
Para nadie es secreto que, en literatura, Lorenzo Lunar ande detrás del barrio marginal, del crimen rojo, del policíaco de núcleo duro, un género no pocas veces subestimado en el mundo editorial cubano. La saga de «casos » que ha debido echarse al hombro como detective incluye novelas y cuentos, ganadores de importantes lauros en concursos de primera línea.

Pero esta vez, como una suerte de crítico de sus contemporáneos, Lunar ha preferido hacer «historiografía literaria », para ofrecer una visión global de la novela negra en Cuba. El que a hierro mata constituye un termómetro del neopolicial iberoamericano, una reflexión profunda sobre las causas de auge y decadencia del género.
Me imagino que ha de ser difícil ser crítico y escritor, juez y parte. Pero en su caso, ¿por qué hacerlo? ¿No cree que esa ambivalencia pueda falsear la visión objetiva de un estudioso?
Adentrarse en el terreno de la crítica fue una necesidad, porque desde la generación de los 80 escasea en la literatura cubana. Por ejemplo, ¿quiénes han escrito a historia de la cuentística? Un grupo de autores que han tenido que asumir el estudio del fenómeno del que son parte.
«Me percaté de que nadie estaba estudiando el policial y seguí ese concepto, esa huella. Tal vez me vi impulsado por el hecho de nosotros, los escritores, siempre nos hemos pedido opiniones sobre las obras que escribimos. »
En esa indagación, muchas han sido las lagunas encontradas. Didactismo extremo. Dogmatismo e ideologización políticos. El ignorar formas de la narrativa contemporánea nacional y mundial. En fin, diferentes traiciones a los principios literarios fueron solo algunos de los aspectos que, décadas atrás, declararon en estado de sitio la narrativa policial en este país.
Lorenzo Lunar, ¿cómo usted evalúa su salud de la novela o el cuento negros en la isla? ¿Acaso estamos en presencia de un «ocaso »?
Un día un poeta me hacía esa misma pregunta y yo le dije: «dime las novelas policiales que tú consideres malas y yo te voy a responder con un libro de poesía malo que se esté publicando en este momento. Seguramente, voy a ganar la pelea.
«Así sucede en todas las artes: hay quien disfruta un tipo de música y no otra. Creo que es una cuestión perceptiva, de gusto. Es verdad que la literatura policial en Cuba tiene zonas bajas. Pero, también, buenos escritores escriben su obra y la publican dentro y fuera de la geografía nacional, más allá de los nombres de Padura y Chavarría. Podríamos mencionar a Amir Valle; Guillermo Rodríguez Rivera y Luis Rogelio Nogueras, que juntos escribieron El cuarto círculo, y de este último Y si muero mañana, una excelente novela del contraespionaje. Se suman Juan íngel Cardí, con una literatura policial humorística muy interesante. Así, te vas encontrando obras de Rebeca Murga, excelente novelista y cuentista; Marcial Gala, con muy buenas obras publicadas; Mario Brito, que ha incursionado el género desde lo rural, una arista muy interesante y Reinaldo Cañizares, entre otros ».
A propósito del balance genérico, ¿cómo anda nuestro país con respecto a otros núcleos duros de la novela policial en el resto del mundo hispano?
Desde hace mucho tiempo existen cuatro países cultores de la literatura policial: España, Argentina, México, Colombia y Cuba. Tenemos autores que están a la altura de los escritores extranjeros, porque publicamos en esas mismas editoriales y con todas las limitaciones que implica no estar allá.
«Otro punto a nuestro favor es el festival internacional de literatura negra latinoamericana, Fantoche, auspiciado por La Piedra Lunar, nuestra librería y proyecto comunitario. Este nos permite evaluar el resto de las producciones novelísticas en el mundo ».
Sin lugar a dudas, La Piedra Lunar ha formado parte de ese proceso de crecimiento infinito del oficio literario. ¿Qué ha logrado el proyecto durante todo su tiempo de creado? ¿Cuánto falta por conquistar?
Durante estos años, hemos logrado convertir La Piedra Lunar en un proyecto comunitario sustentable, para influir en la comunidad; nuclear un grupo de escritores e intelectuales; crear y mantener el evento Fantoche, entre otras cosas.
«No hemos logrado sensibilizar a algunas instituciones, algunos poderes que hubieran podido facilitar más este trabajo. Por suerte, tenemos a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric), las direcciones municipal y provincial de Cultura y el Centro Provincial del Libro, que nos han apoyado ».
En esta ocasión, presidente de honor de la Feria del Libro y, en tantas otras, conferencista de las «grandes ligas » literarias; según críticos de renombre, una pieza clave de la narrativa policial cubana, un escritor publicado y galardonado fuera y dentro del país… ¿Por qué quedarse en Santa Clara, tras el pueblo, el barrio, la gente?
Muchos de mis contemporáneos se marcharon para buscar mejores pastos y comodidades. Quizá yo tuve la suerte de saber vivir de mis oficios. Es un poco difícil decirlo porque pudiera parecer una pose: me gusta mucho vivir en mi ciudad, a pesar de que a veces estemos perseguidos por dificultades.
«Aquí yo tengo las cosas que más quiero en mi vida. Algún día, si quisiera irme a otro lugar, las pudiera llevar conmigo; pero hay otras que no puedo llevar a otra parte y que cuesta mucho deshacerse de ellas.
«Estoy viendo como mucho de mis amigos están en proceso de repatriación. Quizás vengan en busca de aquella espiritualidad que no pudieran llevarse y me siento feliz de que esté pasando. Pero creo que el programa más grande es el haber sentido en mi vida que soy feliz con lo que soy y con lo que tengo ».
Por la importante trayectoria de Lorenzo Lunar como escritor, crítico literario, conferencista, etc. este año se decidió nombrarlo Presidente de Honor de la Feria Internacional del Libro en Villa Clara.