Un cirujano de buen corazón

«Recuerdo mi primera intervención quirúrgica: un poco nervioso al principio, pero seguro a la hora de la cirugí­a».

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Roger Mirabal
Roger Mirabal destaca como uno de los mejores cirujanos cardiovasculares del país. (Foto: Ramón Barreras Valdés)
Lázaro Chacón Vázquez
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15 Agosto 2017

No todos tenemos el privilegio de tocar un corazón palpitante, de entrar en el alma de otros para aliviar la tristeza, y disminuir el dolor. No todos los seres humanos tienen el reto de enfrentar el adiós de otros con valentí­a, ante escenas en vivo y sin ensayo, en un quirófano.Así­ pudiera resumirse la historia del doctor Roger Mirabal Rodrí­guez, jefe del Servicio de Cirugí­a Cardiovascular del Cardiocentro Ernesto Che Guevara.

«Siempre soñé con ser médico, sentí­a que mis genes me inducí­an hacia los caminos de la Medicina. Lo comentaba con mis compañeros de aula, mis profesores, y hasta mi familia sabí­a cuál serí­a mi destino.

«Recuerdo mi primera intervención quirúrgica: un poco nervioso al principio, pero seguro a la hora de la cirugí­a. Tení­amos la costumbre de anotar los datos de todos los pacientes que operábamos; costumbre que seguimos hasta la fecha, pues aún se llevan los libros con el registro de todas las operaciones desde que comenzó el centro, hace varias décadas ».

Roger Mirabal
Antes de entrar al quirófano es muy importante chequear la salud de los pacientes. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

¿Por qué la cirugí­a?

Durante el transcurso de la carrera los estudiantes se familiarizan con las actividades a las que se enfrentarán como futuros médicos, y la cirugí­a siempre me llamó más la atención que otras especialidades. Además de ser una carrera médica es un arte: lleva un poco de sabidurí­a, un poco de destreza, mostrar habilidades, y quizás el conjunto de todas esas cosas es lo que ancló mi elección de ser cirujano.

¿Y cómo se decide a operar el corazón?

El Servicio de Cirugí­a Cardiovascular tiene una gran tradición. Además, me gustan los retos, son cirugí­as que llevan muchas horas de trabajo. Pienso que las operaciones cardiovasculares conllevan procedimientos estresantes, y es ahí­ donde todo el equipo, cirujanos, anestesiólogos, perfusionistas, enfermeros, interviene para que salga bien. Tenemos que poner al máximo nuestros sentidos para salvarles la vida a los pacientes.

¿Cuáles son las cirugí­as más complicadas?

El grado de complejidad depende de lo avanzado de la enfermedad, la edad del paciente, enfermedades asociadas, entre otras complicaciones.

«Las operaciones más comunes que se realizan en el Cardiocentro
son las de revascularización coronaria y la cirugí­a valvular. Existen otras menos frecuentes, pero de mayor complejidad, como la  cirugí­a de aorta ascendente y las complicaciones mecánicas del infarto del miocardio ».

¿Qué siente usted cuando fallece un paciente?

Pena, sensación de derrota, impotencia por no dar vida. Hay oficios como este, en los que se sabe que los riesgos son altos; incluso, a veces, se anticipa un mal resultado. En ese caso es más llevadera la pena; pero siempre afecta.

No es solo impresión, sino un hecho: el doctor Roger resuelve en el quirófano, uno tras otro, los problemas, como lo hacen las personas  con voluntad y fortaleza de corazón.

«La atención a las urgencias quirúrgicas es una actividad muy particular. Lleva implí­cito una gran carga emocional, concentración y rapidez para tomar la decisión más correcta en el menor tiempo posible. En ese momento, cuando se salva de verdad a una persona, no sé… aparece una alegrí­a interior que compensa todo el esfuerzo, el tiempo y la dedicación. Es una sensación indescriptible que lo remedia todo ».

Historias de tensión

Del doctor Roger capté su esencia  y aprendí­ un poco más sobre su «arte ».  Un caballerocirujano apareció ante mí­, con el esteto como escudo, y el bisturí­ como arma de combate.

El sosiego lo identifica al final del dí­a. Pero una vez le falló. Fue cuando tuvo que operar a un paciente que presentó una disección aórtica aguda.

Roger Mirabal
Para lograr el éxito en las operaciones cardiovasculares, el Dr. Roger asegura que es muy importante el trabajo en equipo. (Foto: Ramón Barreras Valdés)

  «Necesitó una cirugí­a de urgencia muy riesgosa, con altas probabilidades de mortalidad. Nuestro equipo la hizo, aun cuando sabí­amos que podí­a resultar inefectiva…y después de más de ocho horas de cirugí­a, logramos reparar la afección ».

  Su mejor operación…

Es cuando veo al paciente sonriente con sus familiares saliendo por la puerta del hospital y dándole gracias a todos los trabajadores del centro por la atención brindada.

Y usted, ¿cómo es fuera del Hospital?

Soy una persona muy comunicativa y tengo buenas relaciones con mis amigos, y con otros que no lo son. No me creo una persona arrogante ni autosuficiente. Soy un cubano más de este paí­s, sencillo y jaranero.

Es difí­cil verlo serio a usted, doctor….

Creo que la risa es la sal de la vida, mi carácter noble y mi sentido del humor me ayudan a aliviar las penas de mis pacientes hasta en el peor de los momentos.

«Como parte de mis experiencias divertidas me ha sucedido que sin percatarme he salido del quirófano vestido de verde para la consulta, y al bajar las escaleras me dicen: “Pero doctor, quí­tese el traje”. Es que uno viene atormentado de la cirugí­a. Creo que no es nada grave: son gajes del oficio ».

A pesar de haber visto y palpado cientos de corazones, no hay mejor corazón que el de él. Lo dicen los cientos de pacientes que le agradecen la vida y le dan gracias por existir. También lo expresan sus compañeros, la familia, los amigos: Roger es un hombre de buen corazón.

¡Ah!, por cierto, mi familia ocupa un gran espacio dentro de mi corazón. Como todo niño de diez años, Roger, el pequeño de la casa, aun no tiene una profesión definida, pero pienso que se inclina por la Medicina. ¿Cómo lo sé? Fácil: en casa juega con mi bata, el esfigmo y el esteto, y me pidió encarecidamente que le adaptara a su talla una bata médica, para imitarme. (Rí­e) Se parece mucho a alguien que conozco.

¿Qué es para usted la Medicina?

La Medicina… es gran parte de mi vida. De hecho, si volviera a nacer, serí­a médico nuevamente. Salvar la vida de un paciente lo compensa todo. Creo también que es una combinación perfecta de ciencia y arte, de destreza y sensibilidad. La Medicina, como la vida misma, es una mezcla asombrosa de sabidurí­a y buen corazón.

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