
Santa Clara amaneció triste. Un jueves en que despedía a tres hijos que un día partieron hacia Ecuador con el único propósito de regalarle al prójimo recompensas para sus vidas.
Es la ciudad y su gente que aún mira al doctor Eric Omar Pérez de Alejo Quesada recorrer las áreas de su policlínico XX Aniversario cuando, a gusto, auscultaba la vida para propiciar la mejor de las sonrisas ante un rostro necesitado.
Compañeros de trabajo de Eric Omar Pérez de Alejo y miembros de la dirección provincial de Salud realizaron guardia de honor. (Foto: Arelys María Echevarría/ACN)
Es todavía sentirlo en casa junto a los suyos, preocupado por las enseñanzas a sus dos hijos o pendiente de los padres, de su pareja, de los vecinos, y del resto de quienes ocupan el corazón y se hacen indispensables a lo largo del camino.
Es la confraternidad entre amigos, como se demostró durante el postrer tributo en el Palacio de Ajedrez GM Guillermo García González de la ciudad ante un féretro cubierto por la enseña nacional, entre diplomas de reconocimiento, fotos y flores enviadas por autoridades y pueblo.
Una mañana de consternación demostrada por los tantos que acompañaron al cortejo en caminata hasta la necrópolis de la urbe, no sin antes recibir guardias de honor por parte de compañeros de causa, y de galenos de contiendas en Pedernales donde un fenómeno natural despiadado quebrara muchos de los sueños y también las esperanzas.
Allí ocurrió el desplome del edificio donde residían nuestros galenos, y desde allá viajaron para traer los restos que, de seguro, inspirarán nuevas alboradas.
También el tributo de Julio Ramiro Lima Corzo, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia; Jorgelina Pestana Mederos, presidenta del Gobierno a ese nivel, y otros funcionarios que rindieron honores en los minutos finales del momento luctuoso.
Fue la despedida simbólica a un matrimonio que ya no está. Ella, natural de Lajas, en Cienfuegos; él, del lejano Manzanillo en las provincias orientales, pero radicados en una urbe que los vio desempeñarse para cumplir las encomiendas del policlínico Marta Abreu.
(Foto: Arelys María Echevarría/ACN)
Allí trabajaban los doctores Bárbara Caridad Cruz Ruiz y Leonardo Ortiz Estrada, quienes compartían, además, los caminos de la Medicina General Integral para transitarlos en su comunidad.
Así, juntos, un día y otro, y desde este jueves reposan en sus respectivos lugares de origen.
Otra vez Santa Clara llora, aunque digan que la muerte engrandece. También lo hace Cuba, y gran parte de ese mundo sensibilizado con la tragedia ecuatoriana de los últimos días.
Una jornada en que la Academia silenció torres y alfiles, damas, reyes o peones que no insistieron en funcionar sobre el tablero de ajedrez.
Llegada del cortejo fúnebre a la necrópolis de Santa Clara. (Foto: Arelys María Echevarría/ACN)
Baby, Leonardo y Eric viven en el recuerdo de sus colegas de hazañas y desvelos, entre sus pacientes que aguardaban para brindarle la más reciente coladita, o presentarle al nuevo crio que llegó en tiempos de misiones.
Y como buenos hijos andarán por el querido Parque Vidal o sobre los adoquines de una ciudad que los multiplica, aunque hayan emprendido, por culpa del destino, el último viaje hacia la eternidad.
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