Un hecho histórico se concretó el 15 de julio de 1689. Varias familias remedianas (huyendo de la piratería o por razones económicas) fundaron la ciudad de Santa Clara, en un lugar situado entre dos ríos llamados por entonces Arroyo de Sabana y Arroyo del Monte, los cuales fueron bautizados más tarde como Bélico y Cubanicay, respectivamente, y cuyas limpias aguas ya no lo son, por razones que no analizaremos ahora.


El primero nace muy cerca de la ciudad, al oeste de la Carretera a Manicaragua, a la izquierda de la Empresa de Productos Lácteos (ECIL); mientras que el otro inicia su caudal al este de la Carretera del Acueducto, hacia el noroeste del Matadero de Aves. A partir de ahí los dos intentos de ríos atraviesan la urbe de sur a noroeste, en zigzagueantes y caprichosas trayectorias.
Pero, ¿dónde radica lo curioso? Sencillo. ¿Cuántos santaclareños de pura cepa (pilongos o aplatanados) conocen que ambos se buscan en sus respectivos recorridos, para encontrarse en un sitio de la propia ciudad. A partir de ahí solo hay un cauce.


La unión del Bélico y el Cubanicay ocurre en el reparto Camacho, a 30 metros aproximadamente de la Avenida de Páez, entre Gregorio Rodríguez y línea del Ferrocarril. Se puede decir que la confluencia de los dos se produce en el traspatio de la casa marcada con el número 5.
El ancho de ambos no rebasa los cuatro metros; el nuevo río llamado Arroyo Grande, de unos 15 metros, con algunas pocetas profundas, desemboca en la presa Arroyo Grande II, al noroeste de la capital provincial. Interesante, ¿verdad?
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*Ricardo Pérez Artiles fue asiduo colaborador de la editora Vanguardia, con numerosas publicaciones en el suplemento humorístico Melaíto, y El Santaclareño, donde desarrolló la sección «Memorias de la ciudad ».