Forjador de la unidad en el Frente Las Villas

A mediados de octubre de 1958, la Columna 8 del Ejército Rebelde, bajo el mando del Comandante Ernesto Che Guevara, arribó a territorio de Las Villas para continuar la victoriosa avanzada revolucionaria.

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Comandante Ernesto Che Guevara en las montañas del Escambray.
El Comandante Ernesto Che Guevara en las montañas del Escambray. (Foto: Tirso Martínez).
Benito Cuadrado Silva
1653
18 Octubre 2020

Hostigados sin cesar por la aviación y las tropas terrestres, la columna invasora Ciro Redondo, al mando del Comandante Ernesto Che Guevara, se aproximaba inexorablemente a los lí­mites de Camagí¼ey y Las Villas. Muchos de los hombres andaban descalzos, con los pies llagados y la fatiga  dibujada en sus  rostros famélicos, como expresión evidente de las privaciones, el cansancio y el esfuerzo constante por superar los dificultades del terreno y las inclemencias de un tiempo azotado por ciclones y temporales.

Al referirse a estas circunstancias el Che relatarí­a :

«La tropa estaba cada vez más cansada y descorazonada. Sin embargo, cuando la situación era más tensa, cuando ya solamente el imperio del insulto, de ruegos, de exabruptos de todo tipo, podrí­a hacer caminar a la gente exhausta, una sola visión de la lontananza animó sus rostros e infundió nuevo ánimo. Esa visión fue un mancha azul hacia el occidente, la mancha azul del macizo montañoso de Las Villas, visto por primera vez por nuestros hombres… ».

El 16 de octubre de 1958 ellos, obligados a sortear cercos y emboscadas desde su salida de la Sierra Maestra, atravesaron la carretera de Sancti Spí­ritus a Trinidad y por la loma del Obispo arribaron al Escambray cual «ejército de sombras », como bien los definiera el propio jefe guerrillero.

Eran apenas 140 efectivos poco fogueados en su mayorí­a, provenientes de la escuela de reclutas de Minas del Frí­o, que adquirieron en las épicas jornadas  siguientes el temple necesario para convertirse en aguerridos combatientes.

Comandante Ernesto Che Guevara en el Escambray.
(Foto: Perfecto Romero)  

En aquellos dí­as difí­ciles, el genio militar y la audacia del Comandante Guevara brillaron ostensiblemente durante el cumplimiento exitoso de las misiones dispuestas por Fidel, de llevar la guerra revolucionaria al llano, una importante encomienda que el Che desarrollarí­a a la par con la Columna 2 Antonio Maceo, del Comandante Camilo Cienfuegos. Ambos jefes, juntos, harí­an colapsar al régimen en esta porción central.

La llegada de la tropa invasora al lomerí­o escambradeño revitalizó la lucha en un amplio territorio de la provincia y promovió, de acuerdo con el plan estratégico del Ejército Rebelde, la unidad con las demás fuerzas insurgentes que actuaban en esos parajes. Se integraron a tal empeño el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, firmante del Pacto del Pedrero con el 26 de Julio, y quedaba así­ consolidado el Frente Las Villas, bajo la dirección general del Che.

Él fue el artí­fice de esta gestión, y su personalidad y su autoridad moral bien pronto se hicieron sentir en medio de la compleja situación imperante en ese teatro de operaciones.

Solo el II Frente Nacional del Escambray, regido por elementos oportunistas y ambiciosos, rehusó sumarse a la polí­tica unitaria, y la historia, como suele suceder, le pasó la cuenta a la levantisca organización.

Enseguida que la Columna 8 ingresó al escenario villareño, su jefe puso en práctica también la orden de batir al enemigo de manera incesante, y con esas miras atacó los pequeños cuarteles enclavados en la periferia de la sierra. Primeramente, tomó el de Gí¼iní­a de Miranda, donde un bazucazo suyo resultó decisivo, y con posterioridad desalojó a los guardias de Banao, Jí­quima y otros poblados cercanos.

El Ejército, por su parte, a fin de liquidar la perniciosa presencia rebelde en la abrupta región, lanzó la denominada Ofensiva de El Pedrero, apoyada por tres batallones blindados y aviación. Empero, el fracaso coronó tal propósito.

A partir de entonces desataron los revolucionarios una demoledora contraofensiva que envolvió en sus acciones a las ciudades y pueblos principales. Iniciábase con dicha operación la relampagueante Campaña de Las Villas, en virtud de la cual los combatientes rebeldes libraron Fomento a mediados de diciembre, y  después cayeron los demás municipios. Las puertas de Santa Clara quedarí­an abiertas para franquear el paso a los atacantes. Escasos dí­as en el poder le quedaban ya a la dictadura.

En los dos meses y medio de existencia del Frente Las Villas apuntó el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez en el vigésimo aniversario del acontecimiento, fueron cumplidas y sobrecumplidas todas las tareas que como parte de la estrategia le habí­an sido confiadas al Che. De los fusiles invasores y de la unión de todos los revolucionarios se alzó en las montañas escambradeñas el grito de ¡Libertad o Muerte!

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