
Hace 37 años fue creado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el Programa del Médico y Enfermera de la Familia, el cual le dio un vuelco radical a la atención primaria en Cuba, y contribuyó de manera decisiva a posicionar a Cuba a la avanzada del mundo y convertirla en una potencia médica de primer nivel.
Una radiografía de la situación actual en la provincia de Villa Clara y las mejores decisiones a tomar para revitalizarlo se derivaron del profundo análisis realizado por el Buró Provincial del Partido, encabezado por la miembro del Comité Central y primera secretaria, Yudí Rodríguez Hernández.
El informe presentado hizo ver fallas en el funcionamiento en no pocos de los 835 consultorios existentes, que incluyen un universo de 4596 médicos y 4107 enfermeras, agrupados en 128 organizaciones de base del Partido y 13 comités.
Entre las dificultades más significativas salieron a relucir, dentro de las cuestiones materiales, problemas constructivos, que hacen que 137 consultorios en Santa Clara estén evaluados de regular y 29 de mal; 11 y 4, respectivamente, en Corralillo, y 20 y 3 en Santo Domingo.
Se suman 50 consultorios sin agua potable y 70 de ellos, ocupados por personal ajeno al sector.
Y desde el punto de vista subjetivo, las mayores insatisfacciones guardan relación con la permanencia de estos especialistas en los consultorios, la dispensarización de la población, muy afectada por la COVID-19; la falta de atención a los pacientes con ingreso domiciliario y a aquellos que padecen enfermedades terminales, por citar algunos ejemplos revelados en el informe.
También fueron enjuiciadas las deficiencias subjetivas que se presentan en este sector tan estratégico de la Revolución, con problemas en las estructuras de dirección, poca atención al trabajo ideológico con los jóvenes, y una política de cuadros débil y con una pobre proyección estratégica.
La COVID-19 ha marcado un antes y un después para el sector, como significó el doctor Luis Monteagudo Lima, miembro del Buró Provincial y director del hospital clínico-quirúrgico Arnaldo Milián Castro; pero se deben defender los principios fundacionales del Programa e ir al rescate del verdadero rol del médico y la enfermera de la familia, así como incrementar los niveles de exigencia.
No faltó el merecido reconocimiento a estos integrantes del ejército de batas blancas, presentes desde el inicio en el enfrentamiento a la pandemia, aunque no deben obviarse las insuficiencias que aquejan al Programa.
La primera secretaria del Partido, Yudí Rodríguez Hernández, enjuició de manera crítica las debilidades del funcionamiento de los consultorios médicos y de los grupos básicos de trabajo, y consideró necesario ir a un proceso político en las organizaciones de base del Partido que culmine con activos de la militancia, que posibiliten perfeccionar las estructuras, fortalecer la idoneidad de los secretarios generales de núcleo, y elevar la disciplina laboral y la calidad del desempeño.
«Dar un vuelco al trabajo y a la efectividad de sus resultados. Debe realizarse un estudio socio-político más profundo e individualizado. Si en algún sector nos hace falta tener estructuras del Partido fortalecidas y un buen funcionamiento de los núcleos es en el sector de la Salud », enfatizó Rodríguez Hernández.
Regresar a las ideas de Fidel, sin esquematismo y ajustadas a las realidades de hoy, fue el consenso del análisis partidista, que al decir de la doctora Gretza Sánchez Padrón, directora de Salud, invitada a la reunión, permite dar una mirada diferente y con mayor profundidad a los problemas que confronta el estratégico Programa del Médico y Enfermera de la Familia.