
El segundo sábado de octubre llega con la respuesta de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba Etecsa S.A para el Dr. Osmani Pérez Portal, el intensivista «fuera de cobertura », quien ha aguardado durante casi siete meses por el traslado de su teléfono fijo hacia su nueva residencia en Ranchuelo.
Suscrito por Gustavo Montesino Reyes, director territorial de la entidad, recibimos el mensaje en el cual aclara que «actualmente se encuentra pendiente por no existir facilidades técnicas. A partir de la puesta en vigor de la Resolución 176/2019 se generó gran número de solicitudes. Aún hay pendientes 33 en Ranchuelo, además de la del usuario, realizadas, incluso, con anterioridad, y que todavía aguardan por una solución.
«Reconocemos y valoramos la labor abnegada de nuestro personal médico en la batalla contra la COVID-19, y sabemos que en los tiempos que corren las telecomunicaciones adquieren un lugar preponderante en la calidad de vida de las personas. En el encuentro sostenido entre Osmani y la jefa de la oficina de Ranchuelo, se le explicó que no contamos con las prestaciones técnicas para instalarle el servicio, y se le reiteró el compromiso de hacerlo en cuanto estén dadas las condiciones, pues al igual que la generalidad de nuestros clientes, mantiene su derecho en todo momento ».
También desde Ranchuelo, pero por otros malestares de la clase que levanta ronchas en los ánimos y roba el sueño, nos escribió Erik Valido Fleites, residente en la calle E #9, entre Segunda y Campo, en el batey 10 de Octubre. «El 25 de agosto ocurrió en el batey una gran desgracia, al fallecer por electrocución un muchachito de apenas 16 años de edad. La causa del siniestro fue un cable caído de 440 volt, el cual alimenta la turbina que abastece de agua a la comunidad. Sin embargo, desde hacía dos semanas ese cable venía presentando problemas, el turbinero lo había informado a la Empresa Eléctrica de Ranchuelo y, con medios propios, volvió a subirlo para evitar que afectara a alguien. Pero pasó la tormenta tropical Laura, el viento lo tumbó y ocurrió la fatalidad.
«Ese mismo día se presentó la compañía eléctrica y cortaron el cable, acción con la que dejaron sin agua a la mayoría de los pobladores. Fue una decisión drástica que nos ha dejado sin servicio durante más de un mes. Hemos discutido esto a varios niveles, y la empresa planteó que para solucionar el problema necesitaban cable royal cold, y que no tenían en existencia. Apareció, y no contaban entonces con los dos postes que había que cambiar. Después de que ya los tenían, plantearon que requerían de 100 litros de combustible para ir a dos kilómetros a reparar la avería. En conclusión: los pobladores continuamos cargando cubos y cualquier vasija desde casas distantes en las que hay pozo, o de un camión cisterna que solo viene cuando tiene combustible y que, a pesar del esfuerzo, no logra satisfacer la demanda. ¿Qué nos queda?, ¿esperar un milagro? ».
Tantos pesares sobre una comunidad humilde de esta provincia... Urgen soluciones pensadas, además, con el corazón. De daños irreparables ya han tenido demasiado.