
Aunque ha transcurrido una semana de la clausura del XXlll Campeonato Mundial de Boxeo, el domingo 14 de septiembre en Liverpool, vale la pena volver a lo ocurrido en ese torneo, en el cual la escuadra cubana en una página inédita en estas lides se alojó en el décimo escaño sin que ninguno de sus representantes llegara a la discusión del título.
Sus principales figuras, Alejandro Claro Fiz (50 kilogramos), Esrislandy Álvarez (65 kg) y Julio César La Cruz, en la división superpesada, solamente pudieron colgarse el metal del bronce.
De esta manera, los púgiles criollos firmaron su peor resultado en competencias del máximo nivel desde la cita estival de Ciudad México 1968, cuando Cuba se insertó en el medallero olímpico del deporte de los puños, la disciplina que más gloria le ha dado al país bajo los cinco aros y en las porfías universales, con 42 y 81 lauros dorados, respectivamente.
En aquella ocasión hubo dos finalistas, los fallecidos Enrique Regüeiferos Blanco (1948-2002) y Rolando Garbey Garbey (1947-2023), quienes terminaron como subcampeones en sus divisiones, actuación superior a la del recién concluido certamen del planeta.
Para ser sincero, después de leer la nómina de los ocho hombres que escalarían el cuadrilátero en el primer campeonato mundial, que se realizó bajo la égida de la nueva organización World Boxing, no esperaba un gran resultado, pero ver a Cuba en el décimo peldaño en una cita de este rango, con solo tres medallas de bronce, ¡ni en sueños!
Creo que tampoco al guantanamero Rolando Acebal —entrenador principal de la selección antillana— debe haberle pasado por la mente que el «buque insignia» del deporte cubano se hundiría de esa forma, si tomamos en cuenta sus declaraciones antes de poner proa al Reino Unido: «El objetivo es mejorar lo hecho en Tashkent, hace dos años», un mundial en el que se alcanzaron seis preseas (1-3-2), con las cuales se obtuvo el cuarto puesto en la tabla de posiciones.
En los 17 pleitos que efectuaron en Liverpool, nuestros representantes exhibieron balance de nueve victorias y ocho reveses. Cuatro boxeadores —la mitad de la escuadra— fueron eliminados en sus primeras «broncas»: Rolando Martínez (55 kg), Jorge Soto (80 kg), Jorge Cuéllar (70 kg) y Nelson William (90 kg), y un quinto, Luis Enrique Vinent (60 kg) cayó en su segundo combate.
Resulta llamativo que los hombres que dejaron sin posibilidad de escalar el podio a los mencionados púgiles, también quedaron sin medallas, aunque en el caso de los victimarios de Alejandro Claro y Julio César La Cruz, los kazajos Sanzhar Tashkenbay (50 kg) y Aibek Oralbay (más de 90), respectivamente, se apoderaron del cetro en sus divisiones; en tanto, el brasileño Yuri Falcao, quien impidió el avance de Erislandy a la discusión de la supremacía en los 65 kilos, perdió en su pleito con el uzbeco Asadkhuya Muydinkhujaev.
Preocupa que este resultado llegue a menos de un año de zozobrar en el Campeonato Mundial Juvenil organizado en la ciudad de Budva, en Montenegro, en noviembre de 2024. Allí los bisoños tuvieron un desempeño parecido al que acaba de rubricar la escuadra principal de mayores, al ubicarse en el onceno lugar, sin medallas de oro por primera vez desde que comenzaron a competir en estas lides en la edición de 1983.
Es evidente el descenso que ha experimentado el boxeo en los últimos años, periodo en el que hemos perdido incluso la hegemonía regional. Tanto en los Juegos Panamericanos como en los Juegos Centroamericanos y del Caribe organizados en 2023 solo se lograron dos medallas áureas en cada una de esas confrontaciones, en las que se situó en la tercera plaza.
En la cita olímpica parisina, únicamente Erislandy Álvarez se colgó el metal más preciado, lo mismo ocurrió en el Mundial de Taskent 2023 con Yoenlis Hernández (75 kg) y desde el penúltimo mes de 2024 hacia acá, como reseñamos, hubo un retroceso al décimo entre adultos y al onceno en la categoría juvenil, sin que ninguno de sus exponentes llegara a la cúspide del estrado de premiación.
No estamos ajenos a la situación que vive el país en estos momentos que, por supuesto, influye en todas las esferas. Se puede argumentar desde la falta de recursos, deportistas que tomaron otros rumbos, insuficiente fogueo internacional, y, sin soslayar la labor de los que están, la ausencia de entrenadores de la talla de Alcides Sagarra Carón, Sarbelio Fuentes—fallecido en abril del año en curso—, Pedro Roque Otaño y Andrei Chervonenko (1918-1995), el exsoviético que mucho influyó en el gran salto de Teófilo Stevenson al estrellato en el ring; pese a todo eso, resulta desconcertante ver a la escuadra cubana en una décima posición en el pugilismo mundial.