo al Derecho
Mientras más alta es la cumbre, mayor será la caída. Una lección aprendida con sangre y vergí¼enza y que, en los últimos dos años, ha colocado contra las redes a famosos del mundo del espectáculo, los negocios y el deporte. «Cosas de pasado »; «errores de juventud »; «las mujeres han reforzado la actitud de víctimas como una estrategia de empoderamiento »: no sé a ustedes, pero a mí me suenan como aletazos agónicos de quien se sabe culpable e intenta, una vez más, minimizarnos.
El pasado mes «cayó » el tenor Plácido Domingo, una de las voces más hermosas de la historia de la ópera, quien actualmente enfrenta a ocho cantantes y una bailarina que le acusan por actos de acoso sexual ocurridos desde hace 30 años. Abusos lascivos y de poder, situaciones y besos forzados, proposiciones sexuales e intentos de extorsión, resultan algunos de los ejemplos expuestos por las demandantes y corroborados por 36 cantantes, bailarines, músicos de orquesta, personal técnico, maestros de canto y administradores, quienes confirmaron el comportamiento inapropiado de Domingo, así como su hábito de perseguir a mujeres jóvenes sin que por ello se le hubiese requerido antes.

El tenor español se mostró consternado y declaró que «es doloroso saber que puedo haber molestado a alguien o haberles hecho sentir incómodas, sin importar cuánto tiempo haya pasado y pese a mis mejores intenciones. Yo creía que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre bienvenidas y consensuadas. La gente que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que dañe, ofenda o avergí¼ence a nadie a propósito. Sin embargo, reconozco que las normas y estándares por los que se nos mide hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado. He tenido la bendición y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me atendré a los estándares más altos », concluyó.
Algunas reacciones inmediatas tomaron cuerpo en acciones legales como la promovida por la Asociación de la Orquesta de Filadelfia, que ya canceló la invitación para que Domingo actuara el próximo 18 de septiembre; mientras, el Palau de les Arts de Valéncia, donde está anunciada una presentación suya en el mes de diciembre, prefiere aguardar por el desenvolvimiento y la aclaración de las acusaciones. La í“pera de Los íngeles, institución en la que Domingo funge como director general, informó que contará con asesoramiento externo para la investigación, pues sus políticas de recursos humanos son muy estrictas.
Un caso más de esos en los que el escepticismo se queda al margen para dar paso a las peores realidades.