Veinte viviendas inhabitables y Carmen continúa sin respuesta

A menos de un mes de iniciado el año, la tendencia de las cartas y correos electrónicos apunta hacia la misma preocupación ciudadana (la vivienda), en versiones más o menos crí­ticas, pero inquietantes al fin y al cabo.

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Liena María Nieves
Liena Marí­a Nieves
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27 Enero 2020

La vivienda, cuyos dramas, traumas y angustias no cesan en esta columna ni en otros tantos espacios de debate público.   De hecho,   a menos de un mes de iniciado el año, la tendencia de las cartas y correos electrónicos apunta hacia la misma preocupación ciudadana, en versiones más o menos crí­ticas, pero inquietantes al fin y al cabo.

El primero de los mensajes que publicamos hoy fue enviado por Maylisi Pérez, residente en Puerto Escondido, Santo Domingo, Fructuoso Rodrí­guez Sur quien refiere que «vivimos en una zona de inundación y por tal causa nos otorgaron  un subsidio para hacer una comunidad de 20 viviendas. Ya están listas para habitarlas, sin embargo, no podemos mudarnos porque todaví­a no tenemos corriente eléctrica. Resulta que en el área donde construyeron las casas nuevas hay otras con bajo voltaje desde hace años, y de ahí­ no nos pueden conectar porque la red eléctrica no lo resistirí­a.

«Nuestras viviendas están en derrumbe o en pésimas condiciones, y así­ tenemos que permanecer decenas de ancianos, niños, personas operadas del corazón, asmáticos. Ya he ido al gobierno, al PCC y a la Empresa Eléctrica, y lo que recibimos son calmantes y mentiras. Necesitamos respuestas, pero, sobre todo, soluciones ».

Las palabras de Maylisi fueron ratificadas por José Damián Rodrí­guez, otro vecino que, junto a su familia, tampoco ha podido disfrutar de la nueva casa. «Los invito a que vengan para que comprueben cómo estamos viviendo. Mi techo está en derrumbe, y duele mucho saber que tienes una casa buena esperándote y que no puedes moverte por un problema que debió preverse desde antes ».

Desde Coco Solo, en El Santo, Encrucijada, Carmen Guevara también clama por ayuda. «Con el ciclón Irma se me derrumbó el techo. Mis nietos y amistades me la arreglaron un poco con palos verdes de la manigua. En el propio Santo me dijeron que me darí­an madera y unas tabletas para hacer la reparación, pero todaví­a estoy esperando.

«Soy una mujer acogida   a la Seguridad Social y, como que mi caso no se resolví­a, decidí­ ir al Partido municipal donde una funcionaria muy amable llamó delante de mí­, habló con el delegado de El Santo, y este le dijo que mi reclamación estaba en trámites. Luego supe por la trabajadora social que se habí­an recibido unos techos pequeños para habitaciones como las mí­as, me dijo que me avisarí­a, y nada. Solo pido que alguien se responsabilice y, finalmente, me den una respuesta que me ayude ».

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