
Desde la Villa Blanca, con todas sus esperanzas depositadas en que la visualización de su caso sirva para abrir puertas, derribar los muros de la burocracia y, finalmente, recibir una solución concreta, se comunicó con Vanguardia Rebeca ílvarez Ceballos, escritora y directora de programas en la emisora Radio Caibarién.
«Me quejo en última instancia porque me sobran agallas para combatir lo mal hecho, pero la situación que voy a relatarles se me ha ido de las manos ». Con estas palabras inicia su carta-testimonio, y continúa:
«Hace dos años, la oficina de Vivienda de Caibarién le cambió la casa a mi suegro, un anciano de 84 años, que vivía en una ciudadela, por un apartamento en el reparto Van Troi 2. Enseguida hicimos los trámites en el banco para que comenzara a pagar su apartamento, y en estos momentos tiene la propiedad en sus manos. Sin embargo, cuando acudimos a la oficina del Registro de la Propiedad del municipio, nos dijeron que el inmueble no se podía inscribir porque el edificio 207 del reparto Van Troi 2 no estaba registrado como terminado, aunque ya todas las familias lo habitan y pagan al banco.
«Nos comunicaron entonces que fuéramos a la oficina de Vivienda y allá nos dirigimos, pero ahí nos indicaron que teníamos que ir a la oficina de Planificación Física, donde nos remitieron nuevamente a Vivienda. La compañera que atiende esos asuntos lleva dos años diciéndonos que los abogados responsables de firmar el asentamiento del edificio no lo han hecho, y que ella no puede hacer nada. Hace 15 días nos informaron que, ¡al fin!, podríamos inscribir el apartamento para efectuar la permuta, pero nos volvieron a engañar. El viernes 20 de septiembre contacté con Vivienda provincial y conversé con la compañera Antonia, funcionaria de esa entidad, quien me remitió al punto de partida, o sea, la “peloteadora†de Caibarién. Según refiere, todos los lunes plantea el tema en la coordinación del organismo, pero los abogados están en otras funciones ».
¡Dos años para firmar un documento! El suegro de Rebeca, cada vez más anciano y enfermo, aguarda y desespera junto a las restantes familias en su misma situación.
«No estamos pidiendo una casa, tampoco materiales, se trata de la firma de un abogado que ni siquiera el director de Vivienda ha podido conseguir. Lo cierto es que en el reparto Van Troi 2 hay un edificio fantasma con vecinos que están pagando por apartamentos que, al no estar registrados, no existen. Esta es una ilegalidad manifiesta ante la que nadie se sonroja, más bien se ofenden cuando exigimos nuestros derechos ».
Lo que podría parecer un drama personal trasciende como otra expresión de ineficiencia y burocratismo que no solo incomodan a los usuarios, sino que constituyen lagunas crónicas de la gestión estatal. «La columna de la calle » queda a la espera de una respuesta coherente e inmediata.