Poeta impredecible

El joven poeta remediano Manuel Eduardo Jiménez Mendoza, premio en el Primer Concurso Internacional de Cuento Guillermo Vidal 2021 y mención en «Premio Amor Varadero» 2021, se revela como uno de los nuevos talentos de las letras en Villa Clara.

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Joven poeta remediano Manuel Eduardo Jiménez Mendoza.
l escritor remediano Manuel Eduardo Jiménez Mendoza ha colaborado con algunas revistas internacionales como El Diario de Laura (Argentina), Revista Chontales Litterae (Nicaragua) y Chonchón (Chile). Poemas suyos aparecen en varias antologías como La casa de los poetas (Nicaragua) y Poemas que serán árboles (Argentina). (Foto: Cortesía del entrevistado)
Dayana Darias Valdés
2053
07 Marzo 2021

Los poetas tienen cien veces mejor sentido que los filósofos. Buscando la belleza encuentran más verdad que ellos.

Joseph Joubert


No me atreverí­a jamás a lanzarle dardos a la poesí­a, a ejercer crí­tica sobre otros versos que no sean los mí­os o a desecharla y no leerla. Escritor, poeta impredecible, diario para convertir la semana en un septeto de domingos, se me presenta el joven remediano Manuel Eduardo Jiménez Mendoza.

Su lira juvenil trae el encanto de la Octava Villa; Eduardo es otro hijo de este pueblo «unido por el agua », el mismo de Luis Manuel Pérez Boitel y los poetas de la mí­tica ciudad.

Desde niño cuenta sintió afinidad por la lectura, pero fue cerca de sus 11 años, mientras leí­a «los libros que casi todo niño lee: Corazón, El Principito, los Versos sencillos de Martí­â€¦ », cuando su interés se volvió mayor. Sin embargo, al llegar el momento de tomar decisiones referidas a su vida profesional, Eduardo apostó por otra de sus pasiones: la biologí­a.

«Junto a mi apego por las letras se encuentra también mi amor hacia las ciencias biológicas. Esto comenzó en mi etapa de secundaria, con una profesora que tuve. Hoy estudio Licenciatura en Educación, en la especialidad de Biologí­a (si volviera a nacer estudiarí­a lo mismo), pero uno siempre trae algo más incorporado de otras ramas del saber. Aparentemente, la literatura, y en especial la poesí­a, es todo lo contrario a las ciencias naturales ».

El multilaureado Boitel, en su peña literaria Unidos por el Agua, abrió las puertas a este joven talento local, quien confiesa: «El grupo me ayudó, entre otras cosas, a descubrir la fantasí­a de la poesí­a, la manera de emplear palabras no tan cotidianas en poemas cotidianos. A decir verdad, este taller me impulsó a pensar en ella como una forma de vida, como una rutina en la que me preocupo por lo que deseo escribir ».

Al preguntarle cuáles eran sus referentes literarios, Eduardo aseguró que no alcanzarí­a el periódico si se pone a hablar de ello. «Leo cuanta hoja tenga delante, pero siempre los lectores tienen una afinidad por cierto autor. En mi caso es sencillo, la poesí­a es lo que más me gusta de todo, pero me atrevo a decir que la narrativa la busco por pura curiosidad y por necesidad espiritual. Mis referentes literarios serí­an los clásicos como Ezra Pound, Verlaine, Rilke, Lezama Lima, entre otros. íšltimamente, la cubana ha despertado en mí­ un suspiro que no conocí­a y me estoy empapando en los libros de Fina Garcí­a, Lina de Feria y los poetas de aquí­ de Villa Clara, que me han permitido encontrar en ellos la necesidad de escribir. He comprobado la verdad de un eslogan que ha colmado las redes: la poesí­a salva ».

Joven poeta remediano Manuel Eduardo Jiménez Mendoza.
«Necesito dos cosas para escribir: tranquilidad, en primer lugar, y en segundo, café », confiesa el poeta remediano Eduardo Jiménez. (Fotos: Cortesí­a del entrevistado)

El joven escritor ha participado en concursos nacionales e internacionales, y este año ya fue premiado en el Primer Concurso Internacional de Cuento Guillermo Vidal 2021 (Miami, Estados Unidos), con su obra «Verónica vence el miedo », y obtuvo mención en el concurso Premio Amor Varadero 2021 (Cuba), con «Poema donde le digo a Dulma que he visto pasar la vida por su mano ».

Y aunque muchos consideran que estos logros son un buen empujón para seguir escribiendo, Eduardo cree que los lauros no dicen en verdad todo lo bueno que esconden los literatos, pues «miles pasaron por la vida sin ganar un premio y hoy son de lo mejor que conocemos. En sí­, estos reconocimientos nos ayudan y determinan a crear, pero todo escritor, así­ sea joven, no puede ver en eso la única motivación. Prefiero pensar en la obra publicada ».

La poesí­a y la literatura en general sufren una especie de olvido que ni los más adeptos podemos ignorar. Hace años que escribir dejó de ser un reto y se convirtió en una virtud que pocos valientes se atreven a ejercer. Hay que saber amarrar los versos a la pata de la cama para no desistir, para que sean estos quienes permitan al hombre reposar, esplendoroso y vivo. Cada vez es más difí­cil crear en un mundo donde menos quieren leer, y Eduardo lo sabe.

Tiene algo de especial esto de volver al sitio,
es como si los poemas tuvieran un punto y final
pero alcanzarán a escribirse.

«Pocos se acercan a la lectura por estos tiempos, y por eso creo que cuando uno escribe tiene que pensar en quienes te leen, en el lector que te acoge como mismo yo acojo a mis escritores en mis lecturas diarias. Enfrentarlo es necesario; todo poeta, narrador, etcétera, tiene la obligación de encarar la época en que vive e inspirarse en los sucesos que transcienden para dejar los textos. En eso me inspiro. Mis poemas y algunos cuentos que se encuentran inéditos tratan los temas más sublimes; la pobreza material y espiritual, las miserias humanas, la decadencia en valores, el aborto en la adolescencia, la muerte, entre otros ».

Eduardo habla sobre sus maní­as para escribir y cuasi valiente reconoce que no le gusta la música. En mi corta carrera periodí­stica es la primera vez que no considero disparate al disparate, me nace una sonrisa y comprendo al impredecible autor.

«Muchas maní­as, la principal, a la hora de leer es oler el libro (después me da alergia) y hojearlo. Para crear tengo que apagar todo lo que a música se parezca, sé que es algo raro en un joven. Mi sitio es la calle y mi cuarto. Siempre ando con un lápiz en la mochila y alguna hoja o el celular, y cuando me viene algo a la cabeza, lo anoto para después hacer algún poema. Necesito dos cosas: primero, tranquilidad, que si mi sobrina se encuentra en casa, eso no existe (rí­e), y, segundo, café ».

Eduardo se mantiene creando todo el tiempo. Ahora mismo está trabajando en un cuaderno de haikus y otro poemario. A pesar de ello, revela como su proyecto fundamental: «Graduarme de profesor de Biologí­a y hacer lo que me gusta: leer, escribir, dar clases ».

Escritor al fin, prefiere no encerrarse en ninguna palabra, no clasificarse; así­ de libres son los poetas. Eduardo tiene muy claro lo que quiere y al culminar la entrevista señaló: «Detesto escuchar que la juventud está perdida, siempre me pregunto cuando lo escucho: ¿quién educó a los jóvenes de hoy? ».

Si su obra no bastara para entender a plenitud sus inquietudes, esto último serí­a el primer epitafio de un inconformista, un creador, otro impredecible poeta villaclareño.

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