
Eso de andar resumiendo años me parece una estrategia personal poco sincera. Ya sabe, por defecto priorizamos de entre nuestros recuerdos los días de gloria o los momentos de mayores tristezas, pues unos y otros tienen la capacidad de alterarnos el ciclo de la vida e, incluso, las nociones que parecían incrustadas en lo más profundo del subconsciente. Me quedo con todo eso, pero le sumo además las pequeñas alegrías y los triunfos cotidianos que garantiza el solo hecho de estar vivos.
A mí, personalmente, los últimos meses me han tironeado, como llamándome la atención sobre las prioridades que no admiten un paso atrás ni una entrega a medias. Familia, salud, proyectos: nos aderezan la existencia, nos imponen metas y nos abren los ojos. Por ello no quisiera despedir este diciembre sin que Sexeando se les aproxime como el buen amigo que es. En estos temas sobran la picardía y la sorpresa como cliché predecible, pero hemos intentado educar a nuestros amigos en la lectura responsable y crítica, en el «hambre » de saber, en la búsqueda ansiosa.
Suficiente promoción. Prefiero dejarlos «colgados » y sedientos, una pretensión que trasciende de año en año y que, sin apenas percatarnos, ya deshojó otro almanaque. ¡Nos encontraremos justo el primer sábado de enero! Hasta entonces, disfruten las fiestas, abracen a los que más aman y créanse con el derecho y la responsabilidad de ser felices. Que este sea su propósito más valioso para el 2020.
Mundosex
Nosotros, los sanos, recordamos que el VIH/Sida nunca se ha ido cuando llega diciembre y las pantallas y periódicos se repletan de titulares sobre testimoniantes, investigadores, cifras… Mientras tanto, la mayoría asume que el virus que solo en 2018 mató a 770 000 seres humanos, ha infectado desde los años 80 a más de 75 000 000, y con el que hoy viven aproximadamente 38 000 000 de personas en todo el mundo, no costa entre las preocupaciones «duras » de un ciudadano promedio, atosigado por otras realidades de impacto inmediato. Sin embargo, cuando alguien escucha que en esta islita con poco más de once millones de almas, 26 952 de sus ciudadanos están infectados con VIH, la percepción varía: no coexistimos ni mucho menos dentro de una burbuja blindada

Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que, al cierre de junio de 2019, el 64% de los pacientes a nivel global tenían acceso a la terapia antirretroviral, considerada entre las más costosas dentro de la medicina occidental. En Cuba, el 86% de las personas que viven con VIH recibe su tratamiento de manera gratuita y controlada con una combinación de medicamentos de producción nacional y otros foráneos certificados por la OMS que garantizan una sobrevida de calidad y plena inclusión social.
No obstante, el sueño dorado no solo de los casos positivos, sino de la población sexualmente activa y, por ende, expuesta en mayor o menor grado a los riesgos de una protección incompleta, radica en la producción de una vacuna definitiva que inmunice previamente o neutralice el virus, una vez contraído. Durante la celebración el pasado julio de la X Conferencia Mundial Científica sobre VIH (IAS 2019), con sede en la ciudad de México, especialistas provenientes de los principales centros de investigación del orbe expusieron los resultados de los avances más promisorios obtenidos tras décadas de incesante búsqueda.
Hoy viven en Cuba 26 952 personas infectadas con VIH. El 86% recibe su tratamiento antirretroviral de forma gratuita y controlada.
La vacuna de la farmacéutica Janssen, probada exitosamente en simios desde el 2007 y lista para evaluarse en 3800 humanos voluntarios; el implante de acción prolongada se estima que las descargas de antirretrovirales podrían extenderse hasta un año para evitar el contagio entre la población más expuesta (prostitutas, homosexuales y reclusos), y el anillo intravaginal que distribuye durante un mes el antirretroviral conocido como Dapivirina, constituyen algunos de los proyectos más sólidos y esperanzadores.
Sin embargo, desde su «esquina » tercermundista, los progresos de la ciencia cubana resultan extraordinarios. No solo logró convertirse, en el 2015, en la primera nación del planeta capaz de erradicar la transmisión vertical (entre madres e hijos) del VIH y de la sífilis congénita. El proyecto de vacuna Teravac-VIH, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y en el cual se ha trabajado desde 1994, resulta actualmente la carta de triunfo sobre la que se cifran las expectativas de sanos e infectados. Según los especialistas involucrados, esta terapéutica se dirige a inducir una respuesta celular anti VIH, a nivel sanguíneo y de mucosas, lo que deberá disminuir la carga viral de los enfermos gracias a lo que los propios creadores denominan como una «cura funcional ». El fármaco, administrado durante su fase de estudios clínicos a 20 pacientes seropositivos con buen estado general de salud, demostró ser seguro y tolerable, sin que se reportaran eventos importantes de reacciones adversas.
No obstante, se ha hecho mucho más. Desde el pasado 6 de marzo inició por Cárdenas, Matanzas, el primer plan piloto en el país para el uso de la profilaxis preexposición, consistente en una píldora de consumo obligatoriamente diario que es capaz de disminuir, ¡en un 90%!, el riesgo de contagio de personas expuestas a la infección, como los hombres homosexuales y quienes practican sexo transaccional.
¡No me lo vas a creer!
No sin cierto resentimiento e, incluso, con dosis mal disimuladas de envidia, algunos llegan a plantear que la estabilidad y la cercanía que se demuestran parejas que han compartido muchos años de sus vidas, no resulta más que la respuesta natural a la «domesticación » sentimental. No se engañen: quizás la costumbre una a las personas porque entre ellas median familias, intereses y afectos, pero la proximidad y el amor no son máscaras que se quitan y colocan sin que se note desde fuera. La sorpresa, la invitación inesperada, el abrazo porque sí, la planificación a largo, larguísimo plazo, constituyen rasgos indisimulables de los que se quieren sin bandera a media asta, hayan pasado cinco o 18 años.
Según plantea la madrileña Lidia Alvarado, licenciada en Psicología, certificada como Coaching estratégico de relaciones y creadora del popular sitio web Encuentra el amor (www.lidiaalvarado.com), lo que sucede con estos casos es muy simple y, a la vez, tremendamente complicado de conseguir: ambos decidieron que la unión resulta fundamental para sus vidas. O sea, la relación no constituye un complemento para sus existencias o un estado conyugal eventual, sino un compromiso serio que priorizan como un asunto independiente, así les rodeen conflictos familiares o laborales.

Sucede que en estos temas la espontaneidad y la filosofía del dejar fluir a ver hasta dónde llegan las cosas, no se acerca ni remotamente a lo que se espera de una relación valiosa. Tiempo de calidad, esfuerzo mutuo y complicidad son los pilares sobre los que se asientan los estándares de una relación que no se conforma con la orilla. Plantear límites, dice Alvarado, también favorece la percepción positiva que tengamos sobre lo que logramos construir con el otro. Es decir, a qué accedemos o no: «No me permito irme a la cama enfadado con mi pareja »; «No me permito retirar el amor a mi pareja aunque hayamos discutido »; «No me permito discutir con mi pareja cuando estoy enfadada por temas de trabajo »; «No me permito que un desacuerdo en torno a la educación de nuestros hijos enturbie nuestra complicidad »; «Buscaré todos los días un momento de intimidad con mi pareja ».
Triunfan las relaciones de los que establecen metas comunes, de quienes comunican lo que sienten/necesitan, de las personas que aman al otro y a sí mismos e identifican con anticipación lo que los pueda hacer infelices. Fallan las parejas que luchan por hacer valer una sola voz, las que reclaman con los oídos taponados, los que se resignan antes de luchar.
¿Ashé? ¿Buena estrella?, piénsenlo otra vez antes de decirle a su amiga/o que lo bueno que tiene en su vida se debe a algo tan eventual como la probabilidad de que un meteorito te impacte en la frente. La gran Emily Dickinson lo resumió mejor: «La buena suerte no es casual, es producto del trabajo; así la sonrisa de la fortuna tiene que ganarse a pulso ».
Sexo al Derecho
Cuando a fines de 2016, once ex alumnos sordos del Instituto Próvolo de Mendoza, en Argentina, promovieron una denuncia colectiva contra varios clérigos y empleados de esa institución, estalló uno de los más escandalosos procesos investigativos del país sudamericano durante la última década. Los demandantes, víctimas de abuso sexual, tenían entre 5 y 17 años en el momento en que el sacerdote italiano Nicola Corradi, de 84 años, el cura Horacio Corbacho y Armando Gómez, jardinero, los vejaron brutalmente desde el 2005 y hasta el 2016. Los cargos de «abuso sexual con acceso carnal agravado por la guarda y la convivencia preexistente con menores, en concurso real con corrupción de menores », les valieron para que las sentencias impuestas el pasado 26 de noviembre estén entre 42, 45 y 18 años de prisión, respectivamente.

Con aclamaciones de « ¡Es un día de justicia! », víctimas, familiares y amigos aguardaron en la puerta del juzgado para conocer el fallo de los jueces. Tras cuatro meses de juicio, los testimonios espantaron a un tribunal que hubo de escuchar cómo Corradi, Corbacho y Gómez elegían a los pequeños más vulnerables y dóciles para llevarlos hasta un desván ubicado en el edificio principal y al que llamaban, irónicamente, «La casita de Dios ». Un niño de cinco años fue violado allí. Otros recibieron golpizas para obligarlos a mantener relaciones sexuales frente a los sacerdotes. ¿Lo peor?, las víctimas se convertirían rápidamente en verdugos de sus compañeros más indefensos. La rueda de la violencia.
Con un modus operandi sostenido sobre la amenaza de regresarlos a la pobreza o agredir a sus familias, pasaría más de una década antes de que alguno se atreviera a romper su silencio por vergí¼enza. Sin embargo, el del Instituto Próvolo de Mendoza ya se considera una «megacausa » para el sistema penal argentino hasta la fecha se han enjuiciado a 12 sacerdotes en todo el país, pues en 2020 está prevista la continuación del proceso contra los demás acusados, incluidas monjas y directivos cómplices de un colegio que, aparentemente, se prestigiaba por su obra caritativa.