Se graduó en 1981 de profesor de la enseñanza media. Su primera experiencia frente al aula fue en Cascajal. En el curso siguiente comenzó en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, donde permaneció 12 años en la Facultad de Marxismo e Historia.
Pero desde el 2001, Rubén Hernández López incursiona como docente en el Canal Educativo. Allí se inició en los cursos que se impartían en Universidad para Todos. Luego forma parte del claustro de las teleclases para alumnos de duodécimo grado.
«El trabajo con las teleclases ha sido increíble. Al principio eran en vivo, lo cual me exigió prepararme muy bien. El hecho de trabajar con profesores que eran ídolos resultó un privilegio », dice.
Para muchos, la cámara es mortal; para Rubén no. A él lo estimula a trabajar más y mejor, sobre todo porque orienta al maestro.
«Uno extraña la tiza, la duda del muchacho; pero me retroalimento, pues sigo siendo profesor del IPVCE, nunca he perdido el vínculo con los estudiantes. En ocasiones aparecen hijos de compañeros de trabajo necesitados de repasar para las pruebas de ingreso y formamos pequeños grupos », agrega.
Este año, Rubén asumió el reto de impartir Historia Contemporánea y de América durante los últimos meses, a partir de las necesidades de enfrentar la COVID-19. Lo hizo eficientemente, a pesar de que llevaba tiempo sin vincularse con esas materias.
Sobre el vínculo con los estudiantes desde las teleclases, afirma que cuenta con el repasador virtual, así como de manera directa por teléfono, Cubadebate, CubaEduca y un puesto de mando del Ministerio de Educación.
«Nosotros participamos en las reuniones de preparación del curso con los metodólogos de las provincias, lo cual nos ayuda a mantenernos informados sobre la situación nacional de la asignatura », explica.
Hernández López se ha especializado en Historia de Cuba, y dentro de ella lo que más le motiva es la cultura política del pensamiento cubano contemporáneo. Como miembro de la comisión de perfeccionamiento del libro de duodécimo grado le correspondió redactar el período de 1962 a 1975, que incluye la etapa del quinquenio gris, la zafra de los 70, la fundación del Partido Comunista.
«En este nuevo libro vamos a decir lo bueno y lo malo. Incorpora los baches de la Revolución. Llega hasta el año 2015 », añade.
Respecto al criterio de que los jóvenes cubanos desconocen la historia de su país, afirma: «Yo no sería tan absoluto. Tenemos todavía un falso concepto de que cualquiera puede impartir la asignatura. Si no hay motivación en el profesor, no le llega al alumno. Contamos con brillantes estudiantes que participan en concursos y tienen valiosos criterios.
Quizá no haya el mismo nivel de impartición por la existencia de las nuevas tecnologías e internet, y el estudiante se convierte en un copiador ».
Rubén viaja a La Habana todas las semanas para preparar las teleclases. Además, es asesor de programas de la televisión y asegura sentirse realizado en el medio audiovisual.