
Una página en blanco aguarda por el primer trazo azul. A penas son las ocho y el entusiasmo del primer día ya pudo más que la quietud de la ausencia. Le sudan las manos. Le tiembla el cuerpo. La tímida voz desgarra a la impaciencia. Toca un timbre lejano. ¡Por fin el sueño se cumple!
La secuencia reitera una y otra vez el inicio de curso. El antes y después es inminente. Del andar reposado y seguro pasamos a la navegación en el ciberespacio. Un choque fortuito, progresivo y necesario, aunque presuroso en su utilización. Al cierre presencial de instituciones docentes, le continuó la cuarentena y los aislamientos. Las aulas virtuales, los videos como material de estudio y el trabajo independiente. De un momento a otro transformamos la realidad educativa y la adaptamos a los tiempos virtuosos de internet.
Las pruebas y seminarios fueron programados. Todos íbamos y veníamos entre páginas digitales y sitios web. La información se hizo fácil de asimilar mediante gráficos e ilustraciones. Dudas y sugerencias eran capturadas, analizadas y respondidas en cuestión de segundos. Nadie escapó del avance.
Luego, para 2022, otro fenómeno apareció en la multimedialidad de las redes y plataformas. Sin límites de imaginación y creatividad la inteligencia artificial calculó su entrada triunfal en el escenario. Desde evaluaciones sencillas hasta tesis y diplomados. Otra vez, lo virtual tenía carácter supremo. En milésimas contadas por el reloj, necesidades laborales, actividades institucionales y consejos configuraron comentarios, reseñas y nota informativas.
La educación cubana entraba así en la era digital de la enseñanza mas la influencia de dichos avances, quizás esté mellando el conocimiento humano ¿Nos encontramos ante un uso desmedido de los avances tecnológicos?
Reconocida por su solidez metodológica y su enfoque humanista, los planes de estudios en la educación cubana ha sido históricamente garantía de una formación integral. Esta tradición pedagógica, basada en la interacción directa entre docentes y estudiantes, cultivó generaciones de profesionales comprometidos con el desarrollo del país. El paso a nuevas formas de enseñanza mediadas por la tecnología y el acceso a internet reformó las dinámicas del conocimiento.
La incorporación de herramientas digitales no solo permite la continuidad del proceso docente vinculado a su tiempo sino que abre nuevas posibilidades para enriquecer el aprendizaje. Estudios realizados por la Universidad Técnica de Babahoyo, revelan que la enseñanza híbrida tiene una correlación significativa con el rendimiento académico, con un coeficiente de determinación de R² = 0.54. Esto indica que más de la mitad del comportamiento del aprendizaje puede explicarse por esta modalidad, lo que confirma su impacto positivo.
Según los informes expuestos por el Centro Latinoamericano de Estudios en Epistemología Pedagógica, la educación híbrida sigue siendo efectiva incluso tras el regreso a la normalidad temporal y presencial. El valor de combinar la planificación tradicional con las herramientas digitales, dota la enseñanza de una mayor flexibilidad, haciéndola más participativa y adaptada a las necesidades contemporáneas.
Aplicar ambas técnicas de estudio —la enseñanza reposada y los avances tecnológicos— no solo es viable, sino esencial para fortalecer el sistema educativo cubano de cara al futuro de una sociedad basada en hombres de ciencias. Esta simbiosis representa una oportunidad para consolidar una educación más inclusiva, resiliente y moderna, sin renunciar a los principios de equidad, calidad y compromiso social que distingue la formación en Cuba.
Complementar los estudios con el avance científico requiere disciplina. Cierto es que facilita el acceso a la información y los recursos del conocimiento. Saber combinarlos permite un mayor flujo de saberes. Su uso indebido solo traerá banalidad a un proceso de formación profundo y especializado. Con los IA y las plataformas educativas haremos de la presencial idas un tiempo para compartir información y aclarar dudas. Aprehender los detalles quedará en la utilización de las vías alternativas. Normalidad, presencialidad y ciencia y tecnología deben ser sinónimos de saberes compartidos, no de procastinación y libertinaje prematuro.