

Aunque la lluvia no cayó en esos días de recuerdos y evocación de la eterna maestra, las manos sí se entrelazaron para hacer una danza de amor por toda la ciudad de Santa Clara. Era el sencillo y sentido homenaje a la inolvidable Teresita Fernández, cuyo cumpleaños 90 celebró toda Cuba el pasado 20 de diciembre.
Desde la víspera de su natalicio se hicieron varias actividades musicales, literarias e infantiles. En áreas del Parque del Carmen, las escritoras de literatura infantil Leidy González Amador, Mildred Hernández Barrios y Lidia Ana Meriño presentaron sus textos.
Esta última autora sumó a sus pupilos del taller para niños «La hojita suelta », quienes hicieron una hermosa carta colectiva a Teresita, en la cual le agradecían por haber dedicado su vida a los niños.
Tampoco faltaron las artes plásticas, en esta ocasión de la mano de Jorge Luis Sanfiel, el «pintor de los gatos », quien deleitó a los presentes con su selección de Gatos felices, y la música la regaló la trovadora Yudi Herrera, fiel defensora de la obra de la autora de Lo feo.

El grupo Alánimo, bajo la guía de Carmen Margolles, llegó con el espectáculo Dame la mano y cantaremos. Hermoso momento en que todos los artistas e invitados interpretaron y danzaron con la melodía de la icónica canción Dame la mano, con letra de la poetisa chilena Gabriela Mistral (Premio Nobel de Literatura) y música de Teresita Fernández.
Pero, ahí no quedó el homenaje a la gran juglaresa santaclareña. También se realizó un recorrido por lugares relacionados con la vida y desempeño de la trovadora, como su casa natal sita calle Martí no. 15, en Santa Clara, donde vino al mundo el 20 de diciembre de 1930, y la escuela Viet Nam Heroico (antigua Normal para Maestros), donde estudió y compuso sus primeras canciones.
Igualmente, se reinauguró el acogedor Patio de Teresita, en el centro cultural El Mejunje. Allí se convocó a una «fumada » por la homenajeada, además de un trago de café, como habitualmente hacía la querida cantautora bajo los framboyanes de ese local.
Esta hermosa iniciativa fue posible gracias a la voluntad de El Mejunje, con su fundador y director, Ramón Silverio, al frente, y del Centro Provincial del Libro y la Literatura, entre otras entidades.
Teresita Fernández sigue enseñándonos que cuando se tiene el corazón feliz debemos cantar a la vida, a la amistad y a la esperanza. Solo así podremos observar la belleza en las cosas feas, con tan solo ponerles un poco de amor.

