
Aún sin poder cuantificarse los daños, con lluvias intensas que no cesan, se sabe que la agricultura villaclareña va a tener daños de significación que complejizarán más la situación alimentaria de la provincia; de por sí, difícil, tras los estragos dejados por el huracán Irma en septiembre del pasado año.
En entrevista radial al periodista de la CMHW Jesús ílvarez López, el delegado provincial de la Agricultura, Héctor Luis Torna Martínez, afirmó que hay en peligro unas 500 hectáreas de boniato ya en cosecha, pero imposibilitadas de sacar por los efectos de las constantes precipitaciones.
No obstante, señaló, se hacen los mayores esfuerzos por salvar el preciado alimento y se extraen a mano, con coas, en varios lugares de la geografía villaclareña; entre los cuales, mencionó el Valle del Yabú, en Santa Clara; Santo Domingo y Quemado de Gí¼ines.
El tabaco es uno de los cultivos de mayores afectaciones, con unas 2000 toneladas en casas de curaciones que sufren ya los efectos nocivos del moho, debido al exceso de humedad.
También Torna Martínez afirmó que la mayoría de los cultivos están bajo agua, y de las hortalizas, sobre sobrevive algo de calabaza. El maíz tendrá afectaciones, igual que el frijol.
Por suerte, aunque el plátano también está sometido a estas torrenciales lluvias, que superan todo tipo de pronóstico, no hay daños hasta el momento en Lutgardita, Quemado de Gí¼ines, principal polo productivo platanero del territorio.
Se ha indicado al grupo provincial de Veterinaria salir hacia las granjas avícolas y porcinas, pues estos temporales son proclives para generar enfermedades respiratorias en esos animales.
También Acopio tiene la orientación de comprarlo todo, no importa que tenga afectaciones, con el objetivo de impedir que los productos del agro que sobrevivan a la calamidad climatológica que ahora mismo vive Villa Clara, caigan en las manos de los revendedores.
El delegado de la Agricultura significó que para tener una evaluación pormenorizada de los daños, habrá que esperar al menos 24 horas después que las lluvias cesen, aunque, de antemano, se sabe, no serán pocos.