Del Zika y otros demonios

«Percepción» y «riesgo» son dos palabras que rigen la historia del zika en Villa Clara, un enemigo que, de demonio, tiene más que el vuelo y la picada del mosquito.  

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Los basureros, como en Santo Tomás y Capitán Velazco y Nueva Gerona, apoyan la proliferación del vector transmisor del dengue y del zika. (Foto: Ramón Barreras Valdés).
Los basureros, como en Santo Tomás y Capitán Velazco y Nueva Gerona, apoyan la proliferación del vector transmisor del dengue y del zika. (Foto: Ramón Barreras Valdés).
Yinet Jiménez Hernández
Yinet Jiménez Hernández
2457
05 Noviembre 2017

Primero fue «Irma », y ahora es zika una de las palabras más escuchadas por los villaclareños en los últimos dí­as. Un estado epidemiológico delicado: í­ndices de infestación elevados, preocupaciones ciudadanas en torno a la campaña antivectorial, insomnio gubernamental por el no aislamiento de los infectados. Sin lugar a dudas, una reacción en cadena que dio al traste con la estabilidad lograda en los meses anteriores.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los í­ndices de infestación del mosquito aedes aegyptys han de estar por debajo de 0.05 para sostener un estado epidemiológico confiable. Sin embargo, las actuales cifran ofrecidas por la Dirección Provincial de Salud este 2 de noviembre indican un panorama epidemiológico complejo: el í­ndice de infestación   de la provincia  de Villa Clara es de 0.70, y el de Santa Clara, municipio más afectado, de 1.15.  

Uno de las principales causas que disparó los niveles de focalidad y, por tanto, los casos positivos al virus del zika, fue el incremento de las precipitaciones durante  septiembre y octubre. No obstante, las culpas de esta historia no se limitan solo al efecto de las lluvias, sino que tienen base en muchos otros «demonios » que, tanto a nivel social como institucional, abren un nuevo capí­tulo de preocupaciones y malestares.

Sin percibir el riesgo

La plantilla de operarios de los policlí­nicos Nazareno y Santa Clara está completa, pero otras áreas de salud, como la del «XX Aniversario », no lo han conseguido. No obstante, gracias al apoyo del Partido y del Gobierno, han recibido refuerzos de empresas, las FAR (diferidos del Servicio Militar), y de las propias áreas de salud.

La otra cara del Zika    

  • Se recomienda que las parejas o mujeres que tengan previsto embarazarse y que residan en zonas donde se sepa que hay transmisión del zika, deben esperar seis meses o más antes de intentar concebir, para tener la seguridad de que una eventual infección por el virus haya quedado eliminada.
  • La infestación durante el embarazo, resulta la causa fundamental de las anomalí­as cerebrales congénitas, como la microcefalia y el retraso mental, que han presentado miles de recién nacidos de la región latinoamericana y caribeña. En Brasil, por ejemplo, nacieron 164 bebés microcefálicos en 2014, pero tras el brote epidémico de inicios del 2015, la cifra de casos confirmados ha aumentado a más de 8000.
  • La práctica de relaciones sexuales sin protección también contribuye a la propagación del zika. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta acerca de la posibilidad de que el virus permanezca en el organismo pasados seis meses del contagio. De hecho, se ha encontrado en la sangre, la orina, el lí­quido amniótico, el semen, la saliva y el lí­quido que baña el encéfalo y la médula espinal.
  • El sí­ndrome de Guillain-Barré es una de las secuelas más temidas del virus transmitido por el aedes aegypti. Dicho padecimiento consiste en un trastorno neurológico que produce parálisis y puede ser mortal. Entre los sí­ntomas clásicos se incluyen el entumecimiento u hormigueo en las manos y los pies, debilidad muscular en las piernas, los brazos y los lados de su cara, dificultad para hablar, masticar y tragar, dificultad para mover los ojos y dolor de espalda.
  • El virus puede presentar un riesgo para la seguridad de la sangre. La OMS insta a acudir a los servicios de transfusión sanguí­nea si se presentan sí­ntomas de la enfermedad luego de haber donado, o si se les diagnostica una infección reciente por este virus en el plazo de los siguientes 14 dí­as.

Según algunos jefes de campaña, los altos í­ndices de viviendas cerradas, los tanques destapados y los patios sin chapear, constituyen algunas de las irresponsabilidades que denuncian la poca percepción de riesgo de los ciudadanos. Salud Pública alega que sí­ se multan los dueños de las casas positivas al vector. Sin embargo, los datos ofrecidos por Luis Garcí­a, Jefe del Departamento del Control de Vectores del Policlí­nico Nazareno, sugieren una contradicción: 161 casos de viviendas con presencia de larvas, y solo por este concepto han impuesto 23 multas.

«Donde está el problema es en las viviendas de las personas que tienen menos ingresos, fundamentalmente retirados que viven solos. Con una multa de 100 pesos casi les quitas la comida de todo el mes », señala.  

La situación anterior apunta a un cambio de estrategia llevada a cabo por el Ministerio de Salud. «Cuando estábamos a nivel de consultorios, los operarios de la campaña daban atención especializada a cada casa que resultara positiva a la presencia del vector, pero luego de que se redujeron plantillas en el sector, solo responden a la zona de salud. Ya es muy difí­cil darle seguimiento a esas viviendas con problemas », explica Luis Garcí­a, también jefe de la campaña en una de las áreas con mayor positividad en el municipio cabecera.  

Queda claro que la población lleva sobre la espalda una buena parte de la (i) responsabilidad en lo concerniente al crecimiento de los í­ndices de infestación, aunque, como las monedas, el asunto tiene dos caras. Del otro lado sobran los operarios que no verifican correctamente las viviendas, los que no regresan a las que se quedan cerradas, los que «matan el gallo » con una firma.    

Sin embargo, muchos ciudadanos piden a gritos la fumigación: «Te exigen que te aí­sles comenta Lisandra González, pero en mi caso ni siquiera consultaron el lugar de residencia cuando estuve en el centro de aislamiento. Ya de alta, me dijeron que debí­a ver al jefe de la campaña, quien me envió con un muchacho que revisó en el registro de los casos y volvieron a anotarme. Dos dí­as después aún no habí­an venido ».

Por otro lado, ni Marla Manso  que fue internada en la cama ocho del quinto piso ni Verena Chávez, madre de otro paciente aislado, recibieron respuesta inmediata de la campaña en el policlí­nico XX Aniversario. Aunque muchos casos similares son atendidos luego de la «contienda »,  ello ocurre mucho después de haber salido del centro de aislamiento, lo cual resulta una dilación injustificada en la situación actual.  

Mas la situación no es desfavorable en todos los casos: mientras estuvo ingresada, la vivienda de Laura íguila fue fumigada en tres ocasiones (también del policlí­nico XX Aniversario). Ello demuestra que es completamente viable que la prevención epidemiológica funciones correctamente.

«Lo que nosotros hemos estado chequeando son casos que no han dado bien la dirección, o no han estado aislados realmente. De todas maneras, si hay algún caso podemos revisarlo », alega Rodolfo Ramí­rez ílvarez, subdirector del Centro Provincial de Higiene y Epidemiologí­a que atiende la actividad de vectores.

Igualmente, el funcionario aseguró que, como una de las tareas fundamentales del control de vectores, se retomó la fumigación intensiva durante los últimos dí­as del mes de octubre y el mes de noviembre, en los siete consejos populares con mayor número de casos positivos.

El ingreso en el Centro de Aislamiento, localizado en la antigua escuela de Trabajadores Sociales, habrí­a de contribuir, con más efectividad, al control epidémico. Sin embargo, son muchos los enfermos que evaden este paso y prefieren recuperarse en sus casas. No obstante, la «fobia » generalizada  no solo se ha de achacar a la indisciplina y a la poca percepción de riesgo, sino a problemas concretos de la institución.

 En centro de aislamiento

íngel Lemes Domí­nguez, director del centro de aislamiento.  (Foto: Ramón Barreras Valdés).
íngel Lemes Domí­nguez, director del centro de aislamiento.  (Foto: Ramón Barreras Valdés).

  «Todo el mundo se queja por la mala iluminación de los cubí­culos, la ausencia de teléfonos y la falta de agua. Algunos pacientes tuvimos que cargarla un dí­a, del primer piso hasta el quinto », comenta Laura íguila, quien estuvo ingresada ocho dí­as en la cama nueve de este último nivel.

Pero la santaclareña tiene más insatisfacciones: «No hay camas suficientes para hacerle frente a la cantidad de pacientes que llegan todos los dí­as. Incluso, estaban alojando mujeres en albergues de hombres, hasta que se vaciaran las salas especí­ficas ».

Por su parte, Lisandra González, internada seis dí­as en la cama 22 del tercer piso, no tiene quejas de la limpieza del centro ni de la atención del cuerpo médico. Sin embargo, coincide con una buena parte de los entrevistados en cuanto a la alimentación: mala cocción, distribución a deshora y, en ocasiones, «pésima dieta ».

El Director del Centro de Aislamiento, íngel Lemes Domí­nguez, concuerda en que muchos de los ciudadanos «huyen » al aislamiento debido a las opiniones, muchas ciertas y otras magnificadas. De ahí­ la necesidad de aclarar y explicar la situación real del centro.  

Antes que todo, el directivo insistió en explicar las razones por las cuales los ciudadanos infectados deben aislarse: «Son tres: la situación personal y de salud del paciente; no esparcir la enfermedad, y por motivo jurí­dico, pues el artí­culo 187 del Código Penal  establece sanciones para quien infrinja las medidas o las disposiciones dictadas por las autoridades sanitarias », comenta al respecto.  

«Cierto, hemos tenido dificultades. Tenemos que cocinar junto con la escuela, por eso en muchas ocasiones se atrasa la comida. Pero trabajamos para resolver la situación, y el director del plantel nos ha garantizado un local inutilizado, que se va a adaptar. Solo falta la parte técnica, la colocación del gas embotellado, etc. Hay que acelerar el paso, y así­ vamos, tanto con este problema de la cocina como con el suministro del agua. »

Sobre las limitaciones del local habilitado para el aislamiento,  Vanguardia dialogó también con Eduardo Acevedo, director Municipal de Salud. Respecto a las entradas y salidas al centro, el funcionario aclaró que poseen estrategias para regularlas. «Puede ser que haya sucedido, pero eso no es lo habitual », agregó.  Él insiste en que a partir del aumento exponencial de los casos, se tomaron una serie de medidas que incluyeron el incremento de los utensilios de cocina, del personal que labora en esa área, del suministro de alimentos y del número de camas.

Con respecto a la comunicación del centro, íngel Lemes Domí­nguez resalta la necesidad de habilitar algunos teléfonos en el ala del edificio prestada a Salud, lo cual beneficiarí­a con creces a los pacientes y los acompañantes de los niños ingresados. «No queremos dejar de mencionar la actitud del director de la escuela que nos ha apoyado en todo. Se entregado incondicionalmente en pos de la salud », agrega.    

El doctor Lemes, quien asumió la dirección del centro hace poco más de una semana, recalca que también los pacientes internos cometen indisciplinas. «Muchos salen de abajo del mosquitero con la justificación de ir al baño o tomar agua y se quedan por más tiempo de lo estipulado en los pasillos. También, en ocasiones, no obedecen al cuerpo médico », señala.

Las anteriores y otras tantas son aristas de un tema que no ha de pasarse por alto en los hogares villaclareños. En aras de controlar la avalancha que se nos podrí­a venir encima, ciudadanos e instituciones habrán de asumir  las responsabilidades que le competen. «Percepción » y «riesgo » son las palabras que rigen esta historia, la del zika, un enemigo que, de demonio, tiene más que el vuelo y la picada del mosquito.    

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