Madres con sayas y pantalones

¿Qué sucede cuando toda la responsabilidad de la crianza recae en una madre joven, primeriza, inexperta, soltera...? 

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Madre con su bebé.
(Foto: Carolina Vilches Monzón)
Yinet Jiménez Hernández
Yinet Jiménez Hernández
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19 Febrero 2020

Entre una madre sola y una madre soltera existe una guerra de fronteras, custodiada por un fiero ejército de emociones. De un lado, la debilidad y el miedo. Del otro, la valentí­a y el empeño de que todo cuanto se haga por los hijos es amor del bueno y sacrificio divino:

Mamá salió embarazada y él se limpió las manos. Mamá y nené parecen hermanos, porque llevan los mismos apellidos, dicen en la escuela.

Nené adora a papá, pero mamá lleva cinco años arando con abuela. Papá se perdió del mapa. Vive con otra. Pasa una mí­sera manutención.

Para papá, nené es su vida, y por eso se fue de «guerrero » al exterior en busca del «botí­n » para que la familia viva en abundancia. Todo salió mal. Nené sigue sin papá y mamá, como Penélope, aguanta estoica.

Mamá eligió tener a nené sola, porque lo quiso así­, porque se basta, porque decidió ser madre soltera, ¿y qué?

Entonces, ¿qué sucede cuando toda la responsabilidad de la crianza recae en una madre joven, primeriza, inexperta, sin una pareja que acompañe en ese proceso de crecimiento biológico y espiritual de los hijos? ¿Cómo algunas de esas familias monoparentales logran sortear las difí­ciles condiciones económicas que amenazan con estrangular la tranquilidad emocional del hogar?

Soy fuerte porque soy madre

La cultura latinoamericana culpabiliza a  las madres divorciadas. El maldito machismo. «Te quedas con ese hombre y aguantas ». «Sí­, por tus hijos ». ¿Qué más da si te golpea o no, si te grita o no, si tu vida está pendiendo de un hilo? Casi siempre, ella es soltera porque fue violada, dicen las estadí­sticas.

En Islandia, ella es fuerte como nadie, como las heroí­nas de las sagas vikingas. La gente las aplaude, las idolatra, porque Islandia es, categóricamente, la isla más feminista del planeta. Que más de dos tercios de los bebés islandeses nazcan de padres que no están casados en la tierra de guerreros de Odí­n es motivo de orgullo.

¿Y en Cuba? En Cuba, al menos el 70 % de nuestros niños son hijos de madres y padres divorciados. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Centro Provincial de Estadí­sticas y otras entidades estatales, como Salud Pública o el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,  Vanguardia  no logró filtrar los datos en cuestión madres no acompañadas, pues no existen cifras que ilustren la magnitud del tema.

Fotografí­a Turno de la mañana, de serie Truno corrido, de isae
De la serie «Turno de la mañana ». (Foto: Carolina Vilches Monzón) *
Fotografí­a Turno de la tarde, de serie Truno corrido, de isae
De la serie «Turno de la mañana ». (Foto: Carolina Vilches Monzón)

* Aunque  la exposición Turno corrido  no es un alegato de defensa de la madre cubana soltera, constituye por excelencia un canto de amor y sacrificio por los hijos. Carolina Vilches, fotógrafa y diseñadora, logró sintetizar magistralmente la compleja rutina de las féminas en Cuba.  

¿Y en Cuba? En Cuba, al menos el 70 % de nuestros niños son hijos de madres y padres divorciados. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del Centro Provincial de Estadí­sticas y otras entidades estatales, como Salud Pública o el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,  Vanguardia  no logró filtrar los datos en cuestión madres no acompañadas, pues no existen cifras que ilustren la magnitud del tema.

La Dra. en Ciencias Yanesy Serrano Lorenzo, especialista del Centro de Estudios Comunitarios  (CEC), de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Central «Marta Abreu » de Las Villas (UCLV), interpreta cualitativamente el fenómeno en el entorno cubano:

«Si bien es cierto que el debilitamiento de las bases culturales del modelo de la familia patriarcal constituye un hecho, podemos decir que en el orden simbólico siguen existiendo prácticas familiares y condicionantes sociales que sostienen esta ideologí­a. Ello tiene su expresión en múltiples escenarios y prácticas cotidianas.

«En ocasiones, desde el imaginario social, son representadas como “aquellas pobres mujeres a las que hay que ayudar, porque se encuentran solas y desamparadas”. Encontramos frases como: “Qué triste, sola y con hijos que criar” y “Ahora cómo se las arreglará”, cuando no siempre se encuentran en condición de desamparo y pobreza ».

«El hecho de ser madre soltera afianza las diferencias de género. La mujer hará mayores esfuerzos en la crianza, educación y sostén del seno familiar. Aun cuando se cuente con la ayuda de familiares o amigos, el costo para su vida personal y profesional, así­ como para su salud, es elevado ».

«Si parecen hermanos »

Laura salió de fiesta aquella noche, y pasó. Una bala perdida. ¿Quién se iba a imaginar? ¡Con 15 años y una barriga! Rechazó el legrado, a pesar de las plegarias en casa. Él no quiso saber del tema, pero la panza siguió creciendo y Bia nació. Bia tiene seis años.   ¿Cómo pudo crecer sana, fuerte, rolliza como los bebés de compota? Abuelo asumió la economí­a. Tí­a, abuela, primos, amigos de «allá » que le enví­an un «salve » porque la niña enamora.

Madre con su bebé.
(Foto: Carolina Vilches Monzón)

En Cuba, la familia es el soporte de las madres solteras. Sin embargo, esto induce a los demás a opinar sobre la manera en que ellas educan a los pequeños cuando desean continuar su vida, divertirse o dejan a los hijos, esporádicamente, al cuidado de un tercero.

«Vale destacar, por estudios realizados, que las madres solas que predominan no son las de solvencia económica que deciden responsablemente su maternidad, sino las jóvenes, desocupadas, con familias en desventaja social y escaso apoyo paterno. Las más frecuentemente atendidas por la asistencia social », especifica la profesora Yanesy Serrano.

Marginada y pobre

«Aquí­, las madres solteras pasamos muchí­simo trabajo para poder alimentarnos desde que está el bebé en la barriga hasta que nace, y la ropa que hay que ponerle; la canastilla que nos dan es tan poca y de  mala calidad… Las madres solteras, que lo piensen bien, porque realmente no es fácil », explica una internauta en un foro debate de la revista juvenil Somos Jóvenes.

Serrano Lorenzo advierte que «a nivel estatal, la polí­tica del Estado no estimula ni justifica el fenómeno de las madres solas, pero tampoco ignora su existencia. Diferentes instituciones invierten energí­as y recursos para no abandonarlas a su suerte, aunque el interés supremo es desestimular el aumento de aquellas mujeres que están en situaciones más vulnerables ».

Cuando la madre es el único sostén de la familia, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) orienta y tramita los procesos civiles de reclamación de la pensión alimentaria (manutención) de los hijos, explica Mayelí­n Dí­az Rodrí­guez, secretaria general de la FMC en Villa Clara.

Agrega que las madres desvinculadas laboralmente pueden obtener asesorí­a, ayuda para emplearse y cursos de adiestramiento. Los casos crí­ticos de familias monoparentales pueden llevarse a la comisión de otorgamiento de cí­rculos infantiles con tratamiento priorizado para madres con más de tres hijos. También, algunos son remitidos a los trabajadores sociales para ofrecerles ayuda económica gubernamental, aunque ello no es una polí­tica restrictiva para madres que asumen solas la educación de los hijos.

Hombres, ¡ ¿el paso al frente?!

Pero hay otros factores que laten en nuestro contexto y obligan a muchas madres, a pesar de ser «correctamente » casadas, a asumir completamente el rol educativo de los hijos. La emigración y la movilidad internacional vuelven a golpearnos en el lugar que más duele: la familia.

Entonces, las mujeres vuelven a dar  el paso al frente. ¡Me quedo con los niños! Amelia tiene a su esposo «afuera », pero es maga para que a Thiago no le falte atención. Debió buscarse un empleo más flexible, porque empezó a llegar tarde al trabajo, a salir por «cualquier » tema; a faltar por el catarro, la fiebre, los impétigos… ¿No es comprensible?

Pero por desgracia, en el mundo laboral todaví­a subsisten pensamientos retrógrados que evitan la contratación de madres con niños pequeños. ¡Y si son solteras!… Por ello, muchas mujeres en otras condiciones porque Amelia es excepción tienen más dificultades para estabilizar su situación laboral, de vivienda y de recursos vitales mí­nimos.

Una vikinga en Cuba

Reproducción independiente, sí­.   ¿Quiénes somos para juzgar? Sola no está. Tiene mucha gente que acompaña y no precisamente un esposo. Es profesional y gana bien. Añoraba un hijo y decidió tenerlo. Ahora es completamente feliz. No me pregunten exactamente cómo, porque no lo sé.

La fecundidad y el proceso de toma de decisiones en torno a la reproducción son temas complejos, contradictorios para muchas sociedades que aún no están preparadas para el cambio de mentalidad. Tal vez la nuestra sea una de ellas.

Lo más cierto del mundo es que hay madres que, acompañadas hasta el hartazgo por un matrimonio tóxico, andan arrastrando soledad hace muchos años. Se dicen casadas. Hay madres solteras cuya compañí­a familiar multiplica el amor y los buenos valores de los hijos.

En temas humanos, como en la guerra, no hay verdad absoluta.

En temas maternales, la única verdad justa y el único lenguaje universal es el amor.

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