Una revolución literaria desde Palabras a los intelectuales
Un panel de reconocidos literatos villaclareños disertó sobre la labor literaria y editorial en Cuba a partir del histórico discurso Palabras a los Intelectuales, pronunciado por el líder de la Revolución y que cumplirá 60 años.
Los integrantes del panel, de izquierda a derecha: Carmen Sotolongo, Ricardo Riverón y Otilio Carvajal. (Foto: Francisnet Díaz Rondón)
Francisnet Díaz Rondón
1863
08 Abril 2021
08 Abril 2021
hace 3 años
Cuánto se desarrolló la labor literaria y editorial en Cuba, y cuál ha sido la política cultural en ese sentido desde el discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro conocido como Palabras a los intelectuales hasta la actualidad, constituyó tema de reflexión en el panel «El desarrollo editorial cubano: un fruto de la política cultural de la Revolución », realizado en la sede del Centro Provincial del Libro y la Literatura en Villa Clara.
Constituido por la crítica y profesora Carmen Sotolongo, y los escritores Ricardo Riverón Rojas y Otilio Carvajal Marrero, el panel profundizó en aspectos del quehacer editorial en Cuba durante la etapa revolucionaria, así como en Villa Clara, tomando como partida el icónico encuentro entre el líder de la Revolución y la vanguardia intelectual, hecho que arriba a su aniversario 60 el próximo mes de junio.
Riverón Rojas consideró que el histórico discurso tiene la capacidad de mutar en la medida en que las circunstancias lo condicionen, porque «los principios que lo sustentan se pueden hacer válidos para momentos diversos » y agregó que «ahí radica, precisamente, su gran riqueza: cómo situaciones nuevas pueden generar nuevas ejecutorias en la política cultural y maneras de ver en el arte y la literatura ».
Sobre la expansión editorial generada en Cuba a partir del año 1990 y reforzada luego en el 2000, a la cual llamaron «política de masificación », Riverón lo catalogó como un corolario de toda esa política expansiva generada a partir de Palabras a los intelectuales, lo cual cambió la dinámica literaria cubana desde ese momento y conllevó al libro a iniciar un viaje hacia las periferias mucho más intenso.
La profesora Carmen Sotolongo refirió que el movimiento editorial cubano es un fruto casi exclusivo de la Revolución, porque antes de 1959 casi no había editoriales en el país. Explicó cómo la edición de libros científico-técnicos era mínima y las existentes se remitían a los libros de textos en contrato con escuelas privadas.
«Si se hacía un libro de literatura tenía que ser costeado por el mismo autor o por una suscripción de amigos, por poner un ejemplo, además de que el trabajo editorial lleva toda una superación relacionada con la búsqueda, crítica, trabajo del original, o de lo que debe o no publicarse.
«(A raíz del Triunfo de la Revolución) se ve ese impulso y entusiasmo por llevar la cultura, dentro de ella la literaria, a todas las capas y lugares del país. Se nacionalizaron las imprentas, los periódicos, se crea la industria gráfica y en 1962, después de Palabras a los intelectuales, se inaugura la Editorial Nacional de Cuba, que estuvo a cargo de Alejo Carpentier, lo cual constituía un gran anhelo de los escritores en el país ».
Por su parte, Otilio Carvajal manifestó que el discurso de Fidel constituía un documento rector que contiene los principios básicos de la política cultural cubana, sobre todo, en el sentido de abarcar con la cultura, el movimiento artístico y las producciones, a la mayor cantidad de personas posible.
«Si algo destaca de la política trazada desde ese momento es que ni un solo día se ha perdido la perspectiva de que todos los cubanos tenemos el derecho de recibir la misma cantidad de cultura, la misma dosis de libros y arte. Los grandes movimientos artísticos van hacia las zonas más intrincadas, ferias del libro, festivales danzarios, exposiciones de artes plásticas, obras teatrales… No se ha quedado todo de cómo era antes de Palabras a los intelectuales, reducido a las urbes y las grandes ciudades, sino que la cultura ha nutrido el acerbo de todos los pobladores cubanos.
«Palabras… trae inmediatamente la creación de varias instituciones que empezaron a proteger el libro en Cuba. Las editoriales fueron producto de la creación, no solo de la Uneac (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), también del Instituto Cubano del Libro y otras entidades que facilitaron la impresión, comercialización y presencia del libro en bibliotecas y librerías, que se extendieron a lo largo y ancho de Cuba ».