
A estas alturas de los tantos sucesos que, durante los últimos cinco meses, han vapuleado a Cuba y al mundo, anunciarles a nuestros lectores que retomamos este espacio de intercambio suerte de puente entre ciudadanía y decisores, constituye para nosotros la oportunidad de honrar el pacto de ayuda que, justo un año atrás, establecimos con los villaclareños. De esta manera, comunicamos oficialmente que La columna de la calle regresa con su frecuencia semanal a las ediciones impresa y digital de Vanguardia, y que pueden continuar escribiendo al correo habitual.
Decidimos reiniciar la sección con los mensajes más recientes que llegaron a nuestro buzón. Hoy corresponde darle voz al caibarienense Sergio Carballosa Mayea, quien optó, como último recurso, por remitirse a la dirección del periódico tras «haber realizado diferentes gestiones en el municipio Caibarién, sin lograr respuesta o solución al problema que nos aqueja.
«Se trata de una cuartería ubicada en la avenida 21, entre 12 y 14, cuya parte posterior colinda con un patio de materiales perteneciente a la Empresa de Mantenimiento Constructivo. En el 2012, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los moradores, el gobierno intervino y realizó varias obras de remodelación. El entonces director de Mantenimiento Constructivo en el municipio solicitó una parte del terreno, perteneciente al patio de materiales, para construir allí la fosa séptica en la que evacuarían sus residuales las siete viviendas actualmente afectadas. ¿Qué está pasando?, que desde hace meses la convivencia se ha tornado insoportable, entre el hedor de las aguas albañales que corren por el pasillo, más las tupiciones en los baños y fregaderos de las casas, al punto de que ya están inutilizables ».
O sea, que antes sí funcionaban… ¿cuál fue entonces el detonante de la crisis?: «Todo esto es el resultado del cierre de la fosa por parte de unos vecinos que se mudaron a la zona hace poco más de dos años, quienes se han ido apropiando, de forma ilegítima, de parte del área del patio de materiales. Tenemos conocimiento de que estas personas hablaron con Abel, el actual director de Mantenimiento Constructivo, para sellar la fosa, a lo que este respondió que no tenía nada que ver con eso, que ya estaba construida cuando él comenzó a trabajar en el lugar. Acto seguido, manifestaron que ese terreno se lo habían resuelto a ellos y, de inmediato, clausuraron la fosa.
«Planificación Física dio Con lugar nuestra queja. Nos hemos entrevistado, sin respuestas ni soluciones, con el director de Vivienda en Caibarién; Higiene y Epidemiología, al comprobar las pésimas condiciones sanitarias, emitió un dictamen con el que la fiscalía municipal no hizo nada; el pasado 23 de julio, el compañero Elio César, del gobierno en el municipio, nos dijo que resolverían el problema, y todavía seguimos esperando. Nos han dado otras fechas, fuimos al gobierno provincial, y por último, el 25 de agosto, el PCC en Caibarién informó que ese terreno es una herencia, algo que no podemos aceptar, porque hace 56 años que resido en el mismo lugar y el espacio de la fosa séptica siempre perteneció al patio de materiales, no a vivienda familiar alguna ».
Un problema que hiede, literalmente, desde cualquier ángulo por el que se le analice. La respuesta y las acciones a ejecutar no deberían convertirse en una carga más para quienes, con razón, desesperan.