
En la calle puedes encontrar discos de todos los precios y colores. Solo hace falta contar con una buena computadora, varias cajas de CD, y un programa informático se encarga del resto; es decir, de reproducir, con fines de lucro, una obra musical.
La piratería es un fenómeno cotidiano en la provincia. Ellos pagan su patente, ¡increíble!, y la vida sigue igual. Hace poco inauguraron una nueva Bodeguita del Medio, aunque enseguida llegó el grupo empresarial Palmares y le puso coto al asunto.
La McDunald santaclareña, un caso de competencia desleal, pues se trata de una marca notoria. (Fotos: Ramón Barreras Valdés)
Para colmo, ahora también tenemos una McDonald's. Perdón, una McDunald, cualquiera se confunde, ¿por qué será?
En otros países este parecido ¿inocente? se conoce como competencia desleal y puede llegar a costarle unos cuantos millones al infractor.
Cuba le abre las puertas al trabajo por cuenta propia. En este escenario cobra especial significación el tema de la propiedad intelectual, que también debe ordenarse desde el punto de vista legal para sentar bases sólidas que eviten serios litigios en un futuro no tan lejano.
¿Qué es la propiedad intelectual?
Según Odonel González Cabrera, especialista del Centro de Información y Gestión Tecnológica, la propiedad intelectual se encarga de proteger la creación del intelecto humano (evita que sea utilizada por terceros sin autorización). Esta se divide en dos grandes ramas: el derecho de autor, rectorado en Cuba por el Centro Nacional del Derecho Oficina Cubana de la Propiedad Industrial.de Autor, perteneciente al Ministerio de Cultura, y la propiedad industrial, regida por la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI), que se supedita al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
La industrial prepara el campo para competir de forma lícita en el mercado a nivel internacional. En ella se incluyen las patentes que protegen las invenciones y los diseños industriales. También ampara las marcas de comercios o servicios, los nombres comerciales (designación que permite identificar una empresa) y la indicación geográfica (como es el caso del champán, nombre que hace referencia a la provincia francesa de Champagne, donde se elabora esta bebida espumosa). Además, salvaguarda al producto ante un caso de competencia desleal, nombre bajo el cual se conocen todas las artimañas para eliminar o desacreditar la competencia del mercado.
Por su parte, el derecho de autor, también conocido como copyright, se encarga de resguardar las creaciones artísticas y le otorga a su autor derechos específicos sobre su obra.
De la máquina de coser a los teléfonos inteligentes
Las violaciones a la propiedad intelectual desatan, con mucha frecuencia, grandes litigios en todo el mundo. Por estos días la cantante Shakira tuvo que responder ante un tribunal que falló a favor del demandante,la disquera Mayimba Music, y decretó que unas líneas de la canción Loca habían sido plagiadas.
Desde hace unos años, dos de las mayores empresas productoras de tecnologías: Apple y Samsung, protagonizan una guerra a muerte (en 2011 tenían 19 juicios, en 12 cortes de nueve países). Los chicos de Steve Jobs alegan que les copiaron varias de las aplicaciones de su IPhone. En 2012 ganaron uno de sus tantos pleitos, en el cual recibieron 1050 millones de dólares en compensación.
Hasta el momento, una serie de patentes han entrado en pugna; entre ellas, la N º D618,677, de los costados en forma curva del teléfono; la N º 8.046.721, que resguarda al dispositivo para desbloquear el aparato con solo deslizar el dedo por la pantalla táctil, y la N º 6.272.333, que corresponde al programa de correo electrónico.
Aunque por estos días los pleitos legales entre ambas empresas viven momentos de mayor sosiego, todavía no se avizora una solución definitiva.
Una situación bastante parecida vivió en sus inicios, allá por el siglo xix, la máquina de coser Singer. Varios inventores pusieron su granito de arena en este aparato tan revolucionario para la época. Elias Howe, Jr. inventó la aguja de coser con ojo en la punta. A esto, John Bachelder le adjuntó la mesa para colocar la tela, el brazo oscilante donde va la aguja y el mecanismo que hace que la prenda se arrastre para coserla. La lanzadera giratoria que fija el segundo hilo para hacer el doble pespunte la aportó Sherburne C. Blodgett. Mientras Allen B. Wilson ideó un modelo liviano para las amas de casa.
No obstante, el éxito comercial llegó con Isaac Merritt Singer, quien mezcló todos estos elementos y le añadió los pedales, hasta concretar la máquina de coser clásica, que, de hecho, lleva su nombre.
Así empezó la locura, pues Howe le demandó 2000 dólares estadounidenses en concepto de regalías y otorgó licencias a otros fabricantes. Más de 20 propietarios de patentes impugnaron a Singer y se armó un enredo legal sin precedentes.
Al final se creó un consorcio de patentes que administraría todos los derechos y licencias de las compañías implicadas.
El fallo de los cuatro inventores que no se hicieron ricos
Hace poco, un sitio en internet publicó la triste historia de varios inventores que no recibieron los beneficios obtenidos por sus inventos. Todo ellos pasaron por alto las ventajas de la propiedad intelectual.
1. Nick Holonyak, Jr. (1928, Illinois, EE.UU.) inventó el primer LED en 1962, y predijo que algún día este diodo de luz remplazaría a la bombilla de Thomas Edison.
2. Marie Killick (1914, Mitcham, Surrey, Reino Unido) inventó la aguja de tocadiscos de zafiro. Nunca pudo obtener la licencia, y a pesar de los años de litigio, jamás recibió su dinero.
3. Daisuke Inoue, empresario japonés que creó 11 máquinas de karaoke para alquilarlas, no patentó su invento y solo ganó algunos yenes con él.
4. Karlheinz Brandenburg, estudiante de posgrado alemán que comenzó a trabajar en el proyecto de MP3 en la década de los años 80. La falta de financiamiento lo obligó a distribuir el software como shareware, modalidad en la que el usuario puede evaluar de forma gratuita el producto.
¿Cómo se resuelven las cosas hoy?
Odonel González Cabrera, especialista del Centro de Información y Gestión Tecnológica, insiste en la necesidad de elevar la cultura respecto a las legislaciones que regulan la propiedad intelectual.
Existe la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), y esta cuenta con un centro de arbitraje y mediación que se encarga de resolver las controversias de propiedad intelectual entre partes privadas de distintos países.
La institución surgió en 1883, diez años después de que varios expositores extranjeros se negaran a asistir a la Exposición Internacional de Invenciones de Viena, por miedo a que les robaran las ideas para explotarlas comercialmente en otros países.
Desde 1978, la Secretaría de la OMPI se trasladó a la actual sede en Ginebra. En 1996, la Oficina amplió sus funciones al concertar un acuerdo de cooperación con la Organización Mundial del Comercio (OMC).
¿Y en el caso de Cuba?
En Cuba existía, en el año 83, un Decreto Ley, el 68, que regulaba la protección de la propiedad Intelectual, según afirmó Odonel González
Cabrera.
A mediados de la década de los años 90, la isla se adhiere a la OMC y firma los tratados que regulan este aspecto. «En los últimos tiempos el gobierno decidió atemperar la legislación al momento histórico. Así surgió un decreto de patentes, modelos de utilidad y modelos industriales », agregó.
Sin embargo, las violaciones son evidentes en la ciudad.
Todavía falta cultura al respecto. Con el auge del trabajo por cuenta propia han surgido muchos establecimientos con los mismos nombres y pocos de ellos están registrados.
¿Qué ventajas reportaría para un cuentapropista registrar una marca o un nombre comercial?
En primer lugar, protege su idea, su nombre. Además, evita que desacrediten su servicio. Por ejemplo, si hay dos restaurantes con el nombre de El Alba y uno de ellos brinda una mala atención, el usuario no se detiene a especificar la dirección, solo asegura que no la pasó bien en el lugar. Por otro lado, están las implicaciones legales; ante cualquier pugna el caso se lleva a los tribunales, aunque generalmente no existe el conocimiento para proceder en el plano legal ni abundan los abogados especializados en la materia.
Un detalle interesante
Según la Sala de lo Económico del Tribunal Provincial Popular de Villa Clara, se estableció demanda por la Agencia Cubana del Derecho de Autor, admitida en Expediente N º 42 de 2010, contra una institución turística que utilizaba obras musicales de autores cubanos sin pagar a la agencia, para que esta pudiera, a su vez, bonificar a los creadores. El caso fue visto, incluso, en recurso de casación, y se dictaminó que dicha institución abonara a la referida agencia la suma de 375 090,00 pesos (CUP) en concepto de indemnización.
Si alguien quisiera registrar una marca o patente, ¿qué debe hacer?
Presentarse en la Oficina del Centro de Información y Gestión Tecnológica, ubicada en la calle Marta Abreu N º 55, en la ciudad de Santa Clara. En el caso de una marca o un nombre comercial, se realiza una búsqueda (vale 50 pesos en moneda nacional) para comprobar que no existen similares en la misma clasificación.
Después, se procede al registro, para lo cual hay que abonar 450 pesos cubanos. Al año se hace entrega del certificado acreditativo.
¿Cuántos registros de la propiedad industrial han realizado los trabajadores del sector no estatal en nuestra provincia?
Hasta el momentotenemos más de 30 registros entre marcas y nombres comerciales. Uno de ellos pertenece a la Casa del Maní Bormey, también conocida como la Casa del Maní. Al final, el registro siempre es una decisión inteligente y previsora. La experiencia mundial lo confirma con creces.