
Son realmente hermosas. Poseedoras de los atributos proporcionados por la naturaleza que las hacen diferenciarse entre ellas, pero las plantas ornamentales no resultan tan inofensivas ni dejan de marcar huellas en la especie humana y en los animales.
La experiencia de Leonardo Leiva Acebey, un galeno caibarienense diplomado como médico general integral y que un día se inclinó por la especialidad de Toxicología hasta convertirse en fundador del Centro Territorial de la rama, le permite afirmar que algunas irritan las vías digestivas y provocan inflamación en otros órganos vitales.
En el caso de la covadonga o cabalonga (Thevetia peruviana), que resalta por su flor en forma de campana naranja o amarilla con el correspondiente fruto llamativo, las creencias populares le adjudican efectos hipotensores para contrarrestar la presión arterial.
«Falso responde categóricamente el especialista formado en La Habana. No tiene esa propiedad y es altamente cardiotóxica. Incluso existen estudios de un caso que preparó un cocimiento dirigido a eliminar el catarro y el paciente falleció a consecuencia de las altas concentraciones tóxicas ».
Otra de las respetables es la adelfa (Nerium oleander). A pesar de su policromía y fragancia, es venenosa y se suma a la lista que atenta contra la función cardíaca en dependencia de la dosis introducida en el organismo. Esta planta posee una especie de miel que los pequeños absorben al resultar agradable al paladar.
Vale entonces una recomendación saludable: independientemente de que determinadas variedades tengan propiedades curativas, siempre deben ser prescriptas por un profesional, y jamás aplicarlas de manera libre, debido a que el principio activo se concentra en sangre y provoca innumerables síntomas.
Con características tóxicas para humanos y mascotas se encuentran también el gí¼embé (Philodendron bipinnatifidum), la hortensia (Hydrangea macrophylla), la salvia divinorum (Salvia divinorum), el floripondio o trompeta de ángel (Brugmansia arborea), así como el lilium, lirio o azucena (Iris germanica), el ricino (Ricinus communis) y la cicuta (Conium maculatum).
Más allá de las plantas

No solo las descritas muestran adversidades dentro de esta ciencia encargada del estudio de los efectos de productos tóxicos o venenosos sobre el organismo, y de agentes químicos, biológicos o físicos; sin embargo, el doctor Leiva Acebal realiza otras reflexiones.
«Los padres consideran un placer que sus hijos merienden diariamente un pan con jamón. Para mí es totalmente perjudicial, y me inclinaría por un contenido más natural como una tortilla, una croqueta casera u otro recurso. Muchas veces se desconoce el origen o la forma de procesamiento de los embutidos. Al suministrarle enorme proporciones de agua pueden contaminarse con bacterias, además de las altas concentraciones de sal de nitro que dañan la salud al consumirse de manera continuada ».
De maduradores químicos para agilizar el proceso de las frutas se ha hablado, pero vale recordar que parte de las consumidas no escapan de tales procederes.
«Quien conoce de frutas sabe si están o no adulteradas. El plátano en maduración normal toma un color amarillo no homogéneo con pintas oscuras y su sabor es diferente. De lo contrario provoca trastornos gastrointestinales, mientras se desconoce lo que pudiera pasar con la salud a largo plazo ».
Tampoco escapa la fruta bomba. Parece madura por fuera y cuando se pica manifiesta una dureza increíble.
Como médico que va al detalle, el doctor Leiva Acebey se detiene en algo que parece insignificante. «La tabla en que se pican carnes y otros alimentos se daña, y aparecen estrías sobre la superficie de madera que, de no lavarse de manera efectiva, puede contaminar las fuentes alimentarias al emplearla posteriormente ».
Ante la infancia y el embarazo
Tristemente la infancia no escapa de innumerables efectos tóxicos. Los resultados estadísticos revelan numerosas intoxicaciones por diferentes productos. Hay ingestión de sustancias químicas y de plaguicidas que por descuido de los adultos se guardan en recipientes de refrescos, medicamentos o jugos que resultan llamativos para los niños.
«Los padres de manera irresponsable almacenan cloro, sosa caústica e, incluso, hasta llevan plaguicidas al refrigerador, y el pequeño al verlos en estos envases procede a ingerirlos, y ahí viene la intoxicación.
«Si son de gran toxicidad pueden dar al traste con la vida o dañar severamente las vías digestivas o respiratorias. Hemos tenido menores intoxicados con anís estrellado y tilo, pues a pesar de que manifiestan propiedades medicinales, las altas concentraciones hacen estragos ».
¿Puede influir la toxicidad sobre el embarazo?
Durante el primer trimestre de gestación todo afecta el desarrollo embrionario. Recomendamos consumir la menor cantidad de medicamentos y remitirse solo a los indicados por el facultativo. Debe precisarse que de la cuarta a la octava semana ocurren procesos medulares en el desarrollo del feto, que también recibe estas agresiones no ajenas a provocar malformaciones congénitas.
Medicamentos vencidos y Queratinas

Sobre si es factible o no administrar un fármaco vencido existen diversas tendencias. El entrevistado las respeta mucho, y es partidario de que los medicamentos tienen caducidad. «Hay que valorar la estabilidad del producto, el cambio de coloración de las tabletas o del jarabe, su olor.
«Debe examinarse si la pastilla se descompone fácilmente. De ser así no es aconsejable administrarla, y también que disponga de toda su protección dentro de la tira o envase, al igual que resulta inadmisible subvalorar la fecha de caducidad de los alimentos. No por gusto tienen un tiempo tope destinado al consumo ».
Algo muy de moda son las queratinas caseras, y si bien el Centro de Toxicidad no ha registrado casos de intoxicadas por esta causa, es preciso aclarar que todo lo que se maneja de forma empírica, sin tener en cuenta proporciones y concentraciones, puede acarrear consecuencias negativas de las que no escapan los trastornos visuales, al estar los ojos cerca del cuero cabelludo.
Un párrafo aparte dedicado a los productos del mar. Hay que tener sumo cuidado en determinadas épocas del año, a partir de esos vendedores inescrupulosos que desconocen de dónde extraen el pescado, y en muchos casos abren las puertas a la aparición de la ciguatera, como tampoco debe obviarse la conservación de los alimentos en el refrigerador, a fin de evitar una contaminación.
Tras aclarar que las intoxicaciones no excluyen a los animales, con reportes en cerdos, Leiva Acebey puntualiza que en Villa Clara las incidencias predominantes de intoxicaciones obedecen a medicamentos y plaguicidas. Entre los primeros, la causa más frecuente recae en la carbamazepina.
«Recientemente la mamá de un niño de dos años le dio un frasco para que jugara. El pequeño lo abrió, le resultó curioso el contenido y… estuvo en terapia intensiva por una intoxicación severa ».
A pesar de la labor educativa realizada por el colectivo del Centro Territorial de Toxicología, este registra un promedio de 25 a 30 intoxicaciones al mes, cifra nada despreciable.
«En paladares y centros estatales hay que ver la manipulación de los alimentos, cómo se friegan los vasos, y el cumplimiento de un conjunto de medidas higiénico-sanitarias. Se sabe que no en todos existe una estricta disciplina, y la población no debe olvidar el lavado de las manos, de las frutas y vegetales antes de consumirlos, así como hervir el agua o añadirle hipoclorito de sodio, y conocer la procedencia de los alimentos ».
Hablamos del Centro Territorial de Toxicología, pero ¿cuál es su función?
En la institución, ubicada en la Universidad Médica de Villa Clara, no atendemos pacientes. Somos adscritos al hospital universitario Arnaldo Milián Castro, y actuamos ante intoxicaciones masivas, por productos químicos y marinos, y plantas tóxicas, entre otro amplio espectro. Los pacientes intoxicados se atienden en los hospitales y nos llaman para cualquier consulta o envían fluidos biológicos (fundamentalmente orina), a fin de determinar, mediante estudios en nuestro laboratorio, la causa del estado de los pacientes y lo que provocó dicha situación.
¿Puede la población comunicarse con ustedes?
Nuestros expertos realizan guardias de 24 horas, todos los días del año. Tenemos habilitados los teléfonos 42224770 y 42226197 para aclarar cualquier duda en torno a medicamentos o productos, aun cuando no exista sintomatología alguna. También evacuamos posibles reacciones adversas o facilitamos la información requerida ante cualquier caso.
En el plano personal usted se inclinaba por la Pediatría. ¿Si tuviera que escoger entre esta y la Toxicología, hacia dónde se inclinaría la balanza?
Sin pensarlo dos veces por la Toxicología, un camino lleno de expectativas y un reto para los profesionales. Una búsqueda constante en un mundo que se mueve entre peligrosas compañías.