
Quizás hubiera sido la ciudad más pintoresca de la demarcación villaclareña si los años y la rutina de contemplarla mientras perdía sus actractivos no fueran algunas de las causantes de su paulatino deterioro.
Por suerte, esta historia va quedando atrás. La urbe revive y tratan de devolverle el encanto a sus principales inmuebles, el que nunca debió escapar de las edificaciones que combinan los rasgos del Neoclasicismo, el Eclecticismo y ciertos detalles propios del art déco como estilo característico de aquellas plazas que vieron la luz en el siglo xix cubano.
Ya no es la villa de señoras vestidas con largos atuendos ni de caballeros que lucían sus guayaberas y sombreros de jipijapa, mientras paseaban por el parque central. El tiempo corre, y resulta increíble cómo el Hotel Sagua ha ido cambiando para bien su imagen. De la mugre de las paredes e interiores se empina, majestuosa, su fachada con el retoque de elementos tradicionales y la combinación de los colores beige y blanco, que figuran entre los más utilizados en materia de decoración. Según expertos, fue ejemplo de lujo en su época, además del más moderno de la región debido a su equipamiento, mobiliario y diseño.

Dentro de poco, la instalación se insertará al destino turístico sagí¼ero como parte de la 38 Feria Internacional de Turismo, FitCuba 2018, a celebrarse del 2 al 5 de mayo en la provincia.
De acuerdo con las previsiones, tendrá 45 habitaciones que recibirán sus primeros huéspedes en fecha futura, a pesar de que ya cuenta con algunas casi concluidas, y será operado por la cadena Cubanacán.
Las jornadas de trabajo han sido duras. Horas prolongadas bajo los efectos de un sol radiante e intenso calor. Hombres empapados de sudor como acróbatas desde las alturas, con la debida protección, pero jugándoselas a expensas de todo. Lo saben los proyectistas de la Emproy VC, y los ejecutores pertenecientes a Emprestur y a la Filial de Mantenimiento Constructivo (CITUR) de Varadero-Cienfuegos y de Holguín.
Edificado a partir de 1925 e inaugurado en 1927, mantendrá sus cuatro niveles. La primera planta se reserva para el restaurante y el resto se destinarán al alojamiento, a donde se podrá acceder por la clásica escalera de caracol o mediante el ascensor. La piscina, ubicada en un área aledaña al inmueble, constituye una adición que no se contemplaba en el proyecto original y que ya quedó incluida en el actual.

Otro movimiento constructivo se aprecia muy próximo a este sitio emblemático: el Palacio Arenas Armiñán, identificado también como Palacio Arenas o Castillo Arenas. Una edificación ecléctica ideada primeramente como residencia, y a la que se le considera una de las siete maravillas de la arquitectura villaclareña. A tales valores se suma la distinción de ser el más representativo exponente del art nouveau en la ciudad patrimonial.
Aun en ruinas era majestuoso, sorprendía por la extensión y por su fachada elaborada con materiales importados desde Europa. De hecho, ni siquiera el marcado deterioro o el paso del implacable ocultaron totalmente su belleza, y para hacerlo más célebre, entre sus principales ejecutores se incluyó a una personalidad vinculada a la construcción del Capitolio Nacional.
Cuentan los lugareños cuyas memorias están recogidas en apuntes de la época que la instalación comenzó a edificarse en 1918 bajo la exquisitez del detalle y con valores excepcionales por la mezcla de elementos decorativos de diferentes estilos como el islam, el Barroco y el propio art nouveau.
Los visitantes quedaban atónitos al constatar los zócalos de la fachada, los vitrales multicolores, las rejas de hierro fundido y la peculiaridad de sus pisos y mamparas integradas al resto del conjunto decorativo.
Las historias de cómo ha sido el día a día hablan de tenacidad. Carlos Espinosa Aguiar, un sagí¼ero conocedor de cada detalle, da fe del meticuloso proceso de restauración ante las complejidades de un interior dotado de pinturas murales y de pinceladas ornamentales en entrepisos y paredes.
Como vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal, asegura que prevalece el exquisito trabajo de carpintería y la policromía que juega con un haz de luz en sus interiores. Una vez concluida su restauración, que corre a cargo de la Empresa de Contratación y Logística Habana, el hotel se comercializará bajo el sello de lujo Encanto, perteneciente a la corporación Cubanacán.
Más allá de un complejo hotelero
Turismo es más que sol, más que playa, más que rones y cocteles clásicos. El visitante quiere conocer las particularidades del lugar, mezclarse entre las calles, compartir las alegrías y el buchito de café si es brindado, y ver los matices de un país.
Por ello, Sagua la Grande revoluciona también el parque La Libertad enclavado en el centro histórico y declarado Monumento Nacional en 2011, con una nueva plataforma que eliminó árboles legendarios, cuyas raíces hicieron de las suyas con el pavimento. Hubo que corregir ciertas irregularidades en el hormigón para evitar problemáticas con el drenaje, además de un cambio en la ambientación con bancos y luminarias aprobadas por Patrimonio, mientras el proyecto contempla para más adelante el rescate de la pérgola y de una fuente, como existía en el plano original, sin descuidar las áreas verdes.

En la ciudad se remodelan centros gastronómicos, del comercio, tres cuadras del bulevar e instituciones recreativas o con determinadas finalidades como El Gran Rey una cafetería con servicio de excelencia para la venta de alimentos ligeros y bebidas, operada por el grupo extrahotelero Palmares, así como la Casa del Tabaco, el café Cubita, y un bar de alta categoría, en Martí, esquina a Colón, entre otras.
Pero no se concibe una ciudad sin respirar cultura, y menos alejada de una tradición casi única. Allí están el museo histórico José Luis Robau López, en honor al general mambí y luego Gobernador de Las Villas; el de la música Rodrigo Prats Llorens, ilustre compositor de esta tierra, y quien aparece entre los encumbrados creadores del danzón y la zarzuela cubana.
Muy interesante resulta recorrer las salas y encontrar algunas de las pertenencias del autor del famoso bolero Ausencia, o de la antológica pieza Una rosa de Francia, que con su «suave fragancia » le ha dado la vuelta al mundo.
Y alguien que sin duda eleva la estirpe sagí¼era en el panorama cultural es Antonio Machín, cuyo nombre real fue ‎Antonio Abad Lugo Machín, ese pródigo cantante establecido en España y al que aún muchos le atribuyen la nacionalidad ibérica.
Nada de eso. Machín fue (y es) un genuino cubano. Nació en la Villa del Undoso el 11 de febrero de 1903, y recreó con su voz obras clásicas como Angelitos negros, El manisero y Toda una vida, por citar algunas.
A pesar de su permanencia en España, nunca olvidó su terruño. Prueba de ello es su disco Antonio Machín canta a Cuba, una exquisita selección en la que incluyó Dos gardenias y Plazos traicioneros, sin olvidar la que dedicara a su ciudad cuna: «En Cuba// Sagua la Grande// con acento emocionante// quisiera cantarle a ti ».
Y entre los grandes, el recordatorio para Ramón Solís Fernández, el insigne flautista congratulado con la Medalla de Oro del Conservatorio de Madrid, con lauros en París, entre otras distinciones.
Otra mirada nos lleva a detenernos en una de las céntricas esquinas de la localidad, donde se ultiman detalles en la galería de arte Wifredo Lam y Castilla, merecedor de la mayor reverencia al ser considerado como el más universal de los pintores cubanos y maestro en la integración de los elementos africanos y chinos existentes en la isla.
Diferentes instituciones culturales como la Casa de la Cultura Enrique González Mántici, los cines Alkázar y Sagua y otros objetivos, también reciben las necesarias renovaciones. Lástima que entre las actuales proyecciones no se haya tenido en cuenta la Biblioteca Municipal Raúl Cepero Bonilla, como fuente inagotable del conocimiento y el merecido lugar que ya ocupa en la villa.
Más allá de la demarcación citadina no están relegadas acciones en poblados cercanos como Sitiecito, Nueva Isabela e Isabela de Sagua, duramente castigada por el implacable huracán Irma, que dejó al poblado casi devastado.

En Isabela está prevista la construcción y montaje de una Marina Marlin S.A. con ship chandler (proveedor de embarcaciones), un almacén, tiendas especializadas y local apropiado para la recepción del turista, en tanto se trabaja en la adaptación del muelle para el atraque de unas diez embarcaciones en sus primeros momentos.
Habrá modalidades para quienes también servirá de tránsito y lugar de embarque del catamarán procedente de Cayo Santa María, con salida hacia Esquivel.
Este islote no queda a la zaga. Admirable por su arena fina, aguas transparentes y la excelente combinación de tonalidades entre verdes y azules. Un ranchón con 150 plazas ofertará almuerzos y comidas ligeras, además de otras opciones gastronómicas, aunque las potencialidades y bondades de Cayo Esquivel permiten la incorporación de más modalidades recreativas que se irán conciliando.
Y como en el amplio diapasón de la cultura entran también las artes culinarias, sería imperdonable visitar Isabela y no llegar hasta el Caney para degustar un exquisito menú a base de pescados y mariscos, aunque aparecen también las ofertas de comida criolla.
Para William Hermida Abreu, al frente de los 23 trabajadores de este centro, el plato tradicional es el filete costa norte con jamón y queso Caney, además del delicioso arroz con mariscos, ambos entre los más demandados.
Enhorabuena para los sagí¼eros y su ciudad, la que aún mantiene la tradición de volantas y bicicletas para disputarse honores con la matancera Cárdenas. La tierra del eminente urólogo Joaquín Albarrán y Domínguez, de Concepción Campa Huergo, la autora de la única vacuna antimeningocócica efectiva para el grupo B en el mundo, y de Jorge Mañach Robato, eminente intelectual, escritor, político y periodista.
Sobre estas ilustres leyendas, las de otros de sus hijos, como el Comandante Víctor Dreke Cruz, y la de los mártires caídos en diferentes etapas, se escribe la historia de la Villa del Undoso, la que hoy tiene razones para mostrar al mundo los encantos de su ciudad y su gente.